La muerte de menores de edad en bombardeos: ¿un daño colateral que se sabe de antemano?
El presidente Gustavo Petro ha dicho que no sabía de la presencia de menores de edad en campamento bombardeado en Guaviare, pero ese grupo terrorista está lleno de menores reclutados.
Periodista especializado en temas de crimen organizado, terrorismo y conflicto armado. Creador del podcast Revelaciones del Bajo Mundo. También soy escritor y dramaturgo, autor de las obras teatrales “La Trilogía del Mal” y “Estallido”.
Detrás del debate nacional provocado por la muerte de al menos 15 menores de edad en operaciones militares ejecutadas desde agosto, subyace una pregunta relacionada con las estrategias de las FF.MM. y de los grupos terroristas: ¿es posible encontrar formaciones guerrilleras que no tengan menores de edad en sus filas?
Los cuestionamientos aparecieron por el bombardeo del pasado 10 de noviembre en la zona rural de Guaviare, en el que fueron dados de baja 20 presuntos disidentes del Estado Mayor Central (EMC) de las Farc, la disidencia que comanda Néstor Gregorio Vera (“Iván Mordisco”), catalogado como el mayor reclutador de menores de edad del conflicto interno en Colombia.
Como era de esperarse, aunque el presidente Gustavo Petro se hubiera declarado sorprendido, en el conteo de los muertos se registraron siete infantes, tal cual confirmó el Instituto de Medicina Legal.
La noticia provocó retaliaciones políticas contra el petrismo, que en el pasado rechazó con vehemencia la muerte de menores en Operaciones Beta autorizadas por el gobierno de Iván Duque. Pero al margen de la pugnas partidistas, hay una cruda realidad que ya no se puede esconder: la guerra en Colombia es de muchachitos menores de 18 años, que engrosan las filas de grupos terroristas en lo rural, y de bandas criminales en entornos urbanos.
El dedo en la llaga lo puso Humberto de la Calle, exjefe negociador del gobierno de Juan Manuel Santos en los diálogos de La Habana con las antiguas Farc.
“El gran problema es que si la presunta presencia de menores conduce a la suspensión de la acción militar, el reclutamiento se dispara. Es peor el remedio que la enfermedad”, trinó este martes en su cuenta de X.
Ya habían suspendido los bombardeos y no funcionó
El Gobierno Petro ya había suspendido los bombardeos el 26 de agosto de 2022, bajo el argumento de que se buscaba proteger a los menores de edad. En ese entonces, la oposición recalcó que eso incentivaría el reclutamiento forzado.
En respuesta, uno de los principales líderes petristas, el congresista Iván Cepeda, trinó: “Con motivo de la orden del ministro @Ivan_Velasquez de prohibir bombardeos contra menores de edad, algunos han tenido el atrevimiento de sostener que eso podría incentivar el reclutamiento forzado. Es decir, en forma implícita plantean que es preferible seguirlos asesinando”.
En ese momento el Gobierno Nacional estaba en los acercamientos con distintos grupos armados ilegales, en aras de implementar su proyecto de “paz total”, el cual, tres años después, demostró ser un fracaso para contener la violencia.
El tiempo también comprobó que, en efecto, la suspensión de esos bombardeos, de la mano de otras controvertidas decisiones en materia de seguridad, sí incrementó la dinámica del reclutamiento.
“Según datos registrados por la entidad, a través de sus 42 regionales en el país, el año pasado (2024), 409 niñas, niños y adolescentes fueron víctimas del reclutamiento forzado por parte de grupos armados ilegales, lo que representa un aumento significativo respecto a los 342 casos registrados en 2023”, reportó la Defensoría del Pueblo el pasado mes de enero.
En el mismo informe, dicho organismo indicó que “en cuanto a los grupos armados que más reclutan en el país, el Estado Mayor Central fue el principal grupo identificado en el reclutamiento de al menos 135 menores, siendo enero el mes con mayor número de casos reportados”.
Fue el Estado Mayor Central, precisamente, la estructura criminal bombardeada la semana pasada en Guaviare, con el saldo de los 20 muertos, entre ellos los siete menores de edad.
A pesar de esta correlación aparente, entre la suspensión de los bombardeos, que facilitó la movilidad de los terroristas y sus operaciones, y el auge del reclutamiento, la defensora del Pueblo, Iris Marín, le pidió al presidente Petro que frenara una vez más los ataques aéreos.
Su propuesta, si bien está justificada por razones humanitarias, en el plano militar implica un altísimo riesgo. Tal cual lo documentaron las FF..MM. en un informe sobre los bombardeos efectuados este año (ocho en total), conocido por EL COLOMBIANO, las organizaciones terroristas no solo emplean a los menores como reclutas, sino también como escudos humanos para disuadir al Estado de sus operativos.
Además de esto, los grupos narcotraficantes, bandas locales y guerrillas, instrumentalizan a los muchachos en tareas de sicariato, espionaje, campaneo (vigilancia ilegal), transporte de drogas y de armas, lo cual implica, de manera tácita, que atacar esos grupos pondrá a los menores de edad en la línea de fuego.
Esta consecuencia fue incluso planteada por Iván Cepeda en un debate en el Congreso en 2021. “En, por lo menos, 12 de 31 bombardeos documentados realizados por las FF.MM. desde 2018, han muerto 29 niños, niñas y adolescentes. O, en otras palabras, que de cada tres bombardeos en uno han muerto menores de edad”, denunció en ese entonces.
Las circunstancias del conflicto armado poco han cambiado desde entonces, ¿de modo que por qué iban a variar esas consecuencias? Seguramente el presidente Petro era consciente de eso al autorizar los bombardeos, aunque luego tratara de matizarlo afirmando que “la Inteligencia no sabía que había menores”.
Tal vez, conociendo de antemano el aumento de la violencia que produjeron su “paz total” y la suspensión de los bombardeos en 2022, el Jefe de Estado decidió retomar la ofensiva por tierra y por aire desde 2024.
“Que la sociedad se divida en torno a este tema, es un buen síntoma. Muestra una comunidad deliberante”, apreció De la Calle. “Lo grave es el cruce de cables: los defensores del bombardeo bajo Duque, ahora atacan al gobierno. Y el entorno petrista llega hasta la alucinante afirmación de que si Petro bombardea, es culpa de la derecha. En ambos casos no hay una genuina reflexión moral ni una cuestión de alta política. Es un detestable ejercicio de politiquería electoral”.
El exjefe negociador de paz concluyó que “el ministro de Defensa ha explicado bien las salvaguardas necesarias y las delicadas necesidades militares. No estoy de acuerdo con la moción de censura (al ministro Pedro Sánchez). Repito: suspender acciones militares por la posible presencia de menores, termina poniendo en riesgo de reclutamiento a un mayor número de ellos”.