100 años de Nereo López, el historiador visual de Colombia
Fue uno de
los grandes historiadores visuales de Colombia durante el siglo XX.
Hoy el país celebra 100 años del natalicio
del fotógrafo cartagenero.
Biblioteca nacional
Periodista. Estudiante de maestría en Estudios y Creación Audiovisual.
Coleccionista, actor, inventor, solitario, puntual, obsesivo, aventurero, proyeccionista, bohemio, melómano, emprendedor, trasnochador, reportero, bailarín y, sobre todo, fotógrafo.
Desde que Nereo López (1920-2015) tuvo por primera vez una cámara en sus manos a los 28 años, una Agfa 120 de fuelle que le dejó un amigo en custodia y por la que nunca regresó, hasta cuando vivió solo en Nueva York, todo lo quería capturar. Allí, aún a sus 80 años acostumbraba tomar fotos con una cámara digital en el Subway. Ponía el aparato en su rodilla y capturaba un momento. Lo hacía para no perder el contacto humano.
Trabajó como reportero gráfico en diarios y revistas del país como Cromos, El Tiempo y El Espectador, donde retrató campesinos, artesanos, parrandas, tradiciones, corridas de toros, fiestas populares, paisajes, culturas y costumbres en Colombia.
Hizo un registro muy completo de la vida y cultura de todas las regiones del país, no solo del Caribe, como se le ha descrito, y “es un gran historiador visual, una tarea que aún no se le reconoce”, precisa el curador Santiago Rueda.
El oficio de fotógrafo le dio la posibilidad de recorrer el país dos veces, a los 40 y 60 años, comenta su hija Liza López, residente en Suecia. Se le recuerda por compartir, a comienzos de los años 50, con amigos a los que juntos se les ha conocido como el Grupo de Barranquilla: Álvaro Cepeda Samudio, Alejandro Obregón, German Vargas, Alfonso Fuenmayor y Gabriel García Márquez. Nereo López también fue jefe de fotografía del cortometraje La langosta azul (1955) en el que hizo el papel principal “del gringo” –tenía los ojos azules–.
Fue corresponsal de las prestigiosas revistas Time, Life y O Cruzeiro, donde hacía reportajes e invitaba a sus amigos escritores, como Germán Vargas y Manuel Zapata Olivella. “Se invertía el papel tradicional de un periodista que viaja con un fotógrafo, era éste el que invitaba a los escritores”, indica el curador Santiago Rueda.
Además fue seleccionado por el Gobierno colombiano como fotógrafo oficial para la visita del papa Paulo VI a Colombia en 1968 y para la entrega en Estocolmo del premio Nobel de literatura de Gabriel García Márquez en 1982.
Más que registro
Santiago Rueda lo ubica, junto a un grupo de artistas –Abdul Eljaiek, Hernán Díaz, Gabriel Carvajal, Leo Matiz–, como parte de los fotógrafos que pertenecen al periodo editorial que tuvieron control sobre su trabajo. “Ellos fueron los únicos que lograron publicar un libro y tener una autonomía sobre su trabajo, por lo que se reconoce al fotógrafo como autor”, explica Santiago.
Fue un pionero del formato digital, el color. “Uno de los primeros que trajo en 1969 el lente ojo de pescado”. Nereo era un hombre muy avanzado a las técnicas, incluso en una edad muy avanzada.
A su vez, Nereo vivió la transición de la fotografía analógica a la digital, y la aprovechó para crear técnicas que incluían serigrafía, grabado, foto analógica y fotograbado. Indica Sandra Angulo, coordinadora del equipo de conservación de la Biblioteca Nacional, que López aplicaba estas técnicas en lo que llamó transfografías, “transformar” la imagen en papel a un formato digital en el que recapturaba el ensamble de otras fotos.
A la edad de 80 años emprendió un tercer viaje. Se radicó en Nueva York y siguió haciendo fotografía ambiental en formato digital. “Siempre pensaba en hacer cosas nuevas, en no quedarse atrasado, como sucedía con la tecnología”, comenta Sandra Agudelo.
Ahora la Biblioteca Nacional de Colombia custodia cerca de 125.000 negativos, una colección que conserva desde 1998. Una parte más pequeña, y su archivo personal, la tiene su hija Liza López en Bogotá, en la que hay acetatos, negativos, libros, diapositivas, entre otros documentos.
“Era muy minucioso con sus carpetas. Nunca tuvo una persona que lo ayudara, él mismo registraba sus cosas, las organizaba con códigos en su colección”, cuenta Liza, quien siente que su padre era un hombre apasionado por su oficio, que estuvo más preocupado por la fotografía que, incluso, por su familia. Ella se une a la celebración de los 100 años del natalicio que se conmemora en el país (ver ayuda), siente que el país debe ver a ese hombre que en una vida hizo tantas cosas.
“Hice todo lo que quise, no le envidié nada a nadie, ha sido suficiente ya lo vivido”, dijo Nereo López poco antes de morir un 25 de agosto, hace 5 años