¿Una película hecha para ateos?
Este jueves se estrena El soborno del cielo. Su director, Lisandro Duque, dice que será polémica.
Colaborador. Comunicador Social Periodista U. de A., Especialista en Gerencia del Mercadeo UPB.
A comienzos de los años 60, un párroco se niega a ofrecerle cristiana sepultura a un suicida en Sevilla, Valle. La furia de su familia se extiende a gran parte del pueblo, que incluso se siente provocado a formar la “primera república atea” en el país.
Esta es la trama de El soborno del cielo, del director Lisandro Duque, que se estrena mañana en las salas nacionales.
Un filme que Duque cree que “a los ateos les va a gustar mucho”, pues afirma que es una reivindicación a su derecho a discrepar de las creencias religiosas, aunque agrega que los creyentes también la disfrutarán porque les servirá “para formarse en la pluralidad y el respeto de quienes no creen lo mismo que ellos”.
Todo parte de una historia real, vivida por el propio director en 1965 en su pueblo natal, Sevilla. “Fui testigo de un episodio de discriminación contra la familia de un suicida. El párroco e negó a ofrecerle los oficios religiosos, concitando la solidaridad de la comunidad. El religioso declara en entredicho la iglesia (sanción eclesiástica) hasta que el cuerpo del difunto sea trasladado al cementerio laico”, un asunto delicado pues en aquellos tiempos dicha institución administraba sacramentos como el bautizo, la unción de los enfermos, y las notarías no tenían las funciones que hoy poseen.
“Era un discurso intimidatorio, contra el infierno, el pecado, contra cualquier disfrute corporal, incluido el sexual. Eso hizo que los colombianos sean los seres inhibidos que hoy son”, advierte Duque.
Ante tal posición, polémica por demás, el director siente curiosidad por conocer la respuesta que tendrá el público frente a esta producción que requirió una inversión de 2.200 millones de pesos, y fue rodada en Honda, Tolima.
“Una obsesión”
Para Lisandro Duque, El soborno del cielo se convirtió en una obsesión personal, no solo por ser una historia de la que fue testigo, sino porque quería revelar episodios que la “la sociedad colombiana debe conocer, que las nuevas generaciones con seguridad no se saben, sobre el papel de la iglesia en tiempos recientes”.
El elenco estuvo conformado por 49 actores profesionales, más un número no cifrado de extras.
La cara más conocida entre el grupo de artistas es el manizaleño Germán Jaramillo, quien hace el papel del cura (sin nombre en el filme). Entre otros filmes, actuó en Paraíso Travel.
Guillermo García, venezolano, interpreta a Alfer, el hermano del suicida.
“Por el mismo título, cualquiera podrá pensar que es una película con pretensiones de herejía, sacrilegio, pero no, demuestra que se puede ejercer el escepticismo y la religión de una manera divertida”, cierra Lisardo