Colombia

Estudiantes piden justicia por el feminicidio de Sirley Vanessa López en la Universidad del Valle

Un hombre ingresó a las instalaciones y abrió fuego, lastimando a López. En el medio, hirió a otra mujer de gravedad, luego se disparó a sí mismo. El asesino murió, y este caso se investiga como un feminicidio.

13 de mayo de 2025

La rectoría amaneció con carteles y las paredes pintadas; pero, lo peor, es que la familia de Sirley Vanessa López amaneció sin tener la posibilidad de volver a abrazarla, todo gracias a un hombre inescrupuloso, injusto y violento que decidió acabar con la vida de la joven en medio del campus de la Universidad del Valle.

Han pasado cinco días desde que el agresor le disparó a López en el medio de un fuego cruzado. El hombre (de quien aún no sabemos el nombre confirmado, pero se trataría de, presuntamente, Brayan Tovar) hirió a otra estudiante, María José, su expareja. Ella lucha por su vida en el hospital. El agresor se disparó a sí mismo, murió al ser trasladado a un centro asistencial.

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López tenía 22 años, estaba en octavo semestre de Literatura. María José estudia contaduría. Brayan Tovar era estudiante de la Universidad del Valle, pero se retiró. Su regreso al campus terminó con la vida de dos mujeres inocentes: una que ni siquiera lo conocía y estaba allí de casualidad (López) y otra que, haciendo uso de su autonomía, decidió no seguir con él (María José).

La zozobra por su partida sigue en el campus. Sigue el dolor, y sobre todo, la preocupación. Aquellos sentimientos se trasladaron a las calles de Palmira, de Cali, también a las calles de Bogotá, y a las sedes de varias universidades públicas del país.

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“Nos duele tu indiferencia, no más violencia contra la mujer”, dice uno de los carteles. Mientras tanto, decenas de voces gritan arengas pidiendo justicia, porque aunque las clases se cancelaron por un día (el viernes), la “normalidad” volvió a ser la directriz, con algunas medidas de seguridad como requisas y revisión del carnet.

Esto tampoco le gustó a todos los estudiantes. “Hubo un feminicidio en la Universidad del Valle (sede Palmira) y creen que la solución es “pedir carnet y requisas”, no gente, la discusión es más profunda y meticulosa que reducirla a esas “soluciones”. Y recuerden, un feminicidio no tiene ni tendrá ¡jamás! una justificación”, dijo una de las mujeres que estuvo atenta al caso.

“En la Universidad del Valle, campus La Carbonera, hubo un ataque feminicida. El atacante después de disparar con arma de fuego, se suicidó. Producto de estos hechos tenemos hoy a una mujer en estado crítico de salud y a otra más, aunque no era objetivo del atacante, asesinada”, indicó Isabel Vera, líder estudiantil de la Universidad del Valle.

Junto a la voz de la representante y a las manifestaciones pacíficas, algunos estudiantes han optado por acciones físicas y directas: pintaron grafitis, plasmaron manos con pintura, tiraron elementos desde pisos de arriba y pidieron la renuncia del rector.

El desespero y la presión llegan en medio de la incertidumbre. Si el agresor no está ¿quién responde ante la justicia?; si las medidas de seguridad del campus eran adecuadas, ¿cómo se garantizan ahora?; y sobre todo, ¿por qué, en medio de un campus universitario, las violencias contra las mujeres se toman en serio tarde, cuando ya cobró la vida de una compañera y tiene en vilo la de otra?

La Universidad se ha pronunciado al respecto: “La Dirección Universitaria en conjunto con los consejos Académico y Superior seguirán trabajando en las diferentes acciones para la convivencia y la seguridad en los campus universitarios, el reforzamiento de los protocolos contra las violencias basadas en género y la promoción de campus más seguros para todas y todos”.

Y aunque desde la dirección reconocen que se trató de un caso de violencia de género y aseguran mesas de trabajo para combatirla, para los allegados de López es muy tarde.

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“Hoy me dirijo a ustedes con el corazón en la mano y la voz temblorosa, pero firme. La situación que atravesamos no es solo un hecho aislado, es un golpe profundo a nuestra comunidad, a nuestra universidad, a nuestra casa, esa en la que creíamos encontrar un refugio seguro para crecer, para aprender y para soñar”, dijo Miguel Fernando Muñoz, cercano a la joven.

Muñoz hizo énfasis en que sabe que el miedo se ha apoderado de los pasillos y del campus, pero invita a sus compañeros a no dejar de manifestarse: “Esto no se puede quedar así”, aseguró.

Por otro lado, el director de la universidad aseguró que, incluso antes de los fatídicos hechos, la Universidad sí venía trabajando en capacitaciones y protocolos, que incluían a 600 personas de la comunidad.

“Hemos venido acompañando a todos los equipos y grupos estudiantiles con psicólogos y trabajadores sociales con un sinnúmero de estrategias fundamentales para poder posibilitar una política de salud mental que tiene la universidad que se ha llamado ‘Política integral de universidad saludable’”, afirmó.

Para la comunidad universitaria, las afirmaciones del rector son insuficientes frente a la magnitud de los hechos, por lo que piden su renuncia.

El caso sigue en investigación, las calles siguen bloqueadas y las familias y amigos de las víctimas siguen sin respuestas. El llamado de la comunidad es claro: no quieren indiferencia.

Si usted o alguna mujer de su entorno es víctima de violencia psicológica, física, económica o sexual, puede comunicarse con la línea nacional 155. También puede denunciarlo en las líneas de la Fiscalía General de la Nación en el número a nivel nacional 018000919748, desde su teléfono celular marcando el 122.

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