Colombia

“Yo no soy cuota de los Gaviria Correa”: Yolanda Pinto

Entre el revolcón ministerial le tocó el turno a la Unidad para las Víctimas, que estaba al mando de Alan Jara.

Soy periodista egresada de la Universidad de Antioquia. Mi primera entrevista se la hice a mi padre y, desde entonces, no he parado de preguntar.

21 de agosto de 2017

“Yo quería pedirle perdón, doctora. Yo hice parte del grupo de militares que fuimos a liberar a su esposo, hicimos un gran esfuerzo, tratamos de reunir a muchos hombres pero, cuando llegamos, los de las Farc eran muchos más y no pudimos contra ellos. De corazón perdóneme”, le dijo el sargento Mauricio Barrientos a Yolanda Pinto, viuda de Guillermo Gaviria Correa (el gobernador de Antioquia secuestrado y asesinado por las Farc), durante la entrega de indemnizaciones a víctimas del conflicto. Ambos se abrazaron.

Era la primera salida de Pinto como directora de la Unidad para las Víctimas, llevaba tres semanas de empalme con Alan Jara, y llegó a Medellín a encontrarse con personas, que como ella, habían perdido parte de su vida por culpa del conflicto.

Solo llevaba cinco días en posesión del cargo y habló con EL COLOMBIANO acerca de los retos de su entidad.

¿Cómo recibió el nombramiento?

“Con mucho entusiasmo. Hay cosas que Dios le pone a uno en la vida como mandadas a hacer. Cuando el presidente Santos me habló de que quería que lo acompañara en la Unidad de Víctimas yo tenía una mezcla de sentimientos, me preguntaba por qué, porque yo soy una víctima y poder ayudar a que las víctimas sean reparadas, poder ayudar a que recuperen la confianza, la credibilidad, es una tarea muy linda. El presidente me estaba dando una maravillosa oportunidad y así la tomé”.

¿Eso cómo mueve sus
emociones?

“Las mueve completamente, tengo muchas ansias de que salgan ya las cosas, de ver todo resuelto, encontrarme con las víctimas. Esto jala enormemente y me llena de entusiasmo, de optimismo y de esperanza”.

¿También remueve el dolor?

“Remueve el dolor pero no para mal, sino para bien. No me ha removido mis entrañas por la pérdida de Guillermo, para causarme más tristeza o deprimirme, sino al contrario, para entusiasmarme. Es un año el que le queda al Gobierno y es el tiempo que tenemos para mostrar la contundencia y las bondades de haberle puesto fin al conflicto y de haber reconocido, por primera vez, a las víctimas como afectadas por el conflicto”.

Trabaja en un Gobierno que hizo la paz con las Farc, quienes mataron a su esposo, ¿qué significa para usted?

“Que las armas que mataron a Guillermo no van a volver a matar a más nadie, que quienes me quitaron a Guillermo no van a volver a hacer daño, que quienes nos causaron tanto dolor no lo van a seguir haciendo, que las Farc desaparecieron para siempre como grupo armado y que ya no van a poder hacer más daño del que nos hicieron, que no habrá más viudas como yo”.

El presidente Santos habló de la falta de recursos para reparar a todas las víctimas en este momento, pero está muy próximo el 2021 cuando termina la Ley de Víctimas...

“Realmente la indemnización y la reparación de las víctimas tiene un costo muy significativo, pero yo tengo la confianza en que en este año que falta podamos avanzar de una manera importante, y que el Gobierno que venga mantendrá el compromiso y que los ingresos del país se hayan mejorado, para que podamos disponer mayores recursos. Sin embargo, es importante decir que este Gobierno, en 5 años, ha dispuesto 8 billones de pesos, cuatro que han ido a la reparación administrativa y cuatro que han ido a las demás medidas, más de 700.000 víctimas han recibido su reparación”.

Aunque se hizo la paz con las Farc, siguen otros grupos y cada día hay nuevas víctimas, ¿cree que la Ley de Víctimas tendrá que extenderse para atenderlas?

“No hay duda, además, porque tenemos que empatarla con los acuerdo de La Habana, que están hasta el 2036”.

¿Qué tan beneficiadas van a estar las víctimas con los bienes de las Farc?

“Esos bienes van a llegar a un fondo que se creó en el Acuerdo, no al fondo que tiene la Unidad, y van a la reparación de las víctimas, pero tienen que ser monetizados, en ese proceso el Estado va a gastar un tiempo razonable, hay que identificarlos, valorarlos, extinguir el dominio y venderlos. No sabemos de cuánta plata estamos hablando”.

¿Pero ese dinero llegará a
la Unidad?

“No, llegan al Fondo que creó el Acuerdo de La Habana. La Unidad tiene el manejo de un fondo con los bienes que entregaron quienes se sometieron a Justicia y Paz”

Estamos en medio de escándalos de corrupción en el país, también los ha habido dentro de la Unidad, incluso en Antioquia se adelantan procesos, ¿cómo va a combatir ese fenómeno?

“Hay una cosa muy importante: la cabeza encabeza. El propósito mío es luchar contra la corrupción, pero sobre todo dar ejemplo de transparencia y de honestidad, exigir a cada uno de los funcionarios el mismo comportamiento. Haremos campañas contra la corrupción así como lo venimos haciendo con víctimas, hoy tenemos identificadas 6.000 falsas víctimas que vamos a denunciar y también denunciaremos cualquier indicio de corrupción en la Unidad”.

Sus antecesores han tenido desacatos a acciones de tutela, que han significado arrestos domiciliarios y multas millonarias, ¿cómo le va a ir mejor?

“Mis antecesores entendieron la magnitud del problema y lo resolvieron. Había una gran equivocación entre los jueces de la República que fallaban sin el conocimiento del proceso de reparación a la víctimas, pero además había una negligencia en la entidad para responder en debidos tiempo y forma las acciones de tutela. Eso se resolvió con la disposición de la entidad y la organización del equipo de trabajo necesario para encontrar todos los contenidos jurídicos que permitieran una respuesta oportuna y adecuada. La acumulación de derechos de petición y acciones de tutela fue tan enorme que llegamos a más de 250.000, hoy el rezago está resuelto, se levantaron los 4.000 desacatos, se desembargó a la doctora Paula Gaviria y diariamente recibimos casi 1.000 derechos de petición que estamos respondiendo adecuadamente”.

La familia de su esposo, los Gaviria Correa, han estado con reticencias frente al Gobierno y a los procesos de paz y ahora usted trabaja con ese Gobierno, ¿cómo maneja esa situación?

“Yo no soy cuota de ellos. Yo respeto que ellos piensan diferente a mí, que ellos querían que la guerra continuara y yo no quería que hubiera más víctimas, como yo o como los hijos de Guillermo. Sigo con mis convicciones y ellos seguirán con las suyas, es de respeto a la diferencia, que es lo que tenemos que hacer los colombianos, no porque pensemos diferente tenemos que ser enemigos”.