Conozca el proyecto Onda Corta, una nueva manera de hacer radio cultural
Se trata de una propuesta en la ciudad que quiere hablar de cultura con un lenguaje para las nuevas audiencias. Tiene 15 programas y así funciona.
Basta una imagen para entender la propuesta cultural de Onda Corta —una plataforma virtual de videopódcast—: la de Superman. La emplea José Santamaría para explicar la conciliación de los trabajos profesionales del grupo con la pasión de una iniciativa que todavía no da réditos económicos.
Dice: “Somos como Superman: en las mañanas trabajamos en cosas que no nos gustan tanto para en la tarde trabajar en cosas que sí nos gustan, hablar de la cultura”. Con sus risas, los miembros del equipo refrendan la imagen.
El núcleo de Onda Corta está compuesto por seis, tres de las cuales atienden la entrevista en la cabina de grabación. Además de Santamaría, están presentes Pedro Pablo Rincón Jaramillo —encargado de la parte audiovisual— y Juan Sebastián Molina Serna.
De entrada el proyecto partió con dos objetivos claros: el de hablar de cultura con un lenguaje próximo a las nuevas audiencias, despojado del léxico intelectual de las emisoras tradicionales.
“Todos los que hacemos parte del proyecto hemos trabajado juntos en oficinas de comunicaciones. En esos equipos de trabajo teníamos la inquietud de crear un portal que hablara de cultura, pero desde otra óptica. No con esa carga intelectual que siempre tienen los portales de cultura. Queríamos hablar de cultura sin utilizar palabras rimbombantes, terminología”. Hablar de manera coloquial.
También se quiso pensar una propuesta de contenido que superara los límites de las especialidades. Un portal que hablara de música, videojuegos, literatura, series televisivas, de cultura pop y de cómic.
En la parrilla de programación de Onda Corta la cultura se convierte en una conversación de amigos que puede pasar de los temas más densos –la política, por ejemplo– a los en solo apariencia más ligeros –la poética y la semiótica de las canciones de salsa motelera o romántica–.
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El acercamiento a los asuntos de la cultura y del arte no tiene la gravedad de las emisoras convencionales. Los locutores se permiten los chistes y las cavilaciones de hondo calado. La filosofía no tiene por qué tener un rictus de mármol ni los recuerdos de los videojuegos de la infancia tienen que llevar la etiqueta de lo baladí.
Con menos de un año en el aire –el portal fue lanzado el 15 0 16 de septiembre, ninguno de los tres lo tiene claro–, Onda Corta tiene nueve líneas de trabajo, todas tejidas con las biografías de sus participantes: música, cómic, literatura, cine, televisión, videojuegos, arte, política, sostenibilidad.
Santamaría, por ejemplo, es experto en música, Molina Serna vibra con la literatura y el cine y Rincón Jaramillo es el ducho en los menesteres de las cámaras y las narrativas audiovisuales.
Además, la emisora virtual –que transmite en vivo todos los días de seis a siete y media de la noche– ha convocado otras voces para tratar temas de sus respectivas competencias: de cómic hablan Álvaro Vélez –Truchafrita– y Mario Cárdenas, y en la cultura del vinilo cuentan con el apoyo del picotero y dj Carlos Mario Mójica, conocido en la escena musical con el nombre de Don Alirio. En otras palabras, Onda Corta es un parche que procura involucrar diferentes registros y vivencias.
La emisora tiene su sede en el segundo piso de la tienda de discos Surco Records, pero su presencia se extiende a las redes sociales. Por el momento, no cuentan con el apoyo económico de patrocinadores privados ni con el de la publicidad. Han logrado vencer las limitaciones con sus recursos y con el combustible de algunas convocatorias públicas.
En su página está el logo del Ministerio de Cultura. No obstante, sus realizadores saben que el trabajo cultural casi siempre tiene la naturaleza del voluntariado. “Nadie que hace esto espera volverse rico. Lo único que uno busca es un equilibrio y lograr que las cosas sigan, marchen. En este momento estamos funcionando a partir de convocatorias y de apoyos. Hay una segunda fase en la que buscaremos patrocinios”, dice Santamaría.
En la programación de Onda Corta hay once programas. Cada uno se emite con una frecuencia quincenal y tiene una duración promedio de una hora. El Dislate –la navaja suiza de la plataforma, en términos de Santamaría– es una caja de sastre, un magazín para hablar de lo divino, lo humano y lo tecnológico. Se emite los martes o los jueves. También hay espacio para la irreverencia: Ociología –dedicado a la información y el debate políticos– tiene cabida los viernes cada quincena.
Onda Corta es una larga tertulia, una prolongación de las conversaciones con los amigos y parceros en la barra del bar o en el andén de la universidad.