El modelismo tiene su grupo de practicantes en Medellín
Periodista de la Universidad de Antioquia. Interesado en temas de tecnología y cultura. Disfruto del cine y la música.
Mauricio construye barcos de verdad y de mentiras. Los reales los comenzó a hacer porque los primeros que conoció fueron los que hacía para jugar o coleccionar, pequeñitos, porque eran modelos. Mauricio es diseñador naval y lo que empezó siendo un hobby lo convirtió en un oficio.
A los siete años hizo el primero, y desde eso ha pasado por distintas etapas, “puliendo el hobby”, dice.
Su abuela materna le compró un barco de artesanía y a él “se le abrieron los ojos”. Comenzó a buscar eso que para él era una maravilla, sobre todo “el esplendor y el garbo de los barcos antiguos”.
Los libros de las bibliotecas públicas le ayudaron a ir mejorando, también unas cuantas clases que su abuela le consiguió y “lo enrutaron”.
Aún conserva algunas cosas de los primeros que hizo, un “par de barquitos muy simpáticos”. Uno de ellos, el modelo en miniatura de la replica del HMS Bounty que, según él, se hundió en 2012 durante el huracán Sandy.
La réplica de la nave tenía tres mástiles y 55 metros de eslora, la longitud desde la proa a la popa, que se utilizaron en la película Motín del HMS Bounty (1963) y en Piratas del Caribe.
El modelismo, el pasatiempo que tiene Mauricio, abarca el de aviones, tanques, barcos, incluso hay pesebristas y personas que hacen castillos, todo lo que construir un modelo a menor escala implica.
Mauricio ha estado orientado siempre hacia el naval. No compra juegos de modelismo para armar, a él le gusta hacerlos desde el comienzo, construyendo el plano primero; disfruta de contar una historia con el modelo, “que no sea juguete”, sino que va más allá, dice él, entonces no es solo pegar unas piezas para desarrollar un objeto, sino crear una ambientación natural”. Por ejemplo, el modelo de velero que expuso en El Tesoro lo construyó con madera, aserró los elementos que necesitaba y lo fue haciendo pieza por pieza; y como lo quería poner a navegar le dio resistencia estructural. Fueron 1.000 horas de trabajo.
La muestra la hizo la Asociación Antioqueña de Modelistas, una entidad que agremia a más de 20 personas que practican este hobby.
El presidente de la Asociación, Diego Ramírez, cuenta que tienen 25 años de existencia después de nacer de una manera informal. Según él, había muchas personas que armaban sus modelos solos y en el 93 se juntaron unos cuántos y conformaron el grupo; eso propició la primera oportunidad de exponer su trabajo, lo lograron ese mismo año en el centro comercial Sandiego.
“Somos un grupo de amigos que nos encarreta esto del modelismo”, señala Ramírez, quien además resalta que tienen el aval de la IPMS (International Plastic Modelers Society) de Londres.
Ahora son uno 27 miembros, se reúnen una vez al mes y comparten los avances de modelos que tienen, los terminados y los empezados.
“Normalmente uno tiene su aproximación al modelismo siendo muy joven. Me gusta la aviación militar, siempre sentí mucha afinidad. Es un reencuentro con esos gustos que tuvimos desde la infancia, un pasatiempo en mi caso para revisar la historia militar”, cuenta el presidente de la Asociación.
Para Mauricio, este hobby al que se dedica es una manera de reflejar las maravillas que puede hacer el hombre con sus manos. En el caso de su velero, si estuviera en agua y no expuesto en una caja de vidrio para cuidarlo, arrancaría viento en popa.