El videoteatro es el lenguaje de la pandemia
Las compañías teatrales le están apostando al formato audiovisual en sus propuestas creativas. Es una manera de mantenerse vigentes.
Periodista. Estudiante de maestría en Estudios y Creación Audiovisual.
En lo que va del año, la compañía de Medellín Frastricida no había hecho ninguna presentación debido al cierre general de salas en el país. El primer montaje fue el remontaje del monólogo El atravesado, basado en la novela corta de Andrés Caicedo que, en lugar de actuaciones con público, fue interpretado ante cinco cámaras y editado como un audiovisual, para transmitirse a través de plataformas virtuales. A este “otro ritmo” también le están apostando otros grupos en sus puestas en escena.
“Estamos cerrados los cuerpos, pero no las mentes”, dice el intérprete Edwin García, quien le da vida al personaje de Caicedo que sale a pelear a las calles de Cali. El actor siente que el tiempo de hoy invita a experimentar, no a juzgar y habla de “salir al encuentro” con el público.
“Antes ni siquiera era bien visto que hubiera charlas con el actor o el director de la obra. Hoy, después de cada función en línea, incluso se indaga sobre la creación y la vida personal del actor”, comenta García, director del Encuentro de Monólogos que lleva seis años en el teatro Matacandelas.
En Medellín, Bogotá, Santiago de Chile y Buenos Aires, y en general en el mundo, ante la imposibilidad de un regreso a la normalidad a las salas y de que el público a corto plazo esté pensando en asistir físicamente, los grupos están transformando sus propuestas escénicas a las plataformas en línea con ayuda de herramientas digitales, lo que algunos llaman “videoteatro”.
El modelo
Sobre el tema habló el crítico, filósofo teatral y profesor argentino Jorge Dubatti, quien hizo una reflexión en medio de la cuarentena sobre el fenómeno del “teatro digitalizado” y su crecimiento durante el periodo de confinamiento, en el que los dramaturgos, directores y actores se han servido de las tecnologías, auditivas y visuales, para llevar la experiencia teatral al video.
Lo importante que se debe entender, dice el teórico, que el videoteatro no reemplaza la experiencia al frente de la escena en vivo. “Por más que hay 7, 8, 9 cámaras, cuando se está enfocando un primer plano de un actor, no se me está permitiendo ver lo que está pasando en simultáneo. Es decir, hay algo en el videoteatro que es una maravilla, pero no es la experiencia teatral”, señala Dubatti.
Ni mejor ni peor, dice el teórico docente. Para él la realidad de Zoom y el videoteatro es una manera diferente de acercarse al acontecimiento teatral.
Propuestas
Teniendo en cuenta esa postura, la compañía chilena The Cow, se aprovechó del formato digital para seguir en contacto con su público. Su proyecto es Living teatro, con capítulos de 40 a 45 minutos que se transmiten cada viernes y que han visto desde abril en promedio unos 3.000 telespectadores por función a través de la plataforma Zoom.
“Han comenzado a aparecer más producciones creadas para este formato... Nosotros hemos querido mantener el concepto del ‘en vivo’ por sobre todas las cosas. Mantener el vértigo del teatro y de que lo que sucede, ocurre en comunión con el público en forma única e irrepetible”, comenta Marcos Alo, director del colectivo.
Cinco meses después de su debut, la agencia tiquetera colombiana Tuboleta compró a mediados de agosto la licencia del formato para su producción en Colombia, que ha estado a cargo de la compañía bogotana Casa E. El primero fue Clase magistral, en la que en 40 minutos parodian escenas que pueden ocurrir en reuniones de estudio por Zoom: micrófonos abiertos, cámaras que no se apagan, ropa interior y otros “accidentes”.
La actriz de cine, teatro y televisión Alejandra Borrero, una de las protagonistas de la versión colombiana, cree que es un medio para expresar el trabajo del actor. Señala que cerca de 300 salas en Bogotá están cerradas y sin esperanzas de cuándo abrir, por lo que se están buscando maneras innovadoras de crear.
La sorprendió la aceptación del público de Clase magistral a esta “verdad del Zoom”. El primer capítulo fue visto por cerca de 500 telespectadores. En medio de la emoción por volver a representar, así sea desde la distancia, pone los pies en la tierra a la “complejidad del streaming” y el nuevo escenario digital: “El formato de pandemia es un encuentro más íntimo pensado para estar en casa, donde la gente está metida en la cama viéndolo a uno”.
Estar abiertos
Los que lo están experimentando en Medellín, cuenta Edwin García, deben asumir el reto con creatividad. “No es de temerarios. El videoteatro no existía antes porque no había necesidad. La pandemia impuso otras condiciones y hay que asumirlas para mantenernos”, dice el actor de El atravesado.
El próximo montaje del Teatro Frastricida está pensado para video y sala, porque la pandemia “no va a acabar” con las puestas en escena físicas. “Las representaciones en sala siempre van a estar por encima de cualquier enfermedad y encierro. Desde que un niño juegue a hacer teatro, o un humano cante una voz, siempre existirá.
En ese mismo escenario pospandemia y siendo difícil hacer proyecciones a futuro, el dramatugo Marcos Alo asegura que el futuro será con público y puestas en escena simultáneos: “Sería un error que no utilizar los nuevos formatos para expandir su alcance”.
Su reflexión final es que algo similar sucedió cuando el cine llegó, que no eliminó el teatro sino que cambió su forma y lenguaje. Además de eso, esta vez se cambiarán las sillas del teatro por la cama y el sofá de la casa