Cristo murió en el año 30
Cambios de calendario enredan a historiadores en la medida del tiempo de la Edad Antigua. Muerte de Cristo sirve de referencia para entender el lío.
Envigadeño dedicado a la escritura de periodismo narrativo y literatura. Libros de cuentos: Al filo de la realidad y El alma de las cosas. Periodismo: Contra el viento del olvido, en coautoría con William Ospina y Rubén López; Crónicas de humo, El Arca de Noé, y Vida y milagros. Novelas: Gema, la nieve y el batracio, El fiscal Rosado, y El fiscal Rosado y la extraña muerte del actor dramático. Fábulas: Las fábulas de Alí Pato. Premio de la Sociedad Interamericana de Prensa.
Ahora resulta que Cristo nació tres años antes de Cristo y, por eso, no murió en el 33, sino en el 30, a la edad de 33 años como siempre nos habían contado.
Este dato lo entrega el historiador Germán Suárez Escudero, integrante de la Academia Antioqueña de Historia, quien, desde hace unos cinco años viene estudiando ese lío temporal. Ya editó el libro Año 30 de C Almanaque ideal de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, que puede resultar útil para estudiosos de temas de Cristo o de historia de Occidente.
En ese lío, como él reconoce, es fácil caer, porque ha habido cambios de calendario, es decir, de particiones del tiempo. La mayoría de las personas es consciente de que el que nos rige en la actualidad es el calendario gregoriano, llamado así por su promotor, el papa Gregorio XIII, en el siglo XVI. Este calendario remplazó, en 1582, el juliano, instaurado por el emperador Julio César, más de 40 años antes de nuestra era, el cual, a su vez, remplazó el de Rómulo y Remo que funcionó desde la fundación de Roma, más de 700 años antes de nuestra era.
La confusión de esos tres años de diferencia se debe, explica el historiador, a que Dionisio El Exiguo, del siglo sexto, determinó el nacimiento de Jesucristo el 25 de diciembre de 753 después de la fundación de Roma y se equivocó en varios años. De haber sido como dijo El Exiguo, comenta Suárez Escudero, el rey Herodes hubiera muerto años antes del nacimiento de Jesucristo y, según la Biblia, este gobernante ordenó la persecución y muerte de los niños menores de dos años, con la intensión de matar a quien se convertiría en personaje central del cristianismo.
Diez días perdidos
“Antes del año 1582 —dice Suárez Escudero—, la Iglesia no tenía un calendario unificado con relación al comienzo de los años, que junto con los meses y los días se contaban de distintas maneras, presentando un estilo propio para cada ciudad, cada región y cada país”.
Da como ejemplo que para ese tiempo, en España, el año comenzaba el 25 de diciembre.
Octubre de 1582 fue una estafa, le quedaron faltando diez días: del jueves 4 saltó al viernes 15.
Y comenzaron los cambios para el nuevo calendario, el gregoriano. Mientras en el calendario juliano el año tenía diez meses y empezaba en marzo; en el nuevo pasó a tener doce meses y a comenzar en enero. Los dos meses que añadieron fue uno en homenaje a Julio César —julio—, y otro a Augusto —agosto—. Y el número de días algunos meses también cambió.
De modo que al desfase de años que quedó de los cálculos de El Exiguo, se suma el de los días.
“El acontecimiento más importante de ese año es la muerte de Cristo. Leyendo el Misal de Pío V, publicado en 1570, sucedió el 6 de abril, no el 5 como afirma Indro Montanelli en su libro Historia de Roma, y digamos que a media tarde, y no a las tres como es la costumbre, porque en ese tiempo no había reloj”.