Así fue el primer día de la declaración del expresidente Uribe; defendió su inocencia y habló de Santos y Vargas Lleras
El expresidente afirmó que, para el año 2012, en la Comisión de Acusación de la Cámara había una supuesta confabulación en su contra, en la que además participaba el senador Iván Cepeda.
Los juzgados de Paloquemao hervían desde temprano. A las afueras, opositores y simpatizantes del expresidente Álvaro Uribe se congregaron: unos para respaldarlo, otros para exigir justicia. Nadie quería perderse su llegada.
Uribe fue puntual. A las 8:30 de la mañana, la juez 44 de Conocimiento dio apertura oficial a la etapa de defensa en el juicio por presunta manipulación de testigos. Lo escoltaba un equipo de al menos cinco abogados, liderados, aunque a la distancia, por su defensor de confianza, Jaime Granados, quien asumió el interrogatorio desde la virtualidad.
La declaración de Uribe estuvo centrada en desmentir que alguna vez hubiera buscado exparamilitares presos para que testificaran a su favor. Sin embargo, entre sus respuestas, el exmandatario soltó una revelación hasta ahora desconocida: una supuesta “confabulación” entre el expresidente Juan Manuel Santos y Germán Vargas Lleras para perjudicarlo.
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El expresidente no ofreció detalles sobre en qué consistía exactamente ese presunto complot, ni si tenía relación directa con el actual proceso judicial. Lo que sí dejó claro fue su sorpresa: dijo que de Santos no le extrañaba, pero sí de Vargas Lleras: “En el año 2012, me llama Yair Acuña, que estaban en toda esa confabulación, en esa Comisión de Acusación con el senador Cepeda, con Juan Manuel Santos y con el doctor Vargas Lleras. A mí me llama Yair Acuña a una indagatoria. Después me encuentro yo a Yair Acuña en un avión, y me dice: ‘a mí me da pena con usted, yo no quería hacer eso, eso lo hice por un negocio con Santos y con Vargas Lleras’”, relató.
Día uno
Como se había anticipado, el testimonio del exmandatario se extenderá por varios días. En esta primera jornada, dedicó buena parte de su intervención a reconstruir su trayectoria política, los orígenes de su vida pública y las relaciones que fue tejiendo a lo largo de los años. Una sola cosa repitió el exmandatario: jamás ordenó buscar falsos testigos a su favor.
Mientras hablaba, en paralelo, en la tribuna virtual de X, antes Twitter, debatían en tiempo real cada una de sus respuestas. Apenas normal. Por primera vez en la historia del país, un expresidente enfrenta un juicio penal y es fotografiado en el banquillo de los acusados.
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Su testimonio, con seguridad, fue la consecuencia de una ardua deliberación de la defensa. Antes de iniciar, la juez preguntó: “¿Es consciente de que todo lo que diga puede ser usado en su contra?” Uribe no titubeó. Afirmó que no podía elegir el silencio porque tenía un compromiso con la verdad.
“Decido renunciar a mi derecho a guardar silencio porque tengo obligaciones con mi familia, las instituciones y las personas que me dieron el honor de ser presidente. Todo eso me obliga a renunciar a mi derecho a guardar silencio”, dijo.
Después de una larga exposición de su vida personal y familiar, y de narrar que en la actualidad se dedica a administrar su empresa agropecuaria, a las labores de docencia universitaria y a su rol como “domador de caballos criollos”, el abogado Jaime Granados lo introdujo en el tema que lo tiene ante la justicia: el relacionado con Juan Guillermo Monsalve y el senador Iván Cepeda.
Fue entonces cuando apareció un nombre que será recurrente en esta etapa del proceso: la Hacienda Guacharacas, señalada en múltiples ocasiones como epicentro de la creación del Bloque Metro de las Autodefensas. Relató que la finca fue adquirida por su padre, Alberto Uribe Sierra, en 1977, en una zona atravesada por el río Nus, entre Maceo y Yolombó (Antioquia).
En su relato aclaró que nunca fue administrador del predio y que la última vez que estuvo allí fue en 1983, poco después del asesinato de su padre, un episodio que narró con cuidado, subrayando el dolor que le dejó.
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“Nunca participé como administrador de esa finca. Mi padre fue asesinado el 14 de junio de 1983 y desde entonces no volví. La finca tuvimos que venderla en julio de 1996, para entonces yo era gobernador de Antioquia”, señaló. Ese tramo de su testimonio es clave. Monsalve, testigo central del caso, sostiene que en esa hacienda nació el Bloque Metro con el consentimiento, y supuesta participación, de los hermanos Uribe: Santiago y Álvaro.
Venta de Guacharacas
El exmandatario, precisó que no tuvo, ni tiene, ninguna relación con Santiago Gallón Henao, un exnarcotraficante capturado en 2018, recordado porque su chofer fue el responsable de asesinar al futbolista Andrés Escobar en 1994. Gallón Henao es señalado de fomentar grupos paramilitares y fue quien compró a los Uribe Vélez la hacienda Guacharacas.
Antes de eso, allí vivió Juan Guillermo, el testigo, junto con su familia. Su padre era mayordomo del lugar. Cuando fue consultado sobre su relación con Juan Guillermo, el expresidente dijo que nunca han tenido contacto y que fue solo hasta el año 2011 que se enteró de su existencia.
Por todos los medios de comunicación se difundió una grabación donde aparece el senador Iván Cepeda entrevistando a Monsalve. En esa sesión, el hombre dice conocer de los supuestos vínculos ilegales de Uribe.
Desde entonces, afirma que Guacharacas fue la casa del Bloque Metro de las Autodefensas, estructura paramilitar que alcanzó a hacer presencia en 45 municipios de Antioquia, incluido Medellín, entre 1996 y 2002.
“Este señor viene a hacer esas denuncias en 2011. Ese señor fue puesto preso en el Gobierno que yo presidí. Yo vine a saber de él cuando le da la entrevista a Iván Cepeda. ¿Qué pasó entre 1997, cuando terminó mi gobernación de Antioquia, y 2011? ¿Por qué guardó tanto silencio por tantos años?”, cuestionó.
En efecto, Monsalve le afirmó a la Fiscalía que nunca conoció directamente al expresidente Uribe Vélez y que solo se topó con él en un evento de campaña política y en la inauguración de una cooperativa en el corregimiento de San José del Nus (San Roque, Antioquia).
Diego Cadena
A Uribe la Fiscalía lo acusa de haber comisionado a su entonces abogado, Diego Cadena, la tarea de buscar testigos, sobre todo exparamilitares, para que contradijeran a Monsalve y afirmaran que el expresidente no tenía relación con ellos.
Por eso, ayer, en un momento de su testimonio, detalló cómo y cuándo conoció a Cadena. Defendió su actuar y afirmó que el abogado jamás condicionó con dinero u otras dádivas las declaraciones de los presos.
“Yo conocí al doctor Cadena en el año 2017. Tengo que decir que estoy convencido de que él no pidió mentir ni callar. El doctor Cadena entendió muy claro lo que yo dije: que había que actuar con total transparencia. La verdad es que el interés en esa certificación se debía a que yo tenía una enorme preocupación por lo que hacía Cepeda, que era ilegal, quedó en la impunidad, y quien llegó a este juicio y estuvo preso soy yo”, dijo.
Añadió que fue Cadena quien se ofreció a entrevistarse con exparamilitares presos, quienes supuestamente tenían información sobre un complot en su contra, planeado por Iván Cepeda y Piedad Córdoba. Insistió que la orden era ir a verificar si lo que decían era o no cierto: “Nunca se me ha ocurrido buscar testigos para una cosa distinta a la de verificar sus testimonios. Aquí no hay una sola prueba, aquí no hubo una sola intención de mandar a Diego Cadena (su exabogado) a sobornar testigos”.
El expresidente cuestionó que sea él quien haya terminado en juicio por haber denunciado ante la Corte que estaba siendo víctima de un montaje en su contra. Su declaración será extensa. Este martes retomará el interrogatorio el abogado Granados.