Literatura

75 años girando en torno a los libros

Felipe Ossa es el librero de la Librería Nacional, que este 2016 cumple 75 años de fundación.

Envigadeño dedicado a la escritura de periodismo narrativo y literatura. Libros de cuentos: Al filo de la realidad y El alma de las cosas. Periodismo: Contra el viento del olvido, en coautoría con William Ospina y Rubén López; Crónicas de humo, El Arca de Noé, y Vida y milagros. Novelas: Gema, la nieve y el batracio, El fiscal Rosado, y El fiscal Rosado y la extraña muerte del actor dramático. Fábulas: Las fábulas de Alí Pato. Premio de la Sociedad Interamericana de Prensa.

11 de diciembre de 2016

Empleados de la Librería Nacional iban poniendo cerros de libros ante los ojos de su gerente, Felipe Ossa, y del locutor Bernardo Hoyos, para que ellos fueran haciendo comentarios ante los micrófonos de la emisora de la Universidad Jorge Tadeo.

Era un programa radial que realizaban estos contertulios, dueños de gran erudición. Iban tomando el volumen que estaba más alto y exclamaba uno de ellos:

—¡Pero si es El proceso de la civilización, del gran Norbert Elias! No tuvo mucha aceptación cuando salió la primera vez, al final de los treinta, pero cuando lo reeditaron en 1969 fue un auténtico best seller.

—Estudia la evolución de las conductas sociales...

—¿Sabías que Elias murió mientras dormía, a los 93 años de edad?

Y así, sentados en un sofá, como si estuvieran en la sala de la casa, iban hablando espontáneamente de cada volumen que aparecía ante sus ojos.

Tras la muerte de Bernardo en 1912, Felipe Ossa ha seguido haciéndolo, pero solo.

“No tengo interlocutor”, dice el gerente de la Librería Nacional.

Fundada por Jesús María Ordóñez en Barranquilla, la librería cumple 75 años. Ese era un colombiano que se hizo librero en Cuba, en la Librería La Moderna Poesía, y volvió al país a montar la propia. Abrió algunas sucursales en el Caribe, luego en Cali, Medellín y Bogotá.

Felipe Ossa se vinculó a esta librería, en Cali, hace 54 años.

¿Cómo recuerda la Librería Nacional hace alrededor de 50 años?

“Nació en Barranquilla. De la costa pasó a Cali. A don Jesús le gustaba Cali por el clima y se fue a vivir allá. Cuando la abrió, yo vivía en Buga. La visitaba. Desde la primera vez me pareció atractiva, porque tenía cafetería. Era en la Plaza Caicedo, en el centro. Cerca del Diario de Occidente y de la Universidad Santiago de Cali.

Allí se reunían estudiantes, profesores, intelectuales, parejas. Era agradable. Hablaban, tomaban un jugo o un helado y leían revistas o libros.

Posteriormente, cuando estaba en edad de trabajar, se me ocurrió que podía ser en la librería. Me parecía atractiva una tertulia que se formaba entre intelectuales como Enrique Buenaventura, Gustavo Álvarez Gardeazábal, Óscar Collazos, personas de teatro, el periodista José Pardo Llada... También, cuando llegaban los nadaístas, Jotamario, Gonzalo Arango, Elmo Valencia. Todos llegaban allí”.

¿Había censura en temas políticos o religiosos en el surtido de la librería?

“La Nacional ha sido siempre abierta. Ni siquiera en esos años había censura. Eran épocas de gran fervor hacia el marxismo, el piscoanálisis, el estructuralismo, los escritores latinoamericanos... Estaba surgiendo el Boom de literatura con las obras de Gabo, Onetti, Sábato... No había restricción”.

¿Percibe cambios en los hábitos de lectura en Colombia? ¿Se lee más o menos? ¿Y también ha observado transformación en los gustos e intereses temáticos?

“Siguen funcionando los libros de autoayuda. La política, los temas colombianos, los de narco, terrorismo, procesos de paz, literatura, actualidad. Sin olvidar acontecimientos mundiales. Todos los hechos y fenómenos del país y del mundo desembocan en libros: el escándalo político, las memorias de personas famosas de la farándula, las confesiones de un narco... Todo queda consignado en libros. En literatura, los escritores incluyen en sus cuentos el reflejo de lo que sucede, los problemas de las grandes ciudades. La gente siempre ha buscado las novelas, con altibajos. También los best sellers”.

¿Recuerda cuáles libros han sido sucesos en ventas?

“Obviamente Cien años de soledad, que marcó un cambio en los modelos de escritura. Libros de política han estado en auge, como Eros y Civilización, del alemán Herbert Marcuse; los libros de Michel Foucault, como Vigilar y castigar, y la Historia de la sexualidad; los de Claude Levi-Strauss, como El hombre desnudo... Fue un hito también A sangre fría, la novela de Truman Capote.

En los años sesenta y setenta se puso de moda el psicoanálisis y se vendieron los libros de Sigmund Freud. También fue suceso el libro Yo, Claudio, del británico Robert Graves... En otro tema, El despertar de la libertad sexual, de Master y Johnson, fue un best seller. En poesía, el Inventario de Mario Benedetti fue una biblia. De Milan Kundera, La insoportable levedad del ser.

Los de Oriana Fallaci fueron best sellers, como Entrevista con la historia, porque salió cuando estaba reciente la guerra de Vietnam. De Umberto Eco, El péndulo de Foucault... Y entre los autores nuestros, los de Germán Castro Caycedo, especialmente Colombia Amarga.

El año pasado causaron furor los libros de la Nobel Svetlana Aleksiévich, especialmente Voces de Chernóbil.

Cada época tiene sus clásicos. No hay año en que los hechos que cautivaron la atención del público no llegue al libro”.

¿Cuántas librerías hay en Colombia y en Medellín?

“Hoy tenemos 32 librerías en el país. En Medellín, nueve sucursales: las hay en centros comerciales y en los aeropuertos. Próximamente abriremos una en Envigado, en el centro comercial Viva, actualmente en construcción.

Ha habido en otros lugares del país, pero se han cerrado por no resultar rentables, porque el mercado de los libros tiene una clientela pequeña.

Colombia no es un país de amplio consumo de libros. En América Latina incluso ocupa un escalón bajo. México, Chile, Uruguay están más arriba.

Suplimos la ausencia física en otros espacios de la geografía nacional con el servicio Librería Virtual. Las personas pueden hacernos pedidos de uno o varios libros desde cualquier parte y en 24 horas se los hacemos llegar”.

Un dato emitido por usted, en 2010, dice que la Nacional vendía 1,5 millones de libros al año. ¿Ha cambiado?

“Siguen siendo más o menos los mismos. Obviamente, ya no se venden las obras de referencia, como las enciclopedias. Pero se ha fortalecido la literatura infantil y juvenil”.

¿Cómo es el panorama del libro electrónico? ¿Tiene buenas ventas?

“La magia de la lectura de un libro físico en nuestro sillón favorito no desaparece... Total, todo no lo reemplaza la tecnología.

El libro electrónico todavía no se desarrolla. Las ventas de libros electrónicos no llegan al 5 por ciento de lo que vendemos. Porque la tecnología no llega a todas las personas o todas no son hábiles para manejarla, especialmente los mayores, que son los más lectores. Algunas personas piensan: ‘Si leo dos libros al año apenas, ¿para qué comprar un Kindle (lector de libros electrónicos)?’. Las ventas en el mundo todavía no son muy significativas. Están entre el 15 y el 18 por ciento.

Este panorama cambiaría si a los niños, desde kínder y en los hogares, les enseñan a leer constantemente en estos aparatos.

Es más, los índices de lectura en general mejorarían si a los niños les inculcaran hábitos de lectura, bien sea en papel o en presentaciones virtuales. Porque si nunca se ha leído, cuando se es adulto es difícil adoptar ese hábito.

Ahora hay competencia entre las formas de disfrutar el ocio: 200 canales de televisión, música, cine, videojuegos y muchos más”.