“En la Casa de la Memoria, las víctimas llevan la voz”
Lucía González Duque, directora de la Casa Museo de la Memoria, dice que en la ciudad hace falta pedagogía que apunte a la reconciliación y la paz.
Amo el periodismo, y más si se hace a pie. Me encantan los perros, y me dejo envolver por una buena historia. Egresado de la Universidad de Antioquia.
Hablar con Lucía González Duqe, la directora de la Casa Museo de la Memoria, es hallar las palabras precisas para saber que las víctimas ocupan un lugar privilegiado en ese sitio, lleno de memoria, de recuerdos y viviencias dolorosas, pero también de esperanza.
Lucía —voz calma, ojos claros, ímpetu y arrojo— insiste en que la paz en el país se debe construir entre todos, no es un asunto del Gobierno y los grupos armados, como tampoco lo es la reconciliación. Por esa razón, como directora de la Casa Museo, ha implementado programas que acercan a víctimas y victimarios con la sociedad.
Ayer, la Casa de la Memoria hizo rendición de cuentas, y como en todas sus actividades, vinculó a las víctimas en diversos actos de memoria. En este acto, Lucía afirmó que la voz de las víctimas no debe apagarse, y en la Casa de La Memoria, esa voz puede perdurar.
¿Por qué una Casa de la Memoria para víctimas?
“La casa es una decisión ejemplar en el país porque realmente es el primer museo y la primera casa que existe, pero también es el primer programa de atención a víctimas que surge hace 10 años en la ciudad de Medellín. La casa es un lugar de acogida, que uno sabe que le pertenece, donde puede encontrarse con los otros y exponer su dolor”.
¿Qué se puede encontrar en la Casa de la Memoria?
“Un lugar en el que le hace honor. Es una reparación simbólica para todas las víctimas. El museo pone en evidencia esa tragedia que se ha vivido a través del dolor de las víctimas. Hay muchas actividades: talleres de formación, de capacitación, de reflexión con las propias víctimas. Hay procesos culturales y artísticos que hacemos con las víctimas y les ayuda a aliviar su dolor, y a seguir relatando ese dolor para que sirva para la no repetición”.
¿Las víctimas se han apropiado del espacio?
“Mucho. Lo más importante de esta casa que como nace de un proceso, no es un lugar que hay que llenar un día, sino que es un lugar que nace con dueños y apropiación, y la vida de este museo se debe fundamentalmente a las organizaciones de víctimas que la llenan de programas y de sentido, y a muchas organizaciones sociales de esta ciudad que desde su tarea de derechos humanos ejecutan la tarea de hacer memoria”.
¿El proyecto Casa de la Memoria ha tenido eco?
“Entre las organizaciones que estamos cerca del conflicto, de la guerra, de la paz, hay un reconocimiento, pero necesitamos tocar esos otros sectores que todavía no se han acercado al tema, que todavía creen que el tema del conflicto es un asunto que tiene que ver con el Gobierno y los grupos armados, que todavía no entienden que la paz pasa por todos nosotros y que esta guerra no ha tocado a todos”.
¿Qué tipo de trabajos hacen en los barrios?
“Tenemos un proyecto que se llama ‘Memorias en diálogo’, y lo hacemos en alianza con cinco organizaciones grandes de la ciudad, y lo que busca es preguntarle a la comunidad qué es la memoria, por qué es importante, y construir con ellos esa noción”.
¿Ese trabajo en los barrios sirve para arrancarle gente al conflicto que sigue vivo?
“Sí, pero sobre todo fortalecer la corresponsabilidad en la construcción de la paz, porque mientras más gente se le mida a esto y haga algo, va a ser posible lograr la paz”.
En los nuevos proyectos vincularon a los excombatientes. ¿Qué buscaron con este nueva estrategia?
“Es humanizar al otro. Eso es lo que nos falta, tanto a las víctimas, como a los excombatientes, como al resto. Siempre va a haber un ser humano detrás. Siempre va a haber alguien que no tuvo las condiciones propicias y eso lo hizo víctima, victimario, o lo hizo ambas cosas porque algunos transitan de un lugar a otro. Es descubrir ese ser humano y saber que es necesario darle otra oportunidad”.