Metro de Bogotá, sumido en “peloteras políticas” más que en discusiones técnicas
La alcaldesa Claudia López reclamó que el proyecto lleva 8 años ideologizado. Entes de control ponen lupa a eventuales cambios.
“Esto no puede ser con amenazas, con tiroteos ni con bodegas. Yo no me voy a dedicar al Twitter. Tengo que trabajar en la Alcaldía”. En estos términos, la alcaldesa Claudia López describió el tono que ha adquirido la discusión alrededor del metro de Bogotá. Lo anterior, después de que el presidente Gustavo Petro planteara que el sistema –en contravía de lo que hoy está firmado–, cuente con un tramo subterráneo, lo que implicaría más recursos y retrasos.
Justamente, la mandataria capitalina lamentó que lo que debería ser una discusión técnica y jurídica sobre la viabilidad de modificar el contrato por $22.3 billones para construir la primera línea del metro –cuyo avance ya es del 18 %– , hoy tenga matices políticos.
“Llevamos 8 años de ideologización (...) Pido un alto en el camino (...) salgamos de la pelotera de Petro y (Enrique) Peñalosa. Las obras no son de los alcaldes, son de los ciudadanos”, explicó López en una entrevista radial, en la que tachó de “amenaza” y “chantaje” lo dicho por el ministro de Transporte, Guillermo Reyes, quien condicionó el respaldo económico del Gobierno a proyectos de movilidad en Bogotá a que se acepte que haya un tramo del metro que sea subterráneo.
Si bien este lunes Petro defendió que hay dos mesas –una técnica y otra jurídica– para analizar la posibilidad de que haya un tramo subterráneo entre la Primera de Mayo con Carrera 50 y la Calle 72, reclamó que en las reuniones “solo escuchamos frases altisonantes de la alcaldesa”. En esa línea, el Presidente lamentó que no habrá un “proceso tranquilo y técnico en favor de Bogotá”.
El rifirrafe entre la alcaldesa y el Jefe de Estado ha ido subiendo de tono desde el 25 de enero, cuando Petro convocó a una reunión en Palacio con López y el consorcio chino a cargo del proyecto (Metro Línea 1) para analizar alternativas para modificar el contrato.
De allí, según López, se concluyó que la opción menos riesgosa en términos jurídicos y de tiempos era hacer un tramo subterráneo entre la Calle 72 y la Calle 100. No obstante, la alcaldesa lamentó que Petro insista en modificar el tramo entre la Primera de Mayo y la 72.
“Técnicamente todo es viable. La ingeniería todo lo permite, pero (esa alternativa) superaría el monto del contrato. Esta opción cuesta $12 billones más y atrasa la obra 7 años”, alegó López, quien confesó sentir “pena” porque durante el encuentro Petro “nos regañó a todos” porque “no le gustaba” lo que le habían presentado. “Me dio un poquito de pena porque los chinos no son empleados del Presidente. Son contratistas”.
Mientras el toma y dame entre Petro y López amenaza con subir más de tono –haciendo de una discusión técnica una pelotera política–, los eventuales cambios están bajo la lupa de entes de control.
Por un lado, la procuradora Margarita Cabello instó a Presidencia a mostrar los conceptos jurídicos que viabilizarían el tramo subterráneo y expresó su preocupación por modificar contratos que están firmados con objetos y planeación específicos: “No sabemos cómo van a incluirle cambios sin afectar reglas contractuales”.
Por otro lado, reconociendo que “discrepancias de todo orden” han obstaculizado la construcción del metro desde hace “decenas de años”, las contralorías General y de Bogotá emprenderán una acción conjunta para vigilar y hacer control fiscal sobre los recursos para la primera línea.