Países avivan la carrera para hallar la vacuna
Las naciones del mundo les apuntan a diferentes desarrollos.
La OMS calcula que hay cerca de 200 iniciativas en curso.
Frente a la crisis sanitaria mundial, varios proyectos internacionales compiten por hallar una vacuna contra la covid-19, en una carrera de una rapidez inédita, con intereses financieros gigantescos, que paralelamente ha desatado una lucha política por ser el primer país en desarrollarla, como ocurrió en la competencia por llevar al hombre al espacio en los 60.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) dio cuenta el 3 de noviembre de 47 proyectos de vacuna que son objeto de ensayos clínicos en humanos. Diez están en fase 3, la más avanzada, que implica a decenas de miles de voluntarios para probar su eficacia.
Se destaca la alianza entre la farmacéutica estadounidense Pfizer y la empresa biotecnológica alemana BioNTech, que este lunes anunció un logro del 90 % de eficacia en su vacuna, según los primeros resultados.
También figuran los proyectos de la farmacéutica estadounidense Moderna, varios laboratorios estatales chinos, la Universidad de Oxford junto a AstraZeneca y las autoridades rusas y su instituto de investigación Gamaleïa. La OMS contabiliza, por otro lado, 155 proyectos de vacunas en fase preclínica.
Pero la politización de los desarrollos es tal, que desde agosto, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, viene acusando sin evidencia a los laboratorios de ese país y a la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA) de ralentizar las pruebas en humanos para perjudicarlo en las elecciones que terminó ganando Joe Biden.
En la carrera van a la cabeza China, Estados Unidos y Rusia, pues el desarrollo de la inmunización se convirtió en una apuesta de Gobierno, debido a que conseguir la cura para la enfermedad perfilaría su liderazgo mundial. Incluso, Trump convirtió la pandemia en un asunto político y se ha referido a esta como un ”virus chino”.
En medio de esa disputa Rusia fue el primero en comenzar a producirla con Spuntink, que el Kremlin asegura tiene un 92 % de efectividad y que está siendo probada en Venezuela, entre otros países.
Pero, ¿cómo avanza la ciencia? Por un lado, se trabaja con productos clásicos, que emplean un virus “muerto”: son las vacunas “inactivas”, como las de las farmacéuticas chinas Sinovac y Sinopharm. También están las “subunitarias”, a base de proteínas, que activan una respuesta inmunitaria.
Las de vector viral son más innovadoras: transforman y adaptan otro virus para combatir la covid-19, como en los casos de Oxford y de Rusia, que emplean adenovirus.
Moderna y BioNTech/Pfizer desarrollan vacunas de “ADN” o “ARN”, unos productos innovadores que utilizan fragmentos de material genético modificado para ordenar a las células los tipos de proteínas que deben producir para combatir el virus.
“Cuantos más proyectos y técnicas diferentes haya, más posibilidades tendremos de dar con una que funcione”, explica Daniel Floret, vicepresidente de la Comisión de Vacunaciones de Francia.