Entre la Madriguera que Goli cavó, entra un rayo de luz
La agrupación paisa publicó su nuevo EP y hoy lo presenta en uno de los conciertos de Transmisión.
Periodista que entiende mejor el mundo gracias a la música, que atrapa cada momento que puede a través de su lente fotográfico y a la que le fascina contar historias usando su voz.
A ratos, la compositora Sara Rodas se pone a pensar en el tamaño de las cosas. Se compara con el universo inmenso, con el cielo que sus ojos no alcanzan a abarcar y esas preguntas desatan un espiral que gira muy rápido. Algunas de esas dudas que se le agolpan en la cabeza las condensa en música, otras veces en poesía, aunque es consciente de que sobre preguntas tan amplias “no siempre se llega a una única respuesta”, dice.
De ahí salió una canción como La Nada, que hace parte de Madriguera, el más reciente EP de cuatro canciones de Goli, agrupación que encabeza. Es un tema repleto de esos contrastes que se le revelan cuando reflexiona en torno a esas dudas. Como el silencio, ¿qué significa? y ¿qué hay allí? “En el silencio hay mucho ruido. Está compuesto de mil cosas, grillos, animales, el viento, las voces de la cabeza, la personalidad”.
Ese fue uno de los tres temas de esta producción que la banda venía trabajando meses previos a la pandemia. El que sí surgió en estos meses fue De Antes, en el que Rodas se preguntó, por otro lado, sobre algo más cercano: las relaciones, sus miedos y sus tiempos.
Empezó escribiendo un poema que se volvió canción, una que se entrega a esos vínculos que se han forjado durante años y que cuando llegan a un punto de quiebre, puede que sea en ese pasado común donde se puedan encontrar respuestas. Por eso háblame amor, dime lo que sientes, cuéntame las cosas importantes. Qué es lo que no quieres, lo que te duele, no olvides que te conozco de antes, canta Sara, en un tema que fue “muy difícil de grabar”.
Además, la situación de Goli es atípica, de todas formas, porque el grupo contó con la ventaja de que la mayoría de sus integrantes pudo compartir tiempo en El Alto Estudio en El Retiro durante los meses de confinamiento estricto (pues el estudio se presta para esa posibilidad). Allí, como en una residencia artística a la que la circunstancia pandémica los arrojó: pudieron grabar y terminar de pulir las canciones.
Ante una ausencia tan larga de los conciertos presenciales, una que se torna insoportable para artistas y oyentes, Goli se acercará a su público este martes 17 de noviembre junto a la artista envigadeña EV en una presentación que se emitirá a través de www.transmision.co. Esta serie de conciertos, producidos por la promotora Páramo Presenta, son una iniciativa que surgió para seguir apoyando a músicos independientes. Desde el 5 de noviembre, artistas nacionales se han presentado en esa plataforma. La entrada, si se anima a unirse, cuesta $10.000 y está disponible en la página Entradas Amarillas.
Un laberinto
La oscuridad cumple un rol importante en la producción y es protagónico en el tema que la nombra. Rodas piensa esas sombras siempre “están ahí, en la situación que sea”, aunque no como algo malo, recalca. Y sí, su teoría es que hay que ir a encontrarse con ellas: “hay que conocerse en ese fondo donde está todo, pero no hay nada”.
Es como enfrentarse a un gran tiburón, imagina, pero es justo tras ese enfrentamiento que brotan conclusiones, en el que toma decisiones.
En esta Madriguera el conejo busca los caminos bajo la tierra, “que es esa búsqueda en ese laberinto con uno mismo y con el otro, encontrar puntos en común”. En este caso, señala Rodas, “tiene una salida donde cae luz” y hacia ese punto apunta su esperanza.
El Faro
Quiero saber dónde has estado, qué islas nuevas has visitado, qué remolinos has enfrentado... repite en el coro sutil de El Faro. La última de las preguntas que se hizo Sara fue sobre la muerte y sobre cómo guardar la memoria de alguien que ya no está. En este caso, la de su tío, quien falleció de repente hace un tiempo.
“Desde que sucedió siempre me da vueltas y lo recuerdo mucho”, cuenta. Él vivió muchos años en Barranquilla y entre ejercicios de observación y reflexiones que se ha permitido hacer en el tiempo que ha transcurrido, Sara se apegó mucho en el mar que ha empapado esa memoria y lo que significa el mar. “A veces es un referente de lo que puede suceder en la vida: a veces es calma, a veces es una gran tormenta. A veces, cuando uno se siente muy perdido, hay un faro y una lucecita alumbrando y uno ahí se va acercando para encontrar calma”.
Quiso encontrar la universalidad de lo que evocaban esas emociones, para que se puedan adaptar a diferentes contextos, que ese recuerdo no fuera tan literal. “Quería conmemorarlo y cerrar un poco los ciclos o dejar una cosa clara que no sea un recuerdo vago, sino darle un marco y una imagen potente”.