Cultura

Un paseo por la mente del artista Jan Rothuizen

El artista Jan Rothuizen hace confluir en su obra la tradición urbanística holandesa con la resignificación que hacen de los espacios quienes los habitan.

Periodista cultural del área de Tendencias de EL COLOMBIANO.

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07 de enero de 2018

Holanda es un país reconocido por el manejo que le da a sus espacios urbanos y el artista holandés Jan Rothuizen es un excelente exponente del tema. En su trabajo permite que confluya la ciudad como espacio cuidadosamente diseñado y el significado que adquieren los lugares conforme sus habitantes se apoderan de ellos.

Jan Rothuizen se ha dedicado a dibujar sus recorridos por diferentes ciudades escribiendo en los planos sus experiencias e impresiones personales. Bajo este concepto surgió The Soft Atlas of Amsterdam, un libro donde retrata la ciudad explicando desde su perspectiva, lo que representa para él, al igual que diferentes proyectos como Refugee Republic, donde retrató la vida en Domiz, el campo de refugiados sirios en el norte de Irak. Hablamos con el diseñador.

¿Cómo describiría su trabajo?

“Todavía no tengo un nombre específico para mis dibujos. Antes de que apareciera la fotografía, los artistas viajaban e iban a los frentes de batalla para registrar lo que estaba pasando, esto se llamaba ‘dibujo-reportaje’. Los dibujos a veces eran mapas y otras veces interiores. Había textos dibujados y dibujos escritos”.

¿Cómo definiría el concepto de “soft city”?

“El título de mi libro The Soft Atlas viene del autor británico Jonathan Raban de 1974. Para Raban, la ‘ciudad blanda’ representa algo maleable, un paisaje urbano que cada persona elabora en su entorno personal y luego lo modifica, reforma y reinventa tantas veces como quiera. Me gusta esta idea de que no hay una ciudad, todos interpretamos el mundo de manera subjetiva y personal. Un atlas normal representa las cosas que podemos medir, el atlas blando también representa esos elementos que no podemos definir porque son muy temporales y personales”.

¿Cómo surgió la idea de darle su perspectiva personal a los mapas?

“La decisión de mostrar y decir a los demás lo que veo y pienso es mi vocación. Como artista es una necesidad compartirlo, pero me tomó mucho tiempo encontrar esta forma en mis dibujos. Antes hacía pinturas de gran formato en un estudio y escribía cuentos. Fue solo cuando empecé a recorrer las calles y a hacer mapas ‘blandos’ que sentí que las cosas estaban en su lugar”.

¿Es posible que un mapa cambie si visita el lugar en otro momento?

“Sí, la forma en la que interpreto un lugar tiene que ver con cómo me siento a nivel personal en ese momento, siempre habrá varios factores externos que decidirán el sentido que le doy al espacio. Nunca nada es igual”.

¿Qué es lo que más disfruta de su trabajo?

“La libertad de hacer lo que me gusta, la posibilidad de entrar en la vida de otras personas, de poder seguir e investigar lo que me produce curiosidad y el hecho de que no trabajo para nadie más”.

¿Qué es más importante en su obra, el texto o el dibujo?

“Creo que el texto es más importante, el tono de la voz, el humor, mi descripción de las cosas es lo que termino dibujando y eventualmente lo que lo hace triste o divertido. Pero no estoy seguro de que mi escritura tenga el mismo impacto sin el dibujo”.

¿Qué lo inspira?

“Me inspira la gente que conozco, las ciudades que visito, la música que escucho y los libros que leo”.

¿Quiénes son sus maestros?

“Soy un gran admirador de Saul Steinberg, un caricaturista de 1950 que trabajó mucho para el New Yorker, también me inspiran mucho escritores como Paul Auster, Bruce Chatwin y recientemente Valeria Luiselli con su libro Papeles falsos”.

Bogotá es la ciudad más grande de Colombia, acoge a personas de todo el país y algunos dicen que es su mayor problema. Nadie la cuida porque no la sienten propia, ¿cómo cree que la gente se puede apropiar de la ciudad?

“Recientemente dibujé en Bogotá, para el proyecto Plaza de la Hoja, un proyecto de vivienda de interés prioritario para 452 familias desplazadas. Este es un hermoso ejemplo de como la ciudad trata de lidiar con el problema de los desplazados y como ellos se apropian del espacio. Otro buen ejemplo es la ciclovía. Aunque es claro que se necesita hacer mucho más”.

Según su experiencia, ¿cómo es la ciudad ideal?

“¿Existe una ciudad ideal? Si seguimos hablando de Bogotá, a pesar de sus defectos es una ciudad abierta e inspiradora”.

En Refugee Republic tuvo la oportunidad de crear un proyecto transmedia, ¿cómo fue esta experiencia?

“Realmente creo que hay mucho potencial en esta forma de contar historias, recientemente hice un proyecto de realidad virtual y creo que estas nuevas técnicas crean formas nuevas e interesantes de representar el mundo en el que vivimos”.