La vitalidad también se mide a distancia
Las tecnologías de la información y la medicina se unen para acompañar a las comunidades, sin importar dónde se encuentren.
Lograr que la lejanía de un paciente no sea un impedimento para brindar la atención o el control adecuado cuando se presenta algún problema con el corazón es el objetivo que se busca por medio de la telemedicina.
No es algo nuevo. La práctica se ejerce desde hace mucho tiempo, solo que en la actualidad se ha fortalecido y facilitado gracias a la tecnología. Viviana Quintero Yepes, cardióloga de la Clínica El Rosario de Medellín, la resalta como un escenario “con múltiples aplicaciones que involucran e integran al paciente, la tecnología y al médico” y lo detalla especificando que “dentro de estas tecnologías se cuenta con estrategias como la teleconsulta y el telemonitoreo con equipos de audio y vídeo, dispositivos móviles como teléfonos celulares, relojes digitales, monitores de eventos implantables y otros dispositivos inalámbricos, que registran a distancia procesos fisiológicos o patológicos mientras el paciente realiza actividades de su vida diaria o cuando se encuentran en centros de salud de atención primaria o en zonas rurales”.
Desarrollo de la telesalud
Colombia es uno de los pocos países de la región que cuentan con una norma que le ha permitido crecer en este campo y explorar alternativas que van más allá de la atención, monitoreo y consulta. La Ley 1419 de 2010 “tiene por objeto desarrollar la Telesalud en Colombia, como apoyo al Sistema General de Seguridad Social en Salud”. Con esta normativa ya es factible empezar un camino de aprendizaje a través de procesos de teleeducación (educación a distancia) donde los doctores, en áreas rurales, pueden acompañar a los pacientes con patologías cardíacas, con la asesoría y acompañamiento de los especialistas que se encuentren en otra ciudad, incluso, otro país.
Santiago Patiño Giraldo, médico internista y miembro de la Unidad Informática Clínica del Hospital Pablo Tobón Uribe, resalta que el país ha avanzado en este campo, especialmente en telecardiología diagnóstica: transmisión de los electrocardiogramas, monitoreo holter, monitoreos de la presión arterial, “nos encontramos en un nivel de desarrollo de los países más desarrollados”, puntualiza.
Cuestión de prevención
No solo se trata de atender la enfermedad. Si una persona con factores de riesgo decide proteger su corazón realizando actividad física, el hecho de que el médico tenga la capacidad de monitorear el comportamiento durante el ejercicio es de ayuda, “todo esto científicamente se agrupa en la telemonitorización, es decir, vigilar a distancia a los pacientes”, apunta Patiño Giraldo.
La Organización Mundial de la Salud estima que a 2030, casi 23,6 millones de personas morirán por alguna enfermedad cardiovascular y esta seguirá siendo la principal causa de muerte. Para contrarrestar estas cifras, la telemedicina se presenta como una opción exitosa “a través de la transmisión de registros electrónicos de la historia clínica y los estudios realizados, con lo cual se puede orientar para dar un manejo inicial y remitir a centros de mayor complejidad en caso de ser necesario”, comparte la especialista de la Clínica de El Rosario .
Ahora bien, como apunta el médico del Hospital Pablo Tobón Uribe, es clave tener presente que la telemedicina no está hecha para reemplazar las actividades que se hacen de forma presencial, “son un complemento, una ayuda a lo que hacemos cara a cara, no podemos pensar en que todas las comunicaciones van a ser a través de medios virtuales”.