Cultura

Una nueva

Es un espacio para los artistas y pasar el rato leyendo, conversando y aprendiendo.

Periodista. Hago preguntas para entender la realidad. Curioso, muy curioso. Creo en el poder de las historias para intentar comprender la vida.

02 de agosto de 2022

Después de su regreso de Europa y luego de tres meses de búsqueda, Sara Echeverri encontró el lugar que la hechizó para su proyecto: abrir una casa cultural para los artistas y emprendedores de Medellín.

Las puertas de Tinto de Verano abrieron hace 15 días. Es una casa azul, gigante y llena de matas. Tiene un aire de esas casas del mediterráneo, pero en una esquina del barrio Laureles (circular 5 #70-127).

Su nombre es alusivo a la tradicional bebida de España; Sara primero vivió en Múnich, Alemania, y después en Valencia, donde estudió un máster en Innovación y proyectos de negocio.

Esta casa cultural nació como una forma de darle más valor al arte, que la gente entienda que no siempre la oferta artística tiene que ser gratis. En esta vivienda de dos pisos, que conserva mucho de los enchapes y muros originales, se puede reservar para presentaciones de obras de teatro, lanzamiento de libros, monólogos, conciertos en vivo y exposiciones.

En su programación cultural hay club de lectura y escritura, cine club, salón para cursos y talleres, y una galería de arte. También hay una oferta gastronómica que incluye cafés, licores, cerveza y hamburguesas. Uno de los cuartos fue acondicionado para abrirle un espacio a Quintaesencia Galería, un emprendimiento de cristales naturales.

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Era un casa que estaba “caída”, por dentro y por fuera, dice ella. “Cuando entramos sentí una energía tan bonita, como que aquí había habitado alguien bueno, el presupuesto se me pasaba, pero no me importó, me arriesgue; tocó intervenir, las paredes estaban llenas de humedades, tenía problemas en la electricidad y la tubería estaba muy vieja”.

Fue tanto el riesgo que tomó, que renunció a su trabajo, era docente universitaria. Lo dejó todo porque en el fondo algo le decía que esa meta la debía cumplir ya o nunca. Todos, absolutamente todos sus ahorros están puestos ahí. “Es mi mayor apuesta de vida, o me quiebro o prospero”.

Su equipo lo conforman su primo Camilo Gutiérrez, encargado de la cocina; Carlos Arboleda, líder de la agenda cultural; y la arquitecta Isabel Jaramillo, responsable de las adecuaciones físicas de esta casa ubicada en medio del bullicio de la carrera 70 que abrió sus puertas y ventanas para el arte.