Un nuevo aire para un viejo instrumento: la bandola andina está disponible en formato digital
Estiven Sepúlveda, estudiante del ITM, logró hacer de la tradicional bandola andina un instrumento digital al alcance de cualquier con internet.
Periodista. Magíster en Estudios Culturales de la Pontificia Universidad Javeriana. Ha escrito en diferentes medios de comunicación colombianos como VICE, Pacifista, El Espectador y El Colombiano.
Estiven Sepúlveda empezó a tocar la bandola andina sin querer. Lo suyo era la guitarra clásica, entró a clases a los 10 años, en su natal Rionegro, pero un par de años después el profesor consiguió un trabajo en el Politécnico Jaime Isaza Cadavid, allí tuvo acceso a instrumentos tradicionales y le asignó un instrumento a cada estudiante, a Estiven le tocó la bandola andina y rápidamente se enamoró de su sonido.
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“La bandola tiene una magia muy linda, es un sonido muy pastoso, brillante, lo reconoces inmediatamente apenas suena y se logran matices y efectos sonoros muy bonitos. A la gente le gusta mucho, y como no es algo que se escucha todos los días entonces es muy innovador, muy exótico”, dice Estiven.
Tras graduarse del colegio Estiven empezó a estudiar la carrera de música en el Instituto de Bellas Artes, allí, dice, nadie sabía mucho de la bandola, pero el siguió tocándola. Darla a conocer se fue volviendo casi un oficio.
Cuando estaba en octavo semestre, gracias al Programa de Movilidad Académica Local –PALOMA– cogió un par de materias de la carrera en el ITM, pero terminó haciendo otra carrera completa, Artes de la Grabación y Producción Musical. A la hora de hacer su proyecto de grado quiso combinar todas sus pasiones –la bandola andina, la producción de audio y la programación– y terminó creando una bandola andina virtual, que está alojada en Pianobook, una plataforma internacional de muestreo de instrumentos que permite el acceso a cualquiera que tenga internet.
“La bandola ha tenido mucho desarrollo académico y ha venido creciendo, ganando terreno en festivales, en agrupaciones, pero faltaba una versión virtual que estuviera libre para que músicos de diferentes países la integraran en su biblioteca”, dice Estiven.
La bandola digital replica fielmente el sonido de su versión acústica, lo que permite obtener una amplia gama de efectos, incluido el denominado swarm (enjambre), un recurso empleado en la orquestación, considerado ideal para componer bandas sonoras y producciones musicales globales.
El trabajo fue arduo. Estiven no solo digitalizó el instrumento, sino que en el proceso creó un tutorial sobre cómo hacerlo para que más personas se animen a digitalizar todo tipo de instrumentos, pues a pesar de que las bibliotecas digitales son inmensas, no hay muchos instrumentos andinos y es probable que tampoco hayan muchos instrumentos tradicionales de diversas regiones del mundo.
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El proceso de digitalización tiene dos grandes etapas, grabación y programación. En el primero, Estiven utilizó un repositorio de instrumentos andinos que ya se había grabado en la universidad. Para desarrollar el swarm, él mismo grabó la bandola varias veces.
Según registros de la Pianobook, la bandola andina creada por Estiven ha sido descargada por más de 1.030 personas en el mundo.
Estiven, incluso, la uso en la película The Fox and Grandma, del director Atanas Shopski, que se estrenó hace poco en Holanda y en la que él se encargó del diseño sonoro.
“Es maravilloso porque de alguna manera estamos democratizando el uso del instrumento. Esto abre las puertas a que más personas conozcan la bandola y que desde su creatividad innoven”, dice Estiven.
Bandola: historia e identidad
La bandola andina es una instrumento transcultural, es decir, su desarrollo, hasta llegar a como la conocemos hoy, incluye el aporte de diferentes culturas, desde las antiguas civilizaciones del Medio Oriente hasta las prácticas musicales contemporáneas en Colombia. Es un instrumento melódico por excelencia y se utiliza en diversos ritmos del folclor de la región andina, como es el caso del bambuco, el pasillo, la danza, la guabina, el torbellino, entre otros. Durante la primera mitad del siglo XX, la bandola se estandarizó en el país como un instrumento de 14 o 16 cuerdas, en los años 70 y gracias a Luis Fernando León Rengifo, dio un gran salto técnico y expresivo. Ahora gracias a Estiven Sepúlveda es también un instrumento digital y está al alcance de todos, músicos y curiosos.