Cultura

Una obra de teatro que enseña a crear silletas, armar arepas y cantar Tiringuis Tinguis

Periodista. Estudiante de maestría en Estudios y Creación Audiovisual.

31 de julio de 2018

El camino de las flores es fruto de una investigación sobre cómo comenzaron los campesinos de Santa Elena a transportarse hacia Medellín para vender mercancías.

“Encontramos que salían del corregimiento a la medianoche con productos cargados al hombro para llegar a la Plaza de Cisneros (actual Plaza de las Luces) a la madrugada para vender productos: flores, hiervas, mostaza o zanahorias”, comenta Luis Alberto Correa, guionista y director de esta pieza teatral.

Explica que los campesinos de esta zona, a principios de siglo, bajaban por trochas con sus cosas al hombro iluminados por una vela.

De ahí nació la idea de El camino de las flores, un montaje de La Barra del Silencio corporación teatral que tiene 36 años de existencia y que fue estrenada hace cuatro años.

La obra se nutre de datos históricos: quién fue Arturo Uribe, uno de los promotores de la actual Feria; cuándo fue la primera exposición de las Flores y cómo se realizó el primer desfile.

“La primera Feria de las Flores se hizo en mayo de 1957 y fue una exposición en el Parque Bolívar promovida por el Club de Jardinería de Antioquia y el obispo Tulio Botero Salazar”, comenta Correa.

“Luego el relacionista público de Fabricato y miembro de la Oficina de Fomento y Turismo, Arturo Uribe, vio que esa exposición era muy bonita. Decidieron hacer un desfile y el primero fue entre La Playa y el Parque Bolívar, por todo Junín; solo dos cuadras”, según las indicaciones del artista.

Para 1958 la feria ya no se realizaría en mayo sino en agosto

Público

Es una obra pensada para un público turista aunque esté hecha en español. “El humor es muy ingenioso, no es grotesco, y lo pueden entender las personas de afuera”, explica el director.

La obra intenta contar las historias locales a los ciudadanos de otros territorios; casi que puede apreciarse como costumbrista, si se quiere. “Alguna vez una espectadora que lloraba porque le recordaba a la abuelita cuanto le cantaba Tiringuis Tinguis, otro porque le mostraba cómo hacer arepas y hasta los niños que aprendían a silletas”, agrega.

Con esta obra La Barra del Silencio hace un aporte a la Feria desde las tablas. Está escrita en clave de sainete carnavalesco.

“Sainete es una pieza corta de teatro, una comedia musical. Le quisimos dar el tono carnavalero porque no es el campesino tradicional, subestimado o tildado de montañero”, comenta.