Cultura

De la calle a la galería: el arte de Scifu está en todas partes

Nice cheeks es la primera exposición individual de Scifu. Estará en la galería El Coleccionista hasta el 30 de agosto.

Periodista. Magíster en Estudios Culturales de la Pontificia Universidad Javeriana. Ha escrito en diferentes medios de comunicación colombianos como VICE, Pacifista, El Espectador y El Colombiano.

17 de agosto de 2025

Los delfines sonríen. Lo hacen para evitar que un momento de juego se convierta en una pelea. Lo dice una investigación dirigida por científicas italianas en las instalaciones de Zoomarine de la ciudad de Roma y de Planète Sauvage, un parque natural en Francia. Ellas, a través de la observación, detectaron que cada vez que un delfín va a entrar en contacto con su compañero de juego hace un expresión facial concreta: entre abre la boca, algo similar a lo que hacemos los humanos al sonreír.

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No quieren problemas, quieren ser amables, como los delfines de Scifu, siempre rosados, redondos, tiernos, porque de eso va su arte, de simpatía, de respeto, del amor y la ternura como principio y fin.

Esa dulzura del color y del gesto le han dado Scifu un enorme reconocimiento no sólo en la ciudad, sino en el mundo del grafiti y el arte urbano, en general. Scifu ha pintado por todas partes, en Medellín, Cali, Bogotá, México, Lima, Nueva York y lo ha hecho en muros, pero también ha hecho stickers, camisetas, pañoletas, medias, pines, afiches, cuadros, escultura y cerámica. Un poco de todo ese trabajo se puede ver en Nice cheeks, su primera exposición individual en la galería El Coleccionista.

–Cuando empecé a hacer esta obra sentí que estaba haciendo realidad un sueño, entonces quería transmitir eso, que vivimos en un sueño. Aunque muchas veces nos llenamos de ruido, la realidad también es muy bonita. Pero al momento de estar haciendo esto pensé mucho en lo que está pasando en Palestina, entonces busqué la manera de hacerlo parte de mi trabajo a través de las sandías y las lagrimas, porque todos estamos viendo esto, pero no podemos hacer nada –dice Sara Cifuentes, nombre de pila de Scifu.

La exposición esta compuesta por dibujos, pinturas, cerámicas, escultura, ropa y un delfín inflable gigantesco. Es arte, pero es más, es una invitación al juego, a la diversión y a repensar la vida en sus acciones cotidianas.

“Aquí, el tiempo no existe y las ideas flotan para que juegues con ellas. Los trazos no necesitan permiso y los errores no existen. Es como vivir dentro de un cuaderno de bocetos donde puedes ser tú, no filtros, no miedo (...) Para crear, debemos jugar. No hay nada que demostrar. Simplemente diviértete”, dice el texto que acompaña la exposición.

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Parece todo tan ingenuo, tan infantil. Pero es una forma de contrarrestar la angustia, ¿cómo celebrar y ser alegre, cuando el mundo es tan violento, tan despiadado, tan hostil? ¿Qué hacer cuando parece que no hay nada que hacer? Cuando todo está fuera de control. Cómo disfrutar aquí cuando los matan allá, si nosotros también somos ellos.

–Es muy complejo, porque uno desde el disgusto no aporte nada, pero desde querer dar amor y dar un abrazo, sí. Y eso es lo que busco con mi trabajo, ese toque de amabilidad que puede encontrar una persona al ver un muro pintado”, dice Scifu.

Los delfines, los cachetes, los culitos, esas formas circulares y cálidas que pinta Scifu, le devuelven a la ciudad colores y gestos que ha perdido. Porque la calle es sinónimo de desconfianza, de hostilidad, de estar en guardia, dispuestos a lo que sea, pero Scifu la pinta para hacerla más amable, más tierna. El arte de Scifu pinta la posibilidad de que la calle y la vida puedan ser otras.