Siembra: una película sobre el desarraigo
El filme ganador del premio especial del jurado del Festival de Cine de Cartagena llega a Medellín.
Comunicador social. Periodista del área de tendencias. Me interesan la ciencia, el lenguaje, la sociedad y el internet. Me gusta responder las preguntas que se hace la gente cuando se hace preguntas.
Italia, Brasil, República Dominicana. Suiza, Francia, Estados Unidos. Y, por fin, Colombia. El recorrido que la película colombiana Siembra hizo hasta llegar a las salas nacionales fue extenso, y en el proceso acumuló galardones como el de mejor película en el festival de cine latinoamericano de Toulouse, mejor ópera prima en el internacional de Tarragona o un premio del jurado en la más reciente versión del Festival de Cartagena.
Como la película, sus protagonistas también hicieron un recorrido vasto. Pero estuvo marcado por la violencia, muy lejos de la celebración de los festivales: llegaron a Cali desplazados por el conflicto y ahora se enfrentan a la paradoja entre las ganas de volver a la tierra del padre, Turco, y el afán del hijo, Yosner, de echar raíces en la urbe.
Los directores del filme, Ángela Osorio y Santiago Lozano, también se definen como migrantes. Ambos llegaron a una ciudad que no era la suya, Cali, a comenzar a construir una vida.
En ese sentido, Siembra es una película sobre el desarraigo. Lo dice Osorio, quien cuenta que el filme nace de una reflexión sobre el desplazamiento. “Luego de algo así las personas quedan en una suerte de limbo, donde no están en un lugar ni en otro, y el tránsito entre ambos se hace a través de un ritual, en este caso, un duelo”, explica.
Sin embargo, el duelo no es la lucha entre el padre que quiere volver a su tierra y el hijo que quiere quedarse. Algo ocurre. Yosner es asesinado. Turco está sujeto, de nuevo, a una serie de hechos sobre los que no tiene control.
En parte, el cine también es eso, “una suerte de azar, donde tratas de controlar lo que pasa en el cuadro, pero lo que ocurre dentro de él es la vida misma”, en palabras de Osorio.
No obstante, los directores procuraron disminuir la cantidad de azar al mínimo. Todo busca tener sentido. Por ejemplo, los gustos musicales son una de las diferencias entre padre e hijo. Con eso en mente están los perfiles de los actores: Diego Balanta, Turco, nació en Timbiquí y es un músico reconocido en el Festival Petronio Álvarez. José Luis Preciado, Yosner, es un bailarín con años de experiencia, conocedor de géneros como el hip-hop y el krump. Ambos están en orillas distintas del río, como en la película. Así, con el propósito de construir una narración uniforme, los demás elementos del filme: el blanco y negro, los planos, etc.
Todos somos de alguna manera migrantes, dice Osorio, quien está migrando y visita Medellín para presentar Siembra en las salas locales. Si todos lo somos, la pregunta real tal vez sea la que ella plantea: “¿Cómo hacer que crezca de nuevo un árbol que ha sido arrancado y dejó sus raíces?”. La respuesta, en este caso, está conjugada en presente: siembra.