Música

Café Tacvba grita por México entre líneas

El grupo se presenta hoy en Medellín en el festival Carnívora. Interpretarán canciones de su disco Jei Beibi.

Periodista que entiende mejor el mundo gracias a la música, que atrapa cada momento que puede a través de su lente fotográfico y a la que le fascina contar historias usando su voz.

02 de noviembre de 2018

Uno, dos, tres. Tan fácil que es contar, pero tan sencillo perder la cuenta. Café Tacvba empezó Jei Beibi (2017), su nuevo disco, con un conteo: 1, 2 y 3, y se detiene en 43. Un número que tiene significado en México y en América Latina: 43 desaparecidos. Su homenaje a la tragedia y al dolor de las víctimas de Ayotzinapa está camuflado en un ritmo alegre. El grupo encontró ese lenguaje que sus seguidores entienden para hablar sobre lo que les importa.

EL COLOMBIANO conversó con Meme (Emmanuel del Real), pianista del grupo, sobre su más reciente producción discográfica y cómo la banda enfrenta con música y humor la realidad mexicana.

Más aún cuando ya se acercan los 30 años desde el momento en el que Rubén, Emmanuel, Joselo y Enrique decidieron hacer música.

En 1-2-3 hay una referencia sutil a los 43 desaparecidos de Ayotzinapa, ¿cómo la plantearon?

“Es un ejercicio de cómo escribir una canción que parece una cosa, pero que realmente está hablando de otra. Es algo que disfrutamos hacer cuando hablamos de problemáticas sociales. Nos afecta a todos los que integramos esta sociedad y esta cultura, y tratamos de dejarlo plasmado de alguna manera en esta canción.

1-2-3 se pregunta qué es lo que va a pasar, qué va a suceder, cómo vamos a exigirle al gobierno y a la gente responsable para darle respuestas a todo esto. Es muy difícil porque es una problemática que nos tiene rebosados, hay tanto poder y en medio está la sociedad civil que es la que tiene que pagar los platos rotos de todo esto. Es un problema fuera de control, eso es lo que preocupa, lo que da miedo, pero de igual manera aquí estamos y de aquí somos”.

El Mundo en que Nací, otro corte del álbum, habla de su preocupación como padres por el futuro. ¿Qué le angustia a Café Tacvba de ese futuro?

“Pasa que cuando eres padre te encuentras con una nueva puerta que abre emociones, responsabilidades y preguntas que estaban ahí guardadas. Te encuentras con una parte tuya que quizá desconocías. Si bien la canción habla de amor, también encara la inseguridad y el miedo que a veces tenemos. Ser padre es encontrarse con muchas preguntas sobre el futuro, pero al mismo tiempo disfrutar el presente.

Como entidad, Café Tacvba no piensa mucho en el futuro. Ya con la edad que tenemos como grupo hemos sido más ordenados y también parte de nuestra naturaleza ha sido aprovechar el momento y que las cosas que sucedan partan de lo que estamos generando ahora, de la música”.

¿Cómo perciben Re (1994) después de 25 años de haberlo publicado? ¿Le cambiarían algo?

“Yo considero que cuando uno hace algo, lo hace porque así tenía que ser en ese momento: así lo decidiste y así salió. Tratar de modificar eso es casi como hacer una máquina del tiempo y tratar de alterar el pasado. Hoy en día existe la posibilidad, en cualquier momento, de corregir o modificar una pieza que creaste hace tiempo, pero creo que eso para mí no tiene ningún sentido porque la esencia no vas a poder eliminarla. Los aciertos se insertan a través de los desaciertos y de los errores, entonces son el producto y el camino de algo que disfrutas”.

Muchas de sus letras apelan al humor, ¿cuál es la clave? ¿No tomarse las cosas tan en serio?

“Claro, creo que es parte de la vida. Al principio el público se preguntaba si lo que nosotros estábamos haciendo era nada más una imitación, una copia fiel de lo que nos llegaba de nuestras influencias de Norte América y de Europa, o si realmente se podía provocar algo usando esas influencias y muchas otras de nuestra cultura. En ese sentido, había que hacerlo con mucha convicción, respeto y seriedad y también había que relajarse y tomarlo con mucho sentido del humor, porque finalmente los latinoamericanos somos un pueblo alegre, una cultura divertida que se ríe mucho.

Entonces así aparecen las composiciones, los arreglos, la manera de combinar una cosa con otra. Hay algunas que intentamos y no funcionan, pero ahí aparece el sentido del humor. Lo que funciona queda registrado. La lírica va del humor a la introspección, de la tristeza al amor, de la reflexión social y espiritual, a la conexión que hay con nuestro entorno, con nuestro planeta. Creo que ahí se suman las visiones de nosotros cuatro, de lo que piensa y observa cada uno, lo que queremos plasmar para sentirnos bien. Esa es la semilla y el motor de la creación: poder satisfacer una inquietud y que de pronto veas que lo conseguiste”.

¿Cómo será el espectáculo en Carnívora?

“Nosotros en esta gira estamos presentando el último disco y creo que nunca habíamos tocado tantas canciones de un álbum nuevo, pero hemos encontrado una manera en la que las integramos muy bien con el repertorio antiguo. Así mismo cuando llegamos a un festival o a un lugar donde sabemos que todavía no tienen mucho conocimiento de lo más reciente, seleccionamos algo de lo más nuevo pero no hacemos una selección más profunda de eso. Tocamos canciones para que el público pueda divertirse, para que la gente baile, y creo que es una buena mezcla. Yo siempre he pensado que escucharnos en los discos es una radiografía de nosotros, pero vernos ahora en vivo es ver a un grupo que ya está a punto de cumplir 30 años, sus integrantes están oscilando los 50, y creo que esa es una manera agradecida y divertida de celebrar”.