Música

Después de 15 años, el mundo sigue “Raro”

En 2006, la banda uruguaya Cuarteto de Nos publicó el álbum que les abriría la puerta del éxito en Latinoamérica. Es tiempo de recordar.

Periodista de la Universidad de Antioquia con estudios en escritura de guión de ficción y no ficción.

10 de abril de 2021

En Tajo se sigue tocando en el Teatro de Otoño. Hay actuaciones regulares todos los viernes de una semana que va de lunes, lurnes, martes, márcoles, miércoles, jueves, juernes, viernes, viérbado, sábado a domingo. Los viernes no se trabaja en Tajo, es feriado. En el Teatro de Otoño, Roberto Musso y otros cuatro que juntos son cinco y se hacen llamar un Cuarteto (de Nos), bajan en paracaídas al escenario.

Las fuentes tiran el agua hacia abajo y las avenidas están llenas de árboles celestes, rojos y amarillos. Por ellas caminó algún día Damián rumbo a no importa a dónde a ver a no importa quién. “Tenía urgencia de hablar con el man”. Caminaba porque pinchó la van, cuando vio a una mina de la que era fan. Y se preguntó, entonces allí, por qué le costaba tanto llegar.

“Y llegué, por fin. Y me quedé pensando que sería bueno escribir una canción que hablara de lo que le sucede en el trayecto a alguien que quiere ir a algún lado”, decía Damián, o Roberto, en una charla de TEDxJoven por allá en 2013 en Montevideo. Esa ciudad que existe (en esta realidad suya y mía y no solo en la cabeza de Roberto, como Tajo) y en la que hoy vive permanentemente el vocalista del Cuarteto de Nos. Así nació “Yendo a la casa de Damián”, el éxito más coreado de “Raro”.

Hace 15 años, en un 2006 que entonces les pareció raro, llegó a las emisoras. Y fue como si el mundo en Tajo y en Montevideo, en toda línea de realidad conocida, se sentara a corear a la banda. “Nos cambió la historia. Particularmente en estos tiempos que estamos viviendo, 2020-2021, nos pareció artísticamente el concepto de festejar un disco que se llama Raro en un año mucho más raro que 2006”, dice Musso desde su casa.

“Nos surgió la idea de hacer un vinilo celebratorio como regalo, un objeto tangible. Nos dimos cuenta en las redes sociales que muchísima gente decía “¿ya pasaron 15 años? ¡Qué rápido pasó!”.

Y al mirar hacia atrás, ¿ataca la nostalgia?

“Yo siempre he oído que el Cuarteto se salió del lugar común. En la mayoría de artistas y bandas el momento de mayor popularidad o convocatoria coincide con su disco más emblemático. Y no nos pasó a nosotros. Esa visión de nostalgia al pasado no es tanto así. Raro nos abrió las puertas, pero el momento de mayor convocatoria nuestra es ahora. Como que uno no se ve diciendo ‘uy que lindo que es el momento de 2006 que tocábamos frente a tanta gente y seguimos teniendo el mismo repertorio, qué espantoso’. Nos pasó una cuestión bien digna de la banda, algo que se va un poco de lo normal. A nosotros sí nos conocieron muchos en 2006, pero cuando comenzamos a salir para Latinoamérica iban muy pocos”.

Ese encuentro con el éxito es un momento bisagra, ¿no?

“El Cuarteto pudo ser una banda de Raro para atrás o de Raro para adelante. Yo creo que lo que nos afianzó fue lo posterior a Raro. Toda la suma de parámetros dio que el momento de premios y critica viniera muchísimo después de 2006. Incluso nosotros con Colombia nos hemos llevado una enorme revelación: nos dimos cuenta recién 5 o 7 años después de Raro, cómo había pegado en el publico colombiano ese disco. Toda una generación”.

Una generación que los sigue, ya adulta, y a la que se han unido muchos jóvenes, ¿por qué?

“Yo a veces me pregunto en qué momento sucede esa conexión con la gente joven. Lo más viejos del recinto somos nosotros arriba en el escenario. Nunca, en el momento de componer, me ha gustado buscar una fórmula, pero sí he elaborado teorías. A veces digo que se debe a esa descripción de personajes y situaciones un poco desde la vista del perdedor que hacemos, pero no de perdedor por perder sino como una antítesis del ganador, del que esta siempre bien, del que consigue novia, etc. Son cuestiones que van más allá de lo generacional.

En muchas de esas canciones yo hago una especie de autopsicoanálisis y una conexión con el Roberto adolescente. Pienso cómo ese Roberto encararía este tema, el de 15 años que era flaquito, de lentes, el nerd de la clase, al que algunos le pegaban. Esa vuelta al pasado, de tratar de acordarme cómo era yo, tiene mucho de sinceridad”.

Y como la sinceridad, a veces Cuarteto es muy contradictorio...

“Es que eso somos. La única identidad que tenemos es la sinceridad. Somos todos seres contradictorios. Nunca van a escuchar una canción aquí bajando línea o siendo un panfleto. Nos gusta más plantear conflictos. Nuestros personajes son todos contradictorios, no hay buenos y malos. Yo he sentido que mucha gente que por mucho tiempo no entendió lo que cantábamos o no se enganchó en la propuesta, años después dice Ahh, ahora sí. La gente que entra al mundo de Cuarteto no sale después”.

¿Y tiene límites esa honestidad? Alguno que detenga a Benito en su venganza...

No sé si hoy, en un mundo tan políticamente correcto, me animaría a escribir esa canción. Está llevada al límite de lo verosímil porque nadie, ningún Benito, es causante de todos nuestros males en nuestra vida. Sí, hay muchos Benitos, o también uno es su propio Benito. Me imaginaba un video que capaz pudiera ser llegar al final y sacar la colcha de arriba de la cara y descubrir que yo soy el Benito que venía a ajusticiar.

¿Qué sigue para Cuarteto?

“Estoy componiendo mucho. Queremos volver a los escenarios. Y, te digo, capaz para este año hay una sorpresa para Colombia”.