Colombia

Las cuatro razones del derrame en Lizama 158

Ecopetrol, responsable del pozo, entregó un reporte explicando las causas. Sigue la recuperación.

Periodista de la Universidad del Quindío. De Calarcá.

21 de julio de 2018

Cuatro meses después del derrame de petróleo en el pozo Lizama 158, Ecopetrol dio a conocer que fueron cuatro factores los que generaron la emergencia la cual extendió alrededor de 20 kilómetros en La Fortuna, Santander.

En el informe de la petrolera, entregado a los organismos de control y autoridades ambientales, se lee que después de analizar los antecedentes del campo petrolero y la cronología de esta emergencia, las cuatro razones están conectadas y que “si alguna no se hubiera presentado, no hubiera ocurrido el evento, lo que permite calificarlo como atípico, imprevisible, extraordinario y con probabilidades casi inexistentes de repetirse” (ver Paréntesis).

¿Qué influyó?

La primera razón que indica la compañía tiene que ver con que en noviembre del año pasado, al intervenir el pozo, luego de haberlo suspendido para definir su “eventual reactivación o abandono”, se produjo la caída de una tubería, lo que originó la ruptura del “blanking plug”, un tapón o barrera que impide que los fluidos del yacimiento llegaran a la cabeza del pozo.

Además, explica la compañía, que estos trabajos fueron elaborados por un contratista, por lo que presentó “demanda contra dicha empresa en el Tribunal Contencioso Administrativo de Cundinamarca”.

Como segunda razón, explica que al romperse ese tapón se produjo un flujo imprevisto que provocó la pérdida de integridad mecánica en el revestimiento de producción, pues estaba corroído.

“Esta situación se evidenció en un orificio de seis pulgadas de diámetro, a una profundidad de 961 pies”, agrega.

La presencia de fallas geológicas en la zona, sumado a otros factores, fue la tercera razón, pues permitió que los fluidos llegaran a la superficie.

La última condición se relacionó con el tiempo de exposición de las “formaciones superiores a la sobrepresión del yacimiento”, lo que permitió que los fluidos, agua, lodo, crudo y gas salieran a la superficie y se extendieran por los cerca de 20 kilómetros, afectando flora, fauna y la labor de los pescadores y los habitantes de la región.

Cuestión de aprendizaje

Sobre esto y lo que viene, Johana Andrea Velásquez, magíster en restauración de ecosistemas de la Universidad de Alcalá (España), destaca que las compañías deben hacer un monitoreo constante de sus tuberías de conducción y de la infraestructura en general, para evitar que situaciones como esta, pese a que fue imprevisible, se registren de nuevo en el futuro en el país.

La experta recuerda que con “con una sola gota que se derrame” la afectación es directa sobre el recurso hídrico y el ambiente.

Finalmente, Ecopetrol indicó que el abandono definitivo del pozo se efectuó el pasado 11 de julio.