Urgencias colapsan Hospital Infantil del San Vicente
Los cubículos son compartidos por cinco niños y acompañantes. Urgen medidas estructurales.
“Mi niña tiene dolor abdominal, fiebre, dolor de cabeza y náuseas. Llegamos el domingo y no hemos encontrado cama”.
Así es el drama de Claudia García, una madre que ayer llevaba cuatro días acompañando a su pequeña que recibe atención en un pasillo del Hospital Infantil San Vicente Fundación.
Mientras algunos niños deben pasar cinco días en urgencias, atendidos en los pasillos en el Hospital, en Metrosalud no se utiliza toda la capacidad instalada.
Sillones, camillas, sillas, todo se vale al momento de buscar una cama que sirva para descansar mientras se recibe la atención y se espera que la enfermedad abandone el cuerpo de los infantes.
Las urgencias pediátricas del San Vicente están colapsadas. El tema no es nuevo porque desde hace años superan el 150 por ciento, pero los porcentajes sí lo son: llegan al 500 por ciento de ocupación.
Las urgencias tienen capacidad instalada de 12 cubículos que cuentan a su vez con tres médicos pediatras en el día y dos en la noche, además de dos jefes de enfermería y 8 auxiliares y con disponibilidad de atender las 24 horas.
Recursos que no son suficientes porque se está atendiendo cinco veces la capacidad instalada. Cada día amanecen 70 niños con acompañantes, ocupando más de los 12 cubículos disponibles.
El problema es estructural y “la buena fama” del San Vicente, lo lleva a recibir muchos más pacientes de los que su capacidad le permite. Las personas acuden a ese hospital y rebosan su capacidad, porque lo prefieren a otras entidades.
A la espera
Claudia García está sentada en una silla rimax blanca, aunque lleva cuatro días acompañando a su hija, el cansancio no la ha dominado.
La niña, acostada en una camilla, ubicada en el pasillo, mira con ojos tristes a su madre. Su cara está pálida, el cabello despeinado, pero no se queja. Los medicamentos han hecho su efecto, sin embargo, no hay claridad del diagnóstico.
Minutos después, Claudia explica con voz serena: “vivo en Envigado desde hace 13 años, tengo cuatro hijos y la traje porque confío en la institución. Aquí me siento más tranquila”.
No se queja ante la falta de habitaciones. “En estos cuatro días me he asombrado de la cantidad de niños que se han atendido en este lapso. Estoy tranquila porque no me han asignado la habitación, pero no es porque no quieran”.
Liney Fernanda Restrepo, siempre lleva a su bebé de 11 meses, al hospital Infantil Concejo de Medellín, pero en esta oportunidad las convulsiones y la fiebre de su pequeña no la hicieron pensar dos veces. “Me voy para el San Vicente”, dijo.
“La traje a urgencias esta mañana (ayer) y luego de esperar una hora la atendieron”, explica la madre, de 18 años, mientras acaricia con las manos la cara del bebé que juguetea con sus pies.
Es de anotar que la situación se empeora, porque los niños no reciben la atención inicial adecuada y la problemática se vuelve crónica.
El panorama puede empeorar porque cíclicamente, en marzo, se registra un pico de brote epidémico de bronquiolitis. Se trata de una infección respiratoria aguda que en algunos casos puede ser grave.
En esos picos se incrementa un 200 por ciento la ocupación en el servicio de urgencias, puede pasarse de 2.700 pacientes mensuales a más de 3.200; y si ya el Hospital tiene su capacidad llena, el panorama tiende a empeorar. “No tendremos margen de respuesta ante la alta demanda”, explican los médicos.
Aunque las directivas del San Vicente señalan que por ahora, no se han registrado muertes, la cantidad de usuarios copan la capacidad de atención y ponen en peligro la vida de los infantes. Además, limitan los recursos para atender pacientes de alta complejidad.
No todas son urgencias
Como ocurre con el sistema de urgencias de los adultos, solo el 40 por ciento de los pequeños requiere atención apremiante, el otro 60 podría atenderse en un primer nivel, según explicó Juan Pablo Guerrero Quintero, jefe Hospital Infantil San Vicente Fundación.
Augusto Quevedo, médico pediatra del Hospital San Vicente, señaló que el 20 por ciento de los menores hospitalizados en pediatría, pueden ser internados en otro nivel de atención.
Problema estructural
El problema no solo es de camas es estructural. Quevedo, médico pediatra, recordó que hay dificultades en un sistema que no prioriza la salud pública, la promoción y prevención de la enfermedad. “La mirada de salud pública se ha perdido en ese negocio de la salud que se impuso con la ley 100”.
En Colombia hay en promedio 1,4 camas por mil habitantes, frente a cinco camas por mil habitantes que tiene Brasil. En concepto del médico Quevedo, no ha habido un crecimiento acorde con las necesidades del país. “Estamos con las camas que tiene Siria”.
El galeno Augusto Quevedo reiteró que “se perdió la atención en salud pública como prioridad, la atención primaria como elemento central en el ejercicio de la medicina y el aumento de la infraestructura en salud acorde con el crecimiento poblacional”.
Se necesita un sistema fortalecido de salud pública y de atención primaria. Pero la gente se sigue enfermando, como sucede en los países desarrollados con buena salud pública, por ello se requieren más camas hospitalarias, aseveró Quevedo.
Ante esta situación, se busca optimizar la red existente. Según Janeth Castaño Castaño, subsecretaria de Servicios de Salud de la secretaría de Salud de Medellín, se pretende optimizar los recursos.
La funcionaria reveló que se trabajará para fortalecer el primer y segundo nivel de atención, redistribución de los pacientes, para que la mayoría no acudan al San Vicente.
La estrategia oficial le apunta a fortalecer los primeros niveles de atención para que los menores enfermos no reciban atención en un tercer nivel (alta complejidad) sin necesitarlo.
La idea es que los pacientes que requieren una atención de mediana y baja complejidad se acerquen a las instituciones diseñadas para ello.
Las tácticas buscan acercamientos con actores como: IPS, EPS, la academia, el Ministerio de Salud y la Gobernación de Antioquia.
Además, distribuir los infantes que están ubicados en urgencias del San Vicente en otras entidades de la red.
Trabajo que no es fácil, porque algunos consultados por este diario, manifestaron que no se trasladaban a otra entidad porque recibían buena atención del San Vicente .