Armenia Mantequilla tiene nueva Casa de la Cultura
Financiada con recursos del ICPA, la obra fue entregada hace unas cuantas semanas. Los habitantes esperan que la vía de acceso principal también sea intervenida pronto.
Periodista, Magíster en Estudios Literarios.
Nacida en Armenia Mantequilla, la profesora Gloria Estela Quiceno recuerda que en el edificio de la actual Casa de la Cultura estuvo el primer convento de ese municipio del occidente de Antioquia. Luego, con los años, allí funcionó una casa para los estudiantes de las zonas rurales que iban a estudiar en el casco urbano. Ahora, en uno de los salones del edificio remodelado con dineros del Instituto de Cultura y Patrimonio de Antioquia (ICPA), los martes y los jueves, de dos a cuatro de la tarde, ella da clases de pintura y manualidades. Sus enseñanzas las reciben los padres y sus hijos. “Mis clases son familiares: el papá o la mamá debe acompañar el trabajo de los niños”, dice la profesora Quiceno, cuya casa, a dos cuadras de aquí, es un museo personal.
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Desde las ciudades, con su abundancia de oferta de entretenimiento y cultura, resulta difícil hacerse una idea de la importancia que tienen las casas de la cultura, los museos y las bibliotecas en la vida social de los pueblos. En estos sitios se desenvuelve la cotidianidad de los niños, adolescentes y ancianos, precisamente aquellos que no han entrado o ya salieron del circuito laboral. También allí se realizan los eventos principales de los calendarios municipales: los torneos de ajedrez, los ensayos de las bandas musicales, las clases de baile y las celebraciones de esto y aquello.
En sintonía con esta realidad, el ICPA ha invertido en las infraestructuras de los escenarios culturales de Olaya, Rionegro, Concepción, San Vicente Ferrer, El Santuario, Marinilla, Granada, Alejandría, Támesis, Hispania y Jericó. “La directriz del gobernador fue clara: ‘Las obras no son de los gobernantes, las obras son de los ciudadanos antioqueños’. En lo que va de la administración, el Instituto ha terminado aproximadamente nueve casas de la cultura que habían quedado inconclusas y ha iniciado obras nuevas, entre ellas en Granada”, le dijo Roberto Rave, director del ICPA, a EL COLOMBIANO.
El funcionario destacó que la inversión destinada a estos procesos representa cerca del 4% o 4,5% del presupuesto de libre destinación de la Gobernación, lo que calificó como un hecho de carácter “trascendental” para el sector cultural. Rave señaló que la administración busca crear plataformas para que los artistas y agentes culturales “puedan vivir del sueño y del talento que tienen en el corazón de esa gran vocación”.
Explicó que mientras en países como Estados Unidos la cultura y el entretenimiento representan un sector económico robusto, en Antioquia persisten modelos “retrasados” basados en subsidios. Añadió que estudios muestran que cerca del 68% de los agentes culturales del departamento llegan a la vejez sin acceso a salud o pensión.
Volvamos a la Casa de la Cultura de Armenia Mantequilla. Además de las clases de arte, también se ofrecen de música y de baile tradicional y contemporáneo. Por ejemplo, las clases de música son orientadas por el profesor Robin Alberto Moreno Muñoz y se dictan de lunes a viernes, de dos de la tarde a ocho de la noche. La oferta incluye las clases del semillero, en las que se dan los fundamentos de los instrumentos y el pentagrama. Este año, por los instrumentos con los que cuenta la Casa de la Cultura, el aprendizaje básico se realiza con flautas, trompetas y saxofones. El siguiente grupo está conformado por aquellos que sortearon el semillero con éxito y hacen parte de la prebanda. Al final está la banda, en la que participan músicos adolescentes y veintiañeros.
Nacido en Sabanalarga, el profesor Robin tiene una carrera musical que se extiende por la casi totalidad de su vida. Recuerda que, siendo un niño, convertía las ollas de su casa en instrumentos de percusión. Aunque no ha estudiado un pregrado en música, sí se ha formado en los espacios con los que cuentan los pueblos: las bandas, los grupos y las casas de la cultura.
Este punto resulta importante porque nos recuerda a los citadinos de la relevancia que tienen las casas de la cultura municipales en la formación de los artistas que nacieron o viven fuera de las urbes.
Víctor Ricardo Mejía, coordinador de cultura de Armenia Mantequilla, le contó a este medio que la danza es la línea más fuerte de los procesos culturales de ese municipio. Hoy por hoy entre 70 y 80 participantes, distribuidos en distintos grupos por edades, reciben clases de danza.
La participación no tiene costo económico y exige asistencia y responsabilidad. La mayoría de los beneficiarios vive en la zona urbana, aunque también se atienden sectores rurales, entre ellos el corregimiento La Herradura. Sumando a estudiantes y acompañantes, Mejía calcula un impacto superior a las 300 personas en un municipio cuya población ronda las 5.000.
El coordinador señaló que, sin estos programas, los niños y jóvenes no contarían con otras opciones para el uso del tiempo libre, porque después de la jornada escolar no existen más ofertas locales. La Casa de la Cultura, ahora ampliada a dos pisos y con más de seis salones, permite organizar los grupos por edades y horarios. Mejía agregó que, además de la formación artística, los instructores trabajan en pautas de convivencia y hábitos de participación en los procesos culturales del municipio.