Paz y derechos humanos

Miradas desde Cuba al proceso de paz

Después de lo acordado el jueves, entre el Gobierno y las Farc en materia de cese el fuego y desarme, Sergio Jaramillo y Gonzalo Restrepo hablan en exclusiva con EL COLOMBIANO y dicen que hay confianza, aunque reconocen que todavía falta el Acuerdo Final.

26 de junio de 2016

Para Sergio Jaramillo, alto comisionado de paz, y Gonzalo Restrepo, negociador del Gobierno en Cuba, lo acordado el pasado jueves en La Habana, cuando se silenciaron los fusiles, tras 52 años de guerra, se acogerá la decisión que adopte la Corte Constitucional sobre el mecanismo de refrendación y se establecieron los normas para la seguridad de quienes se desmovilicen, no cabe la menor duda de que el Acuerdo Final con las Farc será un hecho.

La trascendencia de lo acordado además se lo dio la presencia de presidentes de seis naciones, el secretario general de Naciones Unidas y delegados de EE. UU. y la UE.

A pesar de lo pactado entre las partes todavía persisten las dudas entre distintos sectores de la sociedad. Y eso lo tienen claro ambos. Por eso coinciden en que el desafío para socializar los acuerdos es enorme. Sobre esas inquietudes Jaramillo, - quien da la primera entrevista a un medio escrito nacional en cuatro años-, y Restrepo hablaron con EL COLOMBIANO.

Las preguntas más frecuentes reflejan las preocupaciones de la sociedad. ¿Cuáles han sido para ustedes las tres preguntas más frecuentes y por qué creen que no logran disipar esas inquietudes frente al proceso?

Sergio Jaramillo:

“En estos temas siempre hay que repetir, repetir y repetir. Los acuerdos son complejos, uno cree que ya se entendió, pero no le llegó a todo el mundo y cada vez hay que hacer un trabajo más grande de pedagogía. El reto enorme que tiene el proceso hoy es explicarles, con toda claridad, a los colombianos qué se acordó y aún más importante qué es lo que viene y en qué puede contribuir cada quien”.

Gonzalo Restrepo:

“Estoy en la misma línea de Sergio. Lo que se firmó el jueves disipa muchas dudas y quizá las preguntas más frecuentes dejarán de serlo. Una de ellas era si verdaderamente la guerrilla iba a dejar las armas y creo que apenas escucharon de parte del mismo “Timochenko” que es un hecho, hoy hay un cierto grado de tranquilidad y de comprensión mucho mayor”.

“Pero antes quiero decir algo: por primera vez hay una línea de tiempo clara, de 180 días, para que luego de la firma del Acuerdo Final, las Farc se desarmen y para que terminen las condiciones de ese acuerdo. Es decir, en 180 días Colombia pasaremos la página del conflicto armado y podremos dedicar a todos a la construcción de la paz”.

¿Cómo será el sostenimiento de las zonas veredales y cuáles serán las reglas de convivencia que se van a definir para que funcionen?

“Las zonas serán del tamaño de una vereda, teniendo en cuenta criterios como accidentes geográficos que las delimiten, vías de acceso que faciliten la logística y en general un tamaño que permita verificación de la ONU. Serán entonces veredas pequeñas, o partes de veredas. Es una especulación, pero me sorprendería si el total de las 23 zonas sumadas superara los 400 o 500 kilómetros cuadrados. Comparen eso con cualquiera de las zonas que ha habido en Colombia, con los 42.000 kilómetros del Caguán. Recordemos además que en el país hay más de 33.000 veredas y solo en 23 de ellas habrá zonas para la dejación. Es realmente poco. ¿Y cómo van a funcionar? En todas partes el acuerdo dice que seguirá rigiendo plenamente el Estado Social de Derecho y que las autoridades civiles seguirán ejerciendo sus funciones, sin ninguna limitación: pueden ingresar a las zonas cuando quieran. Y si hay cualquier incidente, entra también la Policía Nacional, en coordinación con el mecanismo de verificación. Ningún colombiano quedará desprotegido. El cese el fuego definitivo tiene además unas reglas precisas, que es uno de los anexos. Establecen lo que se puede y lo que no se puede hacer. Por ejemplo, desde el momento en que se firme el acuerdo las Farc tendrán que cesar toda actividad ilícita, como la extorsión”.

¿Cómo se van a financiar las zonas?

“Hay que separar la verificación con el funcionamiento de la zona. La misión de verificación de la ONU por supuesto que estará cubierta por la misma Organización. El funcionamiento y la logística estarán a cargo del Gobierno Nacional y estamos mirando exactamente cómo se van a financiar. Será probablemente una mezcla de fondos nuestros con apoyos de la cooperación internacional. En cuanto a las reglas de convivencia podemos decir que el cese tiene unas reglas precisas, que es uno de los anexos que se están terminando en este instante, que establecen lo que se puede y lo que no se puede hacer tanto en términos militares como en comportamiento que tiene un impacto en la población. Por ejemplo, desde el momento en que se firme el acuerdo final y comience el cese el fuego bilateral y definitivo las Farc no solo tienen que cesar su actividad militar sino que tienen que cesar toda actividad ilícita, por ejemplo de financiación de esa organización. No puede ocurrir que haya una zona y que alguien denuncie que está siendo objeto de extorsión. Eso sería una violación del cese. Toda actividad ilícita debe cesar con la firma del acuerdo y lo que hará el Gobierno es asegurar que no haya el mínimo trastorno de la vida de las personas que puedan habitar en esa zona”.

¿En las zonas se van a conservar las jerarquías de la guerrilla? Por ejemplo, los comandantes van a seguir teniendo mando sobre sus hombres... ¿Quién va a imponer la autoridad?

“Recordemos que en los campamentos las Farc aún no se han desarmado, están en proceso de desarme. La organización está en medio de la transición de organización militar, que está en las zonas precisamente para desarmarse, a movimiento político en la legalidad. Los comandantes deberán entonces que responder por sus propios hombres, tendrán que mantener la disciplina. Pero como ya dije, las autoridades seguirán cumpliendo sus funciones sin limitación en las zonas”.

¿Para la definición de estas zonas el Gobierno tuvo en cuenta la posición de los alcaldes y los gobernadores?

“Las zonas se han definido con unos criterios de carácter militar, consideraciones políticas también sobre dónde conviene para que se pueda agrupar el mayor número de hombres de las Farc. El Gobierno lo que está haciendo ahora, lo hace el presidente de la República y el ministro del Interior, es dialogando con los gobernadores y los alcaldes para explicarles el resultado de ese ejercicio y para que trabajemos de la mano y este proceso resulte de la mejor manera”.

Es decir, es más un asunto de conversación consultivo que pedirles permiso, por decirlo así...

“Primero la condición del orden público es una facultad del presidente de la República y esto tiene unos criterios objetivos: dónde están las Farc y dónde no están. Muchos alcaldes que hoy preguntan eso están en territorios donde no están las Farc y donde no habrá zonas. Lo que estamos haciendo es dialogando con ellos”.

“Las zonas se definieron más que por su tamaño, que ninguna es muy grande y ocupan en la mayoría de los casos porciones de veredas que fueron escogidas con base a la facilidad logística que puedan representar para suministros, que no estén cerca a áreas de frontera, que no estén ubicadas en parques naturales, encima de áreas de explotación minera, petrolera, que no haya infraestructura estratégica. La ocupación en territorio es muy baja: 23 en 33 mil veredas del país eso da menos el 0,07 por ciento del total de las veredas de Colombia. Se está haciendo un proceso de socialización con los gobernantes. A lo mejor esta es una oportunidad para esas poblaciones porque son zonas donde estará la ONU, el Ejército Nacional y habrá recursos. Las zonas tienen la característica de que son transitorias y como lo dijo Sergio muy bien, son 180 días a partir del día D que es el día de la firma del Acuerdo Final. Creo que a muchos alcaldes les va a gustar que existan estas zonas allí”.

¿El límite de movilidad de los guerrilleros será alguna zona perimetral trazada para el campamento o es la vereda en su conjunto?

“La zona puede coincidir con los límites de la vereda, o puede ser menor, como ya les expliqué. Supongamos que tiene 20 kilómetros cuadrados. Al interior de esa zona habrá una serie de campamentos. Supongamos que son cuatro. Las reglas son las siguientes: los hombres de las Farc pueden salir de los campamentos siempre y cuando lo hagan de civil y sin armas, pero sólo se podrán desplazar al interior de la zona. Regla número dos: un número máximo de diez hombres podrá salir de la zona para cumplir tareas relacionadas con el proceso, como identificar depósitos de armas, campos minados, o explicar el proceso. Lo harán de la mano del Mecanismo de Monitoreo y Verificación y para eso se destinaron dos equipos por zona que los acompañen. Esas son las reglas”.

Según lo que conversaron el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon y el presidente Juan Manuel Santos, ¿cuándo se conocerán los detalles de la comisión que llegará al país de parte de la ONU?

“En el comunicado público solicitamos al Secretario General que pusiera en marcha los preparativos para que a la mayor brevedad se pueda desplegar La Misión Especial de las Naciones Unidas, que es una condición sine qua non para el cese. En este momento el Jefe de la Misión Especial de las Naciones Unidas, Jean Arnault, está hablando con los diferentes países de la región para conseguir los oficiales que requiere la misión. También ampliará su red a los países europeos. Esperamos que lo más pronto posible por lo menos en las ocho oficinas que tendrá el mecanismo en las regiones ya tengan la gente”.

Hemos visto que ustedes han aclarado mucho esa cifra del millón 800 mil pesos para cada guerrillero diciendo que eso no será así. ¿Cuál será el componente económico de ayuda a los desmovilizados y unido a esto, la financiación correrá a cargo del Estado?

“Tradicionalmente quien deja una organización guerrillera en Colombia ha recibido un paquete de apoyo. Pero nosotros en La Habana nunca hemos hablado de que habrá un “estipendio” o mucho menos un “sueldo”. Normalmente el apoyo incluye dineros para un proyecto productivo. Lo que va a ser distinto en esta ocasión es que, dadas las características de las Farc y el enfoque territorial de este proceso, los procesos de reincorporación probablemente se darán más en zonas rurales y tendrán un más carácter colectivo. Es decir, los miembros de las Farc podrán utilizar los apoyos del Estado para crear cooperativas agrícolas o de construcción de pequeñas vías, por ejemplo, de manera que se beneficien ellos y se beneficien también las comunidades, que podrán participar en esas cooperativas. De esa manera cumplimos varios objetivos a la vez, en la lógica de este proceso de “engranar” soluciones: el de reincorporación, el de desarrollo rural y probablemente el de convivencia también. En todo caso será el Gobierno el que respalde esa reincorporación, sin perjuicio de que las cooperativas que beneficien a las comunidades reciban apoyos internacionales. De eso ya hemos hablado con la Unión Europea. En esto hay que meter también al sector empresarial, que está dispuesto”.

“El costo está relacionado más con el posconflicto que con el fin del conflicto, que es temporal. He sentido que las Farc quieren colaboración y ayuda para establecer sus propios sistemas logísticos y recibir instrucciones técnicas. Quieren hacer su propia formación para tener empresas o cooperativas de trabajo asociado y ya para eso hay muchas entidades internacionales que están dispuestas a colaborar y ayudar con recursos. Habrá algunos costos relacionados con el funcionamiento de los campamentos, con la seguridad, pero son costos que normalmente el Estado ya asumía”.

Las Farc han tenido unas actividades ilícitas que les han generado unos ingresos importantes de unas platas que han sido difíciles rastrear. ¿La guerrilla entregará esa información económica y será solidaria financieramente en los costos de este proceso y de esta integración?

“El punto cinco, Víctimas, que anunciamos en diciembre, fue de todos el más difícil de negociar, aunque este de las armas tampoco fue nada fácil, pero este fue el más difícil. Y el punto que resultó más duro, que fue la condición del Gobierno para cerrarlo, fue justamente eso, que tenía que quedar explícito un compromiso de las Farc de contribuir materialmente a la reparación de las víctimas y fue cuando las Farc dijeron sí que lo acabamos. ¿En qué se va a traducir ese compromiso? Eso es algo que todavía tenemos que discutir pero, por ejemplo, he sabido que las Farc a través de terceros disponen de tierras. Qué espera uno: que a la hora de pasar a la implementación las Farc pongan sobre la mesa tierras de manera que se contribuya a la reparación de las víctimas e incluso a la reincorporación de sus propios hombres y en beneficio de las comunidades en el marco de la implementación del punto de reforma rural integral. Pero esa es una discusión que en su detalle aún está pendiente”.

¿En materia de seguridad nos podría ampliar la figura mixta que se encargará de la protección de los desmovilizados?

“El general Oscar Naranjo hizo un excelente trabajo con “Pablo Catatumbo” en la comisión de garantías de seguridad. Esas garantías son para todos: para las comunidades en los territorios, y también para las Farc. La protección de las Farc estará a cargo de la Unidad Nacional de Protección. Eso es lo primero: las Farc no se van a dar su propia seguridad. Al interior de la UNP se creará una subdirección a cargo de ese programa de protección, en el que habrá miembros de la UNP, de la Policía Nacional y miembros de las Farc reincorporados a la vida civil y debidamente entrenados, que serán en efecto parte de la UNP y de la institucionalidad. El modelo mixto es un modelo totalmente institucional”.

¿Pero no se está pensando en figuras como las que han tenido otros procesos; por ejemplo en Medellín se crearon cooperativas de seguridad integradas por miembros de esos grupos ilegales que se desmovilizan, o sí?

“No. Lo que se acordó es que al interior de la UNP se crea una subdirección que supervisa los esquemas de seguridad para los hombres de seguridad que lo requieran y que tendrán una naturaleza mixta. Hombres que serán entrenados y que eran de las Farc y hombres que hoy están en la UNP o en la Policía Nacional”.

¿Al margen de los detalles de la metodología que concreten la ONU y la Celac, ya está ambientada e instruida la oficialidad y la tropa para la etapa que viene? Y se lo pregunto porque el jueves en la noche en Ituango, Antioquia, el Ejército comenzó a desmontar unas trincheras que llevaban más de 10 años...

“Esa es una coincidencia y si me permiten la palabra, muy bonita, es una muestra de que la guerra realmente terminó. Recientemente alguien me mostró unas imágenes de Algeciras, Huila, población muy azotada por la columna Teófilo Forero de las Farc, donde la Policía también empezó a desmontar trincheras porque la gente siente que la paz llegó. Pero su pregunta iba más allá y la respuesta es, no suficientemente. Ahora los miembros de la subcomisión técnica, nuestros generales que con tanto esfuerzo lograron este acuerdo, liderados por los generales Flórez, Rojas, Nieto, Rivera de la Fuerza Aérea, el almirante Romero, el general Pico de la Policía, tienen en adelante una tarea muy importante y es explicarles a nuestras Fuerzas y a la Policía Nacional qué fue lo que se acordó. El mismo reto lo tienen las Farc, que tendrán ahora, en algún momento ir a sus unidades y explicar qué fue lo que se acordó, para que la concentración de las Farc ocurra de la mejor manera”.

“Sin hablar de reestructuración porque no nos corresponde y no sabemos si habrá o no, de lo que sí se está hablando es de la estructuración de unos comandos especiales para manejar todo lo que tiene que ver con los traslados a las zonas, vigilancia, con los tránsitos a ellas, con el apoyo al mecanismo de verificación, etc, por parte de las Fuerzas Militares y de la Policía Nacional”.

En lo referente al cese el fuego, este diario ha denunciado que las Farc han solicitado “contribuciones voluntarias” y volvemos otra vez al caso de Ituango, allí pidieron contribuciones de este tipo. ¿En el punto del cese el fuego se comprometieron las Farc a acabar con las extorsiones y con prácticas de narcotráfico?

“La respuesta es sí. Distingamos entre la situación que existe hoy que es un cese unilateral declarado por las Farc de lo que se anunció el jueves, que es cese bilateral definitivo con unas reglas de juego claras y un mecanismo robusto de verificación bajo la supervisión nada menos que del Consejo de Seguridad de la ONU. Pronto se darán a conocer los anexos al acuerdo e incluyen las reglas del cese, la prohibición de cualquier actividad ilícita de financiación de la organización”.

¿En caso de que haya una violación por alguna de las partes, de lo que se ha acordado, cuál será el procedimiento a seguir?

“Sería un accidente y una tontería de cualquiera de las dos partes incurrir en la violación. No hay un mecanismo escrito en el sentido de que si hay una violación se rompe todo el acuerdo, tendría que ser algo fortuito que existiera pero sí hay un compromiso muy grande de que las violaciones no serán permitidas de ninguno de los dos lados. Lo que se convino el jueves es el inicio en firme y convenido del camino hacia el fin del conflicto que se habrá completado, no terminado que es distinto, a los 180 días que es el de la firma del acuerdo total. Obviamente es un camino que hay que configurar, que se empieza por montar en su lugar todos estos elementos”.

“Acordamos un esquema bastante original, que es un mecanismo tripartito de monitoreo y verificación, en el que participan el Gobierno, las Farc y las Naciones Unidas. Pero la función de verificación –de emitir un juicio sobre si se están cumpliendo las reglas o no- es exclusivamente de las Naciones Unidas. Si hubiera, como es su pregunta, un incumplimiento del cese, dependiendo de su gravedad, subiría del nivel local, al regional, y si es muy grave, al nacional. Sería por supuesto denunciado por la Misión de las Naciones Unidas y tendría toda la presión política que supone la vigilancia del Consejo de Seguridad”.

Uno de los grandes enigmas que hay en el país sigue siendo es cuántos hombres en armas tienen las Farc y el armamento que tienen. ¿Cuántos hombres-armas van a estar en esta dejación?

“El acuerdo del jueves dejó en claro cuáles van a ser las zonas, cómo es el proceso de desarme y sobre todo una línea de tiempo con unas fases de desarme claras. Una vez se haga viene un tránsito a la legalidad, un paso a la reincorporación. Ahí es cuando vamos a discutir con las Farc la conformación de los listados de sus miembros. El Gobierno tiene muy buena información sobre los hombres de las Farc en armas de los frentes y a eso también hay que añadirle un número equis de milicianos sobre los que también hay información pero menos precisa”.

¿Cómo garantizar la seguridad en el área de influencia en las zonas veredales en lo referente a otros actores armados como el Eln o las bandas criminales?

“El acuerdo tiene un anexo sobre las condiciones de seguridad y los compromisos. Creo que eso también debería darles una gran tranquilidad a los alcaldes porque lo que va a ocurrir por cuenta de la presencia de una zona o de una vereda, es que habrá una enorme atención del Estado y un compromiso para garantizar las condiciones de seguridad en ese lugar”.

“Ahí es precisamente donde el Gobierno Nacional va a invertir recursos en el sentido de garantizar una máxima protección y, por eso, se pensó que estas zonas deben estar delimitadas por características de tipo natural identificable y fácil para su manejo”.

El jueves se enfatizó en la lucha contra las organizaciones que ponen en riesgo a los activistas de derechos humanos, activistas sociales y políticos, atacados por la nueva generación de paramilitares ¿Eso significa que habrá una ofensiva del Estado contra las organizaciones que quedan en el conflicto armado?

“No podemos repetir los errores del pasado, de pensar que se desarma una organización y pasamos la página y no hay nada más que hacer. Ustedes en Antioquia han sido víctimas, como también ocurrió en otros lugares del país, de la desmovilización de una organización para luego ver que aparecen otros actores armados, organizaciones ilegales, crimen organizado. Qué vamos a hacer al respecto: desarrollar una estrategia de implementación rápida de los acuerdos y utilizar los importantes recursos que tenemos en seguridad para desarticular esas amenazas. También están los planes de poner en marcha políticas mucho más ambiciosas de sometimiento a la justicia de estas organizaciones, que no serían negociaciones políticas, no estarían en el marco de lo que hace la oficina del Comisionado de Paz, sino que sería un sometimiento a la justicia pero que bien estructurado podría ayudar mucho a que si estas organizaciones toman la decisión de dejar sus actividades y más bien sumarse a la construcción de la paz como queremos que ocurra en los territorios de Colombia”.

Surge una duda: ¿qué entienden las Farc como paramilitarismo hoy día porque esa es una obsesión de ellos? ¿Paramilitar es cualquiera que se oponga a sus cometidos?

“Esa discusión no vale la pena. Siempre hemos dicho: las autodefensas se desmovilizaron en el año 2006 y el Gobierno no reconoce hoy grupos paramilitares en Colombia. Pero el Gobierno no es ingenuo y sabe que hay unas organizaciones de crimen organizado llamadas bacrim que son una amenaza y vamos a actuar contra esa amenaza. Es importante para que no volvamos a ver fenómenos como los que ocurrieron en los años 80, que haya un consenso en la sociedad de rechazo a la violencia y de rechazo a la creación de grupos paramilitares o de cualquier tipo, también insurgentes. Y el acuerdo incluye el compromiso de promover un gran pacto nacional en contra de la violencia, pero también pactos regionales donde toda la sociedad y los actores de la sociedad: víctimas, gremios, empresarios, la Iglesia, las autoridades, los partidos políticos, tenemos que sentarnos en una mesa, tan pronto se firme ese acuerdo a preguntarnos: qué sigue, partir de una base y es el rechazo compartido de todos de la violencia, del uso de las armas en la política y que eso que ocurrió en estos 50 años nunca más se repita”.

“En este conflicto, con muchos participantes, el sistema de justicia transicional fue diseñado para tratar este caso, pero aplica para todos los que hayan actuado o participado de manera directa o indirecta en el conflicto, incluyendo terceros. Es importante que quienes digan la verdad y se acojan a ese sistema van a tener una escala de sanciones adecuada a un momento de reconciliación amplio, de un nuevo comienzo que el país debe abarcar pero igualmente como negativo o contraparte, a quienes no lo hagan les caerá el peso de la ley”.

¿Qué podría decir al respecto frente a las fases que debe cumplir el desarme?

“El proceso de dejación de armas comienza con la firma del acuerdo, ese es el día D. Las Farc primero darán información sobre todo su armamento y comenzarán a destruir explosivos, minas y materiales inestables. Luego recogerán todas las armas de apoyo (morteros, ametralladoras) y a más tardar el día D más 60. las Farc se van moviendo de donde están hoy a las Zonas Veredales Transitorias de las meten todas en unos contenedores. Habrá uno por zona y solo podrán acceder a ellos las Naciones Unidas. Luego las Farc comienzan en cada una de las zonas a dejar sus armas individuales en tres fases: a más tardar el día D+90 el primer 30 %; a más tardar el día D+120 otro 30%; y a más tardar el día D+150 el 40 % restante. Durante todo ese periodo hasta el las Naciones Unidas hace un control permanente del armamento en los campamentos, y por esa razón habrá oficiales de las Naciones Unidas de tiempo completo en los campamentos. Por último, a más tardar el día D+180, las Naciones Unidas extraen todos los contenedores de las zonas y ahí las Farc habrán dicho de manera definitiva adiós a las armas. Quedarán en poder de las Naciones Unidas para hacer unos monumentos que se acordarán entre el Gobierno y las Farc”.

Hace cerca de dos años y medio que usted este periódico dijo que lo asaltaba una inquietud sobre el proceso de asimilación de los hombres de las Farc de que van a dejar las armas. ¿Ve a los señores de las Farc convencidos de que ya las armas no son parte de su vida y cuáles serán las temáticas de esas esculturas que se planean con la fundición potencial de esas armas?

“Comienzo por el final. Las características de esos monumentos están por determinarse y serán acordadas por el Gobierno y las Farc. Respecto a lo primero: yo personalmente tengo la absoluta convicción de que las Farc van para el fin del conflicto pero no somos ingenuos y sabemos que tenemos unos retos importantes hacia adelante para asegurar que eso se haga de la mejor manera. Pero no perdamos de vista que lo que pasó el jueves realmente es un paso gigante. Llevamos casi cuatro años en arduas conversaciones. En abril del 2012 tuvimos una crisis en las conversaciones secretas que tuvimos con ellos por este tema de las armas y el Gobierno dijo: sino queda escrito en la agenda que van a dejar las armas, el Gobierno no entra a un proceso con ustedes. Solo cuando esto se resolvió seguimos adelante en la construcción de la agenda. Cuatro años más tarde tenemos un acuerdo detallado de cómo será la dejación de armas de las Farc, con un cronograma preciso y con la verificación de la Naciones Unidas. ¿Quién se hubiera imaginado eso? La dejación de las armas obviamente es una condición necesaria para el fin del conflicto y la construcción de la paz. Tenemos qué pensar qué es lo que vamos a hace todos en Antioquia y en los demás departamentos, para construir la paz. Para eso son los acuerdos de La Habana, para sentar unas bases sólidas para la construcción de la paz. Por eso yo digo: “desfarquicemos” este proceso, hablemos menos de las Farc y más de lo que tiene que hacer cada quien para construir conjuntamente la paz”.

El Gobierno usó el miedo recientemente como herramienta publicitaria y también ha utlizado lenguajes violentos contra la oposición. ¿Si hablamos de paz y este Gobierno es coherente, cómo le recomendaría usted al Gobierno que debe socializar lo acordado?

“Como miembro del Gobierno escasamente puedo hacer recomendaciones. Solo pienso que hay que tener un mensaje incluyente, un mensaje que incluya también a nuestros críticos, eso es obvio y natural”.