Otoniel: el narco por el que EE. UU. ofrecía US$5 millones
Dairo Antonio Úsuga David fue capturado este sábado en la región de Urabá, Antioquia.
Periodista. Hago preguntas para entender la realidad. Curioso, muy curioso. Creo en el poder de las historias para intentar comprender la vida.
El número 30 rodea la vida de Dairo Antonio Úsuga David, alias Otoniel: llevaba 30 años delinquiendo y hace 38 días cumplió 50 años de edad. La región de Urabá, el territorio que controló, fue donde nació, creció e hizo su carrera criminal que hoy llegó a su fin.
A los 16 años, Úsuga ya era guerrillero, a esa edad entró al Ejército Popular de Liberación (EPL) donde comenzó a adquirir experiencia en el manejo de armamentos y estructuras criminales. En 1991 se desmovilizó con otros 2.500 miembros de ese grupo, sin embargo, al tiempo regresó a delinquir: con su hermano Juan de Dios Úsuga, alias Giovanni, se unieron a las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU), fue integrante del Bloque Centauros en los Llanos Orientales bajo el mando de Daniel Rendón Herrera, alias Don Mario.
En 2006 cuando las ACCU se desmovilizaron, Otoniel se alió con Don Mario para ayudar a formar la organización criminal conocida como Los Urabeños. Tres años después, cuando Rendón fue capturado en abril de 2009 en Necoclí, Antioquia, su hermano Giovanni asume el control del grupo delincuencial que se empieza a expandir hacía el norte y nordeste de Antioquia, y el sur de Bolívar. Logran construir una organización fuerte.
Violencia y acuerdos ilegales, esos eran los días del considerado grupo criminal más poderoso de Colombia. En 2012, las autoridades dan de baja a Giovanni y Otoniel se convierte en el comandante de Los Urabeños.
El más buscado
En 2015 las fuerzas militares lanzan la Operación Agamenón, una ofensiva con más de 1.000 policías y militares y oficiales antinarcóticos que llegaron hasta Urabá con un objetivo claro: dar con el paradero de Otoniel.
Después de dos años y no tener rastro de Úsuga, el máximo cabecilla aparece en un par de videos grabados en la selva, vestido con uniforme militar, para hablar de paz y manifestar su voluntad de someterse a la justicia.
En el primero está de pie y lee un comunicado: “Queremos hacer parte del fin del conflicto para llegar al desarme total (...). En repetidas ocasiones hemos expresado nuestra intención de lograr una salida digna y voluntaria, una vez estén dadas las condiciones estamos dispuestos a suspender todas las actividades ilegales de la organización”.
En el segundo está sentado y lee una carta dirigida al papa Francisco, quien estaba próximo a visitar Colombia. Al Sumo Pontífice le dijo: “Somos hombres de Dios respetuosos de la ley divina”, y le pide que rece para lograr un acercamiento entre la banda y el Gobierno. “Creemos que con sus oraciones podemos salir adelante en nuestro propósito de dejar las armas”.
Después de eso, nunca ocurrió nada y Otoniel continuó delinquiendo. Contra él figuran 128 órdenes de captura, siete sentencias condenatorias y ocho medidas de aseguramiento. También existen en su contra dos circulares rojas y una azul de Interpol.
Los procesos que tiene abiertos son por los delitos de narcotráfico, extorsión, homicidio, desplazamiento forzado, tráfico de armas, conformación de grupos armados, concierto para delinquir y delitos de lesa humanidad, entre otros.
Es señalado de ser el responsable de direccionar alianzas delictivas con estructuras del crimen organizado residual y con algunos integrantes del Eln para actividades de narcotráfico, especialmente a través del Golfo de Urabá.
Por Dairo Antonio Úsuga David se ofrecía millonarias sumas de dinero por información que facilitara su ubicación y captura: las autoridades colombianas ofrecían una recompensa de 3 mil millones de pesos y Estados Unidos hasta 5 millones de dólares.
Varios de sus familiares y allegados terminaron capturados por las autoridades como su compañera sentimental alias La Flaca, encargada de sostener una red de lavado de activos y testaferrato; su sobrino Orejas, encargado del tráfico de droga desde el Urabá chocoano hacia Centroamérica; sus hermanos Chengo y La Negra, su cuñada La Jefa y sus primos 07 y La Zarca. Su primo Alexánder Montoya Úsuga, alias El Flaco, fue extraditado en agosto pasado hacia los Estados Unidos.
También se dice que tenía esclavas sexuales, que utilizaba a decenas de niñas entre 12 y 14 años, provenientes de familias campesinas que viven en pobreza extrema y en zonas rurales de municipios del Urabá antioqueño y chocoano, para satisfacer sus más aberrantes deseos sexuales.
La región de Urabá, su tierra natal porque nació en Turbo, fue su bastión. Aunque los militares le pisaron varias veces los talones durante los últimos seis años, solo lo pudieron lograr este sábado. Otoniel tenía varios anillos de seguridad y según informes de inteligencia utilizaba técnicas guerrilleras para evitar su captura: nunca dormía en el mismo lugar. Hoy la noche será diferente: la pasará tras las rejas, lo que por tantos años evitó.