Música

Tocar arpa se ve fácil en las manos de Magen

Su técnica al interpretar el arpa llama la atención en el mundo por su precisión. Sivan Magen está hoy de concierto en Medellín.

Periodista, presentadora y locutora. Fui DJ de radio, reportera de televisión y ahora disfruto el ejercicio de escribir a diario. Melómana, cinéfila y seriéfila.

14 de septiembre de 2017

Sus manos rozan delicadamente las cuerdas. Unas rojas, otras negras, también blancas y doradas. Son 47 en total. Su mirada se concentra en ese fino movimiento de los dedos, como una caricia. De vez en cuando cierra los ojos. Disfruta la música y así lo transmite.

Él es el israelí Sivan Magen, uno de los arpistas más reconocidos del mundo. La prensa internacional lo considera un “mago”, gracias a su virtuosa interpretación, esa que hace ver “fácil” tocar este instrumento. Bibiana Ordóñez, arpista de la Orquesta Filarmónica de Medellín, asegura que no es tan sencillo como lo hace ver Magen, pero esa es su cualidad, “tener una técnica con la que puede cambiar los colores de la música de manera más elemental y por ende hacer que el público sienta más”.

Magen cuenta que su amor por el arpa comenzó a los 12 años, “y no estoy seguro del porqué escogí el instrumento, creo que fue algo mágico, era diferente”. A pesar de que el repertorio de arpa no es tan numeroso como el de piano, el músico de 37 años explora en lo conocido y adapta algunas piezas maestras de los últimos tres siglos. Ama el instrumento, goza con su dulce sonido y se permite experimentar.

Se formó como músico en Jerusalén y perfeccionó su técnica como arpista en el Conservatorio de París, de allí viene esa destreza que él comparte con 23 estudiantes en la Cátedra Salvi de Arpa que se realiza esta semana en Bogotá. Son alumnos de todo el país, en su mayoría hombres, quienes reciben clases gratuitas. A Magen lo sorprende que sea más numerosa la representación masculina. “Al recorrer el mundo uno se da cuenta de que es un instrumento que tocan más las mujeres. Para mí, como arpista hombre, ver a tantos en Colombia me emociona. Es el tercer año que vengo y el nivel es cada vez mayor”, dice.

Magen y Ordóñez atribuyen este hecho a la música tradicional del llano colombiano, y a tantos niños y jóvenes moviendo sus manos aceleradamente al compás de un joropo. El sonido es distinto, pero las bases de lo que hace Magen como instrumentista es igual. La pasión por esas cuerdas tensadas y los pedales de este gigante instrumento es la misma porque, como concluye el israelí, “en el arpa es más emocionante la variedad”.