Música

Alcolirykoz, un brindis por diciembre: dos tazas de nostalgia por una de alegría

El grupo recuenta sus traídos favoritos, habla de su nueva música y las fiestas en su barrio.

Periodista que entiende mejor el mundo gracias a la música, que atrapa cada momento que puede a través de su lente fotográfico y a la que le fascina contar historias usando su voz.

21 de diciembre de 2019

Como obedeciendo un mandato de los dioses (del rap) el cielo rompió a llover justo cuando Alcolirykoz rimaba ese tema que coqueteó con el bolero y recibió por nombre No Está En Venta. Caía agua como si alguien hubiera querido ambientar, adrede, el coro de esa canción, una de las que Gambeta, Fazeta y Kaztro se sacaron de los bolsillos justo antes de Navidad, un aguinaldo para los seguidores.

Aguacero e’ mayo, todo te lo llevas. Ensilla mi caballo, la finca no está en venta, cantan Jhon Jairo Duque y Gildardo Zuluaga, un par de intérpretes de boleros que encajaban perfectamente en este tema en el que sabían que querían un sonido de trío antioqueño.

No era mayo sino mediados de diciembre, pero valía de todas formas porque en las alturas se escucharon los múltiples regaños de los Ninjazz, especialmente a la industria musical en líneas con nombres propios.

Disqueras que solo saben comprar, han ofrecido plata por mi música pa’ que lo haga mal. Una industria dirigida por sordos sin alma, que te dicen qué escuchar, lanza Kaztro. No piensan venderse, ni por plata ni por ambiciones, ni siquiera por Grammys.

El patrimonio inmaterial que defienden es “la libertad de crear”, resume Gambeta. “La dignidad de hacer las cosas como uno quiere, no como la gente las quiere, o el comercio o la industria”.

El concepto con esa analogía es doble: “Si usted tiene algo que considera que es suyo, defiéndalo, no tiene que vender como nos han enseñado aquí en Antioquia, que todo es negociable”. Lo mismo en la música, les han llegado múltiples propuestas, “todo el tiempo la gente quiere comprar esto después de que está hecho. Pa’ lo que sea, pa’ cambiarlo, pa’ esconderlo”. Ellos cuidan esa dignidad de poder hacer las cosas como siempre han querido hacerlas.

Música de regalo

Dos mil personas reunidas en la Cancha Cincuentenario de Medellín y bien atentas, cantaban el nuevo tema. Allí estaban los más firmes de todos, sus familias que saltaban y cantaban las canciones sin perturbarse mucho por la lluvia. Marina, la mamá de Gambeta, estaba cumpliendo años ese día y él, desde el escenario, la homenajeó y le dedicó Fruko y sus Presos.

Era como si el firmamento hubiera decidido manotear con ritmo, como si quisiera unirse a esa fiesta que los raperos de Aranjuez habían convocado en ese primer festival que organizaron y que tenía como propósito revivir esas fiestas en la comuna 4, de calles cerradas, marranadas (que ya son prohibidas), familia, amigos, sancocho en leña, trago y baile.

En cuestión de semanas estrenaron, además de esa, otras dos canciones, Pambelé y Sancocho en Leña, aunque no salieron en ese orden. Ese último es un tema que, como lo hizo La Típica el año pasado, lleva consigo ese espíritu de las navidades en Aranjuez.

Sus nuevos temas harán parte de un álbum, lo que no saben aún es el nombre, pero no piensan privarse de ir compartiendo su música cuando lo quieran. Entre otras cosas, eso hace parte de la libertad de la que son dueños al ser artistas independientes.

No sirve si no se ofenden

Ya habían estrenado No Está En Venta antes de su lanzamiento. Lo hicieron durante los dos conciertos sinfónicos que organizaron junto a la Sinfónica de Antioquia en octubre. Fue una primicia para esos fieles fanáticos en Medellín que agotaron las boletas de ambas funciones.

Fue hasta diciembre que los seguidores se volvieron a encontrar con ese tema que rememora Cell Theory de Goodie Mob en el coro con ese Who’s that peeking in my window? Pow, nobody now.

Los regaños de Alcolirykoz tienen un motivo y lo dejan claro: mi música no serviría de nada si no te ofende, señala Kaztro en el tema. Por supuesto, hubo quienes se ofendieron y apenas un par de días después de que el grupo publicara el video en YouTube, lo denunciaron en esa red social. Lo tuvieron que volver a subir, pero ahí está vivo, al aire y sin censura.

Dos tazas de nostalgia

En el videoclip están ellos, sencillos, jugando Nintendo como cuando los primos Fonnegra. Aún no eran Kaztro y Gambeta, sino Carlos y Juan, un par de niños que parchaban juntos, jugaban fútbol y videojuegos y pasaban horas entretenidos dibujando, a ambos les gustaban casi las mismas cosas.

De hecho, ese Nintendo es el traído (del Niño Dios) que más le gustó a Kaztro cuando era pequeño. Lo pidió durante años hasta que por fin llegó. “No me la creía”, cuenta. “Lo ensayamos, nos bajamos para la fiesta donde mi mamita, pero yo no veía la hora de que fuera 25 de diciembre para ir a jugar”. Las reuniones siempre han sido donde la abuela, comiendo un arroz con pollo o una sancochada.

Ellos dos solían pasar mucho tiempo juntos al crecer, por ese entonces Fazeta no se había asomado en sus vidas. Recuerda Gambeta que hubo muchas veces en las que amaneció en la casa de Kaztro, que es mayor que él, cuando niño.

En ese Aranjuez de altísimas pendientes, que ha sido su casa toda la vida, Gambeta serpenteaba entre las lomas e iba de roce con Kaztro en una bicicleta azul con manchas y llantas blancas. Ese fue el traído que a él más le gustó cuando tenía 10 o 12 años, no sabe exactamente qué edad tenía.

Sudando todo me lo he ganado desde niño ya que en mi barrio nunca llegó nada a domicilio, rima Gambeta. “En esa época que todo era más precario”, dice, por eso el aprecio por ese tipo de esfuerzos era aún más grande. Eso sí, la bicicleta tenía que compartirla con su hermana porque era una especie de traído compartido.

El aguinaldo que Fazeta más recuerda fue un uniforme completo de Nacional, siempre ha sido muy hincha del fútbol al igual que su papá. Le pidió inicialmente los guantes y recibió toda la indumentaria. Aunque no logró hacer el escorpión de Higuita, ese sigue siendo uno de los regalos que se le quedó en el recuerdo.

Todavía siguen pensando que la receta de diciembre son dos tazas de nostalgia por una de alegría, pero si es ese diciembre que además de recuerdos ha traído como sorpresa tanta nueva música de Alcolirykoz, qué vengan más diciembres alargados de 300 días, como esos de los que hablaban en La Típica, y que la celebración se prolongue por un año entero con los Ninjazz