Recolección de firmas: ¿un atajo que persiste para hacer campaña anticipada sin topes? Hubo 91 comités inscritos
La recolección de firmas para avalar candidaturas alcanzó un récord histórico: 91 comités inscritos para 2026, un aumento del 75% frente a 2022. La MOE alertó sobre la falta de transparencia en ingresos y gastos, y la ausencia de controles efectivos.
Comunicador social y periodista de la Universidad Central, especializado en Gobierno, Gerencia y Asuntos Públicos de las universidades Externado y Columbia. Experto en asuntos políticos, parlamentarios y de Gobierno. Subeditor de la sección Actualidad.
En poco menos de cuatro años, entre las elecciones presidenciales de 2022 y lo que va del calendario electoral de cara a 2026, el número de movimientos que ha apostado por la recolección de firmas para avalar candidaturas se disparó un 75 %.
Según las más recientes cifras de la Registraduría, la inscripción de grupos significativos de ciudadanos –como se conocen formalmente– ya asciende a 91 con corte a noviembre de este año; es decir, 39 movimientos más frente a 2022, cuando se contaban 52.
Se trata de una tendencia creciente: mientras en 2010 hubo apenas dos movimientos de recolección de firmas para llegar a la Presidencia, en 2014 se inscribieron 14 y en 2018 se llegó hasta 45 comités. Incluso, en búsqueda de llegar al Congreso a través de firmas, la Registraduría contabilizó 79 comités registrados para estos comicios: 35 para Senado y 44 a Cámara de Representantes.
“Para estos comicios, el número de comités inscritos superó ampliamente el de las anteriores elecciones presidenciales siendo la cifra más alta registrada desde la creación del mecanismo de inscripción por firmas”, alertó la Registraduría.
Aunque se trata de una figura pensada para que ciudadanos puedan abrirse espacio en la política sin necesidad de acudir a los partidos, se ha convertido también en una forma de hacer campaña anticipada en la que, entre otras, no hay topes de financiación.
Incluso, según alertaron en su momento organizaciones como la Misión de Observación Electoral (MOE) o Transparencia por Colombia, la recolección de firmas se ha convertido además en un camino para que las candidaturas puedan “medir la popularidad electoral y en función de ello negociar coaliciones y avales con las organizaciones políticas existentes”.
De acuerdo con la Registraduría, entre los comités registrados a la Presidencia se cuentan hoy movimientos de dirigentes como el exministro Luis Gilberto Murillo, Mauricio Lizcano, la exalcaldesa Claudia López, el exconcejal Juan Daniel Oviedo, el exsenador David Luna, la periodista Vicky Dávila, el exministro Mauricio Cárdenas, Abelardo de la Espriella o los exgobernadores Aníbal Gaviria, Juan Guillermo Zuluaga o Héctor Olimpo Espinosa.
La autoridad electoral precisó que los comités deberán presentar un mínimo de 635.216 firmas válidas para avalar su aspiración. “Este número equivale al 3% de los votos válidos obtenidos en la primera vuelta presidencial de 2022, cuando se registraron 21’173.842 votos”, señaló el ente.
Los riesgos de la recolección de firmas
Si bien la MOE ha alertado que no existen topes de financiación para los procesos de recolección de firmas, destacó que el Consejo Nacional Electoral (CNE) sí ha establecido obligaciones frente a la rendición de informes de ingresos y gastos.
Sin embargo, “a la fecha no se ha habilitado la consulta pública del aplicativo Cuentas Claras para los reportes correspondientes al proceso de recolección de apoyos adelantado por los comités inscriptores en el marco de las elecciones legislativas y presidenciales de 2026”, advirtió el organismo.
No es un asunto menor. Según la MOE, la ausencia de información impide conocer asuntos como sus ingresos y gastos, así como el origen, destino y volumen de los recursos que se han utilizado durante la fase de recolección de firmas.
Además, el organismo recordó que los grupos significativos de ciudadanos están ideados “para permitir la participación de ciudadanos no afiliados a partidos o movimientos políticos con personería jurídica, garantizando así su derecho a postularse de manera independiente a través de la recolección de apoyos”.
Con todo, para la MOE esa recolección de firmas puede terminar siendo utilizada para posicionar públicamente una candidatura. Por ello, exigió “un fuerte control institucional” que evite que esta fase se convierta en una forma encubierta de campaña anticipada.
“Dicho control debe estar acompañado de una vigilancia estricta sobre los recursos utilizados, en aras de proteger la equidad y la integridad del proceso electoral”, concluyó el ente.