Gregorio Cuartas, sin miedo a los libros de arte
Una retrospectiva de sus obras se ve en el libro de arte de Davivienda, que cada año hace homenaje a un artista colombiano.
Pintor
Es periodista porque le gusta la cultura y escribir. A veces intenta con la ficción, y con los poemas, y es Camila Avril. Editora de la revista Generación. Estudió Hermenéutica Literaria.
El pichón al abrigo de la lluvia, como se llama el dibujo de Gregorio Cuartas, lo hizo un día que salió al balcón y vio a un pájaro con las alas mojadas. A Gregorio le pareció que estaba tan dibujable, que cogió el lápiz y lo retrató sobre el papel de uno de sus cuadernos.
Está en la página 15, de la sección Cuaderno de bocetos, del libro “Gregorio Cuartas. Pinturas, cuaderno de bocetos y arte litúrgico”, al lado de la cara de un perro, también en lápiz, que fue su perro alguna vez en la vida real.
Es la sección que más le gusta, aunque dice que no es un buen dibujante. El volumen es de la colección de lujo de arte de Davivienda, que el banco dedica cada año a un artista colombiano.
Gregorio tenía miedo de un libro de arte mediocre, por eso no había pensado en uno. Luego, confiesa, “uno no se imagina que le van a hacer un libro”. A él lo llamó su amigo Santiago Londoño, investigador y curador, que tenía la idea hace tiempo. De hecho hicieron uno pequeño con Tragaluz, Arte sacro 1964-2005. Entonces le dijo que iban a hacer un libro, que no pusiera problema, que viniera en marzo a Colombia, y ahí empezó todo.
El volumen funciona como retrospectiva: se ven las primeras pinturas de Gregorio, muchas que ya solo están en diapositivas y debieron digitalizar, y también el trabajo de los últimos tres años, cuando ha vuelto al paisaje. Son ciclos, explica. Los paisajes han estado antes, es más, a él lo reconocen por los jardines imaginarios, por las casitas solitarias en las llanuras. Las plazas.
Los paisajes le gustan mucho por la geometría. Están detenidos en su memoria, y en el tiempo.
Por supuesto están los dibujos. Cuartas dibuja en cualquier papelito, sobre todo en reuniones. Con los dibujos empieza sus piezas, de ahí que no los considere obra terminada. “A mí me ha gustado más pintar”, si bien dibuja en lápiz, pastel, sanguina, carboncillo y marcadores. Con los dibujos piensa, hace ideas, ensaya. La que los ha guardado es su esposa Diana, desde 1977, cuando se conocieron. Ella es modelo de muchas de sus piezas, incluyendo algunas del libro.
Se puede ver, además, su trabajo en arte litúrgico y arquitectura. “Gregorio Cuartas –escribió Santiago en el libro– se interesó por el dibujo y la pintura desde temprana edad, y aunque realizó algunos estudios en Medellín, puede ser considerado un artista formado por sí mismo (...). Empezó a pintar de manera más decidida desde sus días en el monasterio benedictino de Santa María de la Pierre-qui-Vire, en Francia, donde también se inició en la restauración arquitectónica”.
Gregorio es un artista colombiano, nació en San Roque, Antioquia, que ha vivido gran parte de su vida en Europa. Por eso si bien es uno de los nombres importantes del arte contemporáneo del país, ha pasado mucho tiempo en silencio.
Detalles
Rodrigo mira las imágenes que hay en el libro. Se trata de volver atrás, de recordar épocas e historias, como la de El pichón al abrigo de la lluvia o los tiempos en que fue cinco años monje en Francia, pero supo que no lo quería ser para siempre, aunque siga cercano a lo religioso.
Recordar, por ejemplo, cuando hizo su primera exposición, en 1972. Estaba en París. Él hacía “esas cositas de colores”, que vendía a 50 francos, unos cinco mil pesos ahora, calcula. Una secretaria del galerista francés Albert Loeb le compró uno y lo puso en la vitrina. Cuando él lo vio le gustó tanto que miró el resto de su trabajo y lo colgó en las paredes de su galería.
Entonces vuelve a mirar. “Este es mi primer libro en Colombia”.