Lo bueno, lo malo y lo feo del proceso de paz con las Farc
Soy periodista del área digital de El Colombiano. Si la vida no me hubiera arrastrado hasta el periodismo, tal vez habría sido bailarina.
En un principio fue escepticismo. Después, con los primeros ceses unilaterales del fuego por parte de las Farc, los colombianos empezaron a creer en el proceso que tenía sentados en La Habana a los negociadores del Gobierno con los jefes la guerrilla más vieja del mundo.
Pero entonces vino el ataque a los militares en el Cauca y el optimismo se desplomó. El presidente Santos ordenó reanudar los bombardeos y las Farc respondió volando oleoductos y atacando a la Fuerza Pública.
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Cuando los ánimos se calmaron, los negociadores en Cuba anunciaron que ya estaba listo uno de los puntos más difíciles de la agenda: el de la justicia transicional. Entonces el país entendió que eso de la paz iba en serio y que muy pronto se podría poner fin a una guerra de medio siglo.
El proceso ha tenido altos y bajos, detractores y partidarios, momentos de esperanza y otros en los que los negociadores quisieron tirar la toalla. En la inforgrafía vea los puntos clave que favorecieron el proceso y los que lo hicieron tambalear.