Autoparques, festivales digitales y otras soluciones para la música en vivo
Aquellas empresas dedicadas a espectáculos de gran tamaño,
han buscado nuevas maneras de conectarse con sus públicos.
Periodista. Estudiante de maestría en Estudios y Creación Audiovisual.
Hay quienes extrañan, de los grandes conciertos, ese fenómeno del piso vibrante, el que resulta de la combinación entre los decibeles y los saltos del público. Ese que es tan común en Rock al Parque, Estéreo Picnic o Altavoz. Otros, por supuesto, extrañan ver a un artista por el que esperaron meses o años, otros quieren regresar al parche de amigos con el que acompañaban las horas en un festival mientras una sucesión de artistas iba tomando el escenario.
Este año, la posibilidad de regresar a espectáculos masivos se ve distante y ya muchos promotores y organizadores han tenido que cambiar de planes. Desde este lunes, 70 artistas locales se presentarán en los conciertos virtuales de Ciudad Altavoz, que cada año solían contar con miles de personas en el público.
Estéreo Picnic movió su fecha de abril a diciembre, con la esperanza de que pasados esos meses, se reactive el sector del entretenimiento y los conciertos en vivo. El Jamming, que contará con Shaggy, Damian Marley y Ska-P, cambió su fecha para noviembre de 2021.
Empresarios de la industria del espectáculo se han estado moviendo desde hace más de cinco meses para intentar habitar sus experiencias a la virtualidad.
Unión Festival Digital
Tan pronto se cancelaron los eventos en vivo en marzo de este año, Páramo, organizadora del Estéreo Picnic, el Baum Festival y quien traería este año a José Luis Perales, Black Pumas y Caifanes, echó cabeza durante el primer mes de cuarentena y supo que quería desarrollar una idea para “conectar y despertar emociones” por medio de la virtualidad, tal como ha intentado hacerlo en un formato físico, cuenta Gabriel García, CEO de esta promotora de conciertos.
La empresa creó un festival con distintos escenarios y horarios, pero quiso complementarlo con contenido que fuera más allá de presentaciones musicales. La apuesta fue fusionar conciertos, recetas e historias de vida a través de una plataforma independiente en la que la gente pudiera navegar y escoger a dónde quería ir entre toda la programación que se desarrollaba en simultáneo (como en un festival físico).
Sumaron aliados y el resultado vio la luz, por primera vez, el 25 de abril y se llamó Unión Festival Digital. Participaron chefs como Catalina Osorio, Jorge Rausch y Laura Londoño. Se presentaron Los PetitFellas, Andrés Cepeda y Santiago Cruz y el público pudo escuchar conversatorios con personajes como el antropólogo Wade Davis, el actor Flaco Solórzano y el músico Yuri Buenaventura. El sábado 1 de agosto el festival llegó a su cuarta edición.
¿Viable o no?
Unión Festival Digital fue de entrada gratuita, “estábamos probando si la gente entraba o no, si podía funcionar la idea”. Contaron con artistas cercanos que apoyaron la idea, pero a medida que avanzaron sus ediciones, los promotores también le pagaron a algunos participantes.
Aunque la plataforma funcionó, “nosotros no tenemos la opción de generar los mismos ingresos o tener la misma empresa a través de lo digital”, concluye García. Para ninguno: ni los empresarios, ni los artistas, ni los asistentes. Ve difícil que el esquema y la producción de los eventos cambie, en lo digital compiten contra múltiples contenidos ilimitados. “Lo digital es una forma de mudarse a la situación, pero lejos de un reemplazo al modelo de negocio”.
Ocesa, otra gran promotora de conciertos en Latinoamérica, tuvo que frenar en seco. En junio iba a traer a Colombia a Billie Eilish, la cantante estadounidense que en 2019 ganó Álbum del Año en los Grammy. Se desconoce cuando podrá realizarse ese encuentro en el país.
Por ahora, Ocesa ha puesto en escena espectáculos a través de la página eticket.co, como es el caso de Planchando el Despecho. Para Luz Ángela Castro, directora de Ocesa en Colombia, lo digital nunca había cobrado tanta importancia a pesar de siempre haber estado ahí. “ El tema digital supone sus retos porque hay mucho contenido gratuito y si tienes la intención de monetizar, indudablemente debes dar un valor diferencial”.
Han puesto en marcha este tipo de espectáculos en estos cinco meses, pero son conscientes de que “estas no son medidas que permitan recuperación económica, sino que son paliativos que permiten, por un tiempo, dar circulación de contenidos y tener una monetización parcial del tema”. Tienen claro que, de ninguna manera, van a suplir lo que significan los espectáculos en vivo.
Han tenido mente, además, otras alternativas fuera de la virtualidad. Esta semana la empresa anunció una alianza con Páramo Presenta y Live Nation para aportar una solución similar a la de los autocines pero para presentaciones musicales en vivo: Caravana, auto conciertos.
Consiste en usar los parqueaderos del parque Salitre Mágico en Bogotá para ofrecer 20 conciertos, cumpliendo con medidas de bioseguridad, y que el público pueda disfrutar de la música desde sus automóviles.
“Es un esfuerzo que ponemos a disposición de nuestro sector para que quiera hacer su espectáculo lo pueda hacer y optimicemos el esfuerzo individual”, dice Castro. Aún no se ha confirmado cuando arrancará esta iniciativa en esa ciudad o si llegará a Medellín.
Acercamientos previos
Para el Teatro Mayor Julio Mario Santodomingo en Bogotá, el acercamiento a estas iniciativas virtuales no ha sido algo tan reciente. Desde 2015 pusieron a andar la iniciativa Teatro Digital, donde se alojan espectáculos grabados que tuvieron lugar en ese recinto y otros importados de países latinoamericanos y europeos, debido a su conexión con la asociación Ópera Latinoamérica, por ejemplo.
Surgió como una búsqueda que pretendía resolver “de qué manera podríamos encontrar un espacio que hiciera posible una audiencia mucho mayor de la que teníamos presencialmente en el teatro”, cuenta su director, Ramiro Osorio.
Desde 2011 empezaron a hacer pruebas para tener una plataforma robusta, “muy contundente y atractiva”, que contara con una calidad alta, que se igualara a la programación activa que tenía año tras año el teatro.
Con experiencia de varios años por delante, en los primeros dos meses de pandemia el sitio ya registraba alrededor de 15 millones de visitas y 3 millones habían seguido las transmisiones que se alojaban allí. “Las instituciones culturales existen para eso, para hacer mucho mejor la vida de los ciudadanos”.
La plataforma se armó con el apoyo de Bancolombia, quien ha financiado el proyecto. El acceso del público a todos los contenidos alojados allí es gratuito y esperan que siga siéndolo. Sin embargo Osorio plantea una reflexión: “Tengo la convicción de que el tema del financiamiento de la cultura y las artes es un tema de corresponsabilidad de la sociedad en su conjunto –apunta– Así como en el Teatro Mayor, el 26% de los recursos los aporta el público a través de la compra de las entradas, seguramente vamos a necesitar también la ayuda del público para mantener programas con la calidad y con la diversidad de un programa como este”.