Pedro y el lobo: la sinfonía familiar de Prokofiev en el Metropolitano
El director antioqueño Juan Felipe Molano estará al frente de este concierto pensado para públicos de todas las edades.
El director Juan Felipe Molano cree en el poder de las historias para enganchar a los públicos con la música. Y para explicar ese poder menciona un artículo que escribió sobre las conexiones entre dos premios Nobel: el estadounidense John Steinbeck y el colombiano Gabriel García Márquez. La experiencia de gestor cultural y de músico le ha hecho comprender que los relatos sirven para abrirles las puertas de la música clásica a públicos que no están acostumbrados a ella. Y un ejemplo de eso será el concierto Pedro y el lobo, que tendrá lugar el domingo 13 de agosto a las once de la mañana en el Teatro Metropolitano.
El director afirma que las familias que vayan al teatro presenciarán un evento más amplio que un concierto. Serán testigos de las formas en que la danza, el dibujo, la música y la narración tejen relaciones entre sí para afinar las mentes de los asistentes y, además, para divertirlos.
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Hablemos de cómo es el trabajo en estos conciertos para las familias...
“Los conciertos en familia que hemos realizado durante años de la mano con Medellín Cultural han sido la oportunidad para enseñar muchas cosas y compartir con el público. Estos conciertos se alimentan de otras visiones, no solo de la del músico. En esa medida hemos hecho muchos títulos en los que tratamos que el montaje tenga muchos componentes. Este no es una excepción. Tendremos, por supuesto, un aprendizaje y un goce musical. Se trata de una historia clásica, la de Pedro y el lobo. Son muchos componentes que ponemos en un mismo lugar para que la experiencia del público sea en muchos niveles”.
¿Cómo vencen ustedes el prejuicio de que la música clásica es un asunto serio, aburrido?
“Hay dos elementos. Uno muy importante es el repertorio. Buscamos obras que cuenten una historia. Y lo otro es cómo contamos esa historia. Entonces, Pedro y el Lobo, que es una historia clásica y tradicional, conecta con el público. El segundo componente es el tono. ¿Cómo conectamos con el público? Tenemos un narrador que cuenta un relato de una manera personal. También tenemos el aporte de las imágenes de Javier Cobo, un gran caricaturista colombiano que está radicado en México. Y todo esto ofrece una historia accesible con un tono cercano al público.
La orquesta también se conecta con el narrador, buscando que todo sea muy fresco. Y es un concierto para la familia, no solo para los niños, para los jóvenes, el que quiera venir a disfrutarlo. Al final, buscamos que el montaje sea más que un concierto de música clásica para convertirse en un evento que formar públicos”.
Desde el punto de vista musical, ¿qué es lo particular de esta obra?
“Creo que el hecho de que cada personaje de la historia sea representado por uno de los instrumentos genera una conexión muy bonita. Cuando se acabe el concierto la gente saldrá con una cercanía con los instrumentos. Por ejemplo, cuando vuelva a escuchar el clarinete lo identificará por el timbre y el color del instrumento y lo asociará con el gato. Y ahí es donde yo creo que conectamos con el público”.
Hablemos del surgimiento de tanto talento musical en Medellín...
“Es un proceso muy normal. Hace 30 años vivo fuera del país, pero vuelvo permanentemente. Y veo que en Medellín y en Colombia hay una población de músicos mucho más enriquecidos en todos los niveles que los que comenzamos en este camino décadas atrás. Por ejemplo, en los noventa, cuando estaba en la Universidad de Antioquia, yo no tuve YouTube. Las posibilidades eran muy diferentes. En este momento tenemos más posibilidades. Además, te cuento otra cosa: cuando me fui la primera vez del país el pasaje en avión costaba seis millones de pesos. ¿Quiénes podían viajar en ese entonces?
Entonces, yo lo veo como un momento muy interesante. Aparecen muchos músicos muy buenos. Están en todos los campos: en la dirección hay muchos. Por ejemplo, algunos de mis estudiantes son ahora mis colegas.
Creo que en la política cultural tenemos que trabajar para que todos estos profesionales tengan opciones de largo plazo. También se requiere el aporte de la empresa privada”.
¿Y la transformación de los públicos en estos años?
“Creo que ahora el público es mucho más curioso, más diverso. Me explico: antes el público de la ópera iba a las funciones de la ópera y el de las sinfonías a los concierto sinfónicos. Ahora no. Ahora veo que la gente se mezcla más, que hay más apertura para ir a otros tipos de eventos”.