Atrapar el lápiz en plena Caída Libre
El colectivo La Cimbra desarrolló un proyecto: crear historias visuales uniendo a 32 ilustradores latinoamericanos cada semana. Esto lograron.
Periodista que entiende mejor el mundo gracias a la música, que atrapa cada momento que puede a través de su lente fotográfico y a la que le fascina contar historias usando su voz.
Si la tinta pudiera contagiarse como el coronavirus, ¿cómo lo haría? ¿Saltaría tras un movimiento brusco del ilustrador? De pronto se pegaría a las manos, como tanto le gusta hacer, manchando cuanto puede mientras está fresca. Lo cierto es que entre ilustradores no hay mucho contacto directo, cada quien trabaja en lo suyo, en su página y sus ideas, así que la tinta no la tendría fácil para correr entre unos y otros.
El colectivo colombiano de ilustradores La Cimbra, que arrancó como un espacio para hacer grabado en el barrio Teusaquillo en Bogotá, se inventó una manera en la cual la ilustración podía ser contagiosa e insaciable, como el virus que sigue encerrando al mundo.
El proyecto se llama Caída Libre, una especie de cadáver exquisito entre 32 ilustradores latinoamericanos que permitió que las emociones provocadas por la pandemia quedaran impregnadas en una página cada semana durante tres meses.
Dejarse caer
Como el virus, “uno infecta la historia del otro”, explica Jorge Lewis, ilustrador y director de proyectos de La Cimbra, pero puede haber muchas maneras de entender la iniciativa. La primera puede ser comparándola con los niños que juegan a la lleva. Corren por el parque y el que la “lleva” persigue a los demás hasta que alcanza a uno y lo toca. Ese siguiente es el que ahora sale corriendo hasta atrapar a su próximo amiguito y seguir el ciclo hasta que alguno se canse.
Otra manera de entenderlo es como un jam de improvisación de jazz, cuenta Lewis, quien trabaja de la mano del gráfico Wilson Borja, en la dirección de proyectos. Todos los instrumentos permiten crear en escena, interactuar, sin saber muy bien cuál será el resultado.
¿Y cómo empezó?
Por la pandemia, el laboratorio gráfico de La Cimbra tuvo que cerrar sus puertas físicamente. A pesar de ello, el colectivo quiso permanecer activo. A una semana de arrancar el confinamiento se les ocurrió revivir una idea que habían desarrollado más de cinco años antes, se llamaba Caída Libre.
En ese entonces unieron 10 ilustradores. Consistía en “una narración hacia abajo”, explica Lewis. Uno de ellos arrancaba y dibujaba en una página, tenía una semana para hacer lo que quisiera teniendo en cuenta el concepto “caída libre”. “Yo le daba el último centímetro de esa imagen a otro autor”, el siguiente tenía una semana para desarrollar un segundo dibujo apenas con ese centímetro de guía como hilo conductor. “Era un juego”, concluye el ilustrador. En ese momento sacaron unas 100 copias en serigrafía de ese resultado, pero no sucedió nada más, dejaron el proyecto quieto por años.
El coronavirus despertó de nuevo la idea, pero ahora con un nuevo nivel de dificultad. Se unirían 15 ilustradores y ahora no sería únicamente una sola historia la que resultaría: serían 15, a blanco y negro. Artistas como Lorena Álvarez, Pilar Berrío, Soma Difusa, Julián De Narváez, Cristian Contreras, Cocoa Fuxua y más se animaron al reto que implicaba que todos arrancarían la primera página de una historia. Cada uno le daría inicio a su historia con una ilustración, para eso tendrían una semana. Cuando se cumpliera el plazo, todos entregarían su dibujo al siguiente ilustrador y ese solo podría ver el último centímetro para seguir creando. El compromiso era que todos pusieran su tinta en las 15 historias y ver qué narraciones resultaban del ejercicio.
Y volar
Lo planearon de tal manera que el proyecto durara tres meses (porque eso es lo que creían que podía durar la pandemia). Para los dibujantes, que a veces pasan tanto tiempo tan metidos en su trabajo individual, “Caída Libre era la manera de relacionarnos con dibujo desde la distancia”, destaca Lewis.
Han pasado seis meses desde que la iniciativa empezó, las 15 historias están terminadas, pero han pasado muchas cosas. Amigos o familiares de algunos ilustradores han fallecido, algunos han quedado sin trabajo mientras que parejas se han separado, “sin quererlo el proyecto se volvió como un diario de lo que íbamos viviendo semana a semana”.
La intención siguió mutando y creciendo todavía más. Armaron una historia 16 con otros ilustradores invitados como la muralista mexicana Eva Bracamontes, el artista Apitatán de Ecuador y los colombianos Wosnan y Erre. Ellos han compartido la experiencia de cada ilustrador a través de largas sesiones de entrevista en YouTube, volvieron las historias un proyecto audiovisual (cada una tiene música propia) y esperan proyectarlas en la fachada de un edificio como presentación oficial y para mantener el distanciamiento social. Ya está en preventa una caja de lujo que incluirá las 16 versiones 2020 de Caída Libre, que en total son 256 páginas dibujadas por 32 autores latinoamericanos. Apenas se publicarán 100 ejemplares.
El proceso y apartes de las historias se han documentado y compartido en las redes de @LaCimbra. Desde ahí se puede contagiar a través de tinta y caer en esos 16 panoramas pandémicos que se armaron a punta de arte