Cultura

Esto piensa Buddy Valastro de la pastelería de Medellín

El famoso pastelero, de visita en la ciudad, decoró una torta gigante con símbolos como el metro y el edificio Coltejer.

Periodista, presentadora y locutora. Fui DJ de radio, reportera de televisión y ahora disfruto el ejercicio de escribir a diario. Melómana, cinéfila y seriéfila.

28 de agosto de 2017

La manga pastelera estaba llena de crema color rosa. Es el tono favorito de Buddy Valastro para decorar las tortas y los cupcakes. Su especialidad. El reto era adornar 20 de estos pasteles en menos de tres minutos. No se demoró ni uno. En su programa de televisión ha decorado tortas hasta con los ojos vendados. Es una estrella de rock en la pastelería, y así saludó en Medellín, como si estuviera en concierto. Un espectáculo de mucho dulce.

La visita del pastelero de ascendencia italiana a la ciudad se dio en la Feria Sweetfair en Plaza Mayor. Allí, además de la demostración, regaló una torta de vainilla rellena de arequipe. Un pastel de tres metros de ancho y su punto más alto era el edificio Coltejer a 1,35 metros del suelo. El Metro de Medellín se movía en círculos, también había una escultura de Fernando Botero, El Pueblito Paisa y las flores. Valastro no tiene límites a la hora de crear.

“Siempre es bueno establecer altas metas, para poder trabajar duro, soñar en grande. La clave es siempre creer en ti mismo. Yo no tengo límites cuando hago algo que nunca he hecho, siempre sueño en grande”, dijo.

Era su primera visita a la ciudad, además de exaltar el paisaje, lo que más le impactó fue el cariño de la gente, “de verdad han tocado mi corazón, me han hecho sentir querido, bienvenido, como un hijo, y se los agradezco”.

Confesó que de los sabores locales se queda con la torta genovesa, le recuerda el postre de las tres leches, y resaltó la calidad de pastelerías que hay en Medellín, “hay mucho dulce en esta ciudad”.

El azúcar y la pastelería

El afamado repostero considera que el azúcar, así como el licor y los fritos, se debe consumir con mesura. Respeta los que predican no comer nada de glucosa, pero cree que hay mucho por trabajar. “Tenemos que educar al público y enseñarle a la gente a comer con moderación. Uno no puede pasar por el mundo sin comerse una dona, pero tampoco cinco donas al día”.

De su padre aprendió el oficio, a trabajar con altos estándares de calidad. Le añadió al negocio familiar su creatividad, su alta energía, su actitud. Decorar una torta es para él la vida misma, un momento de concentración, talento, agilidad, soltura y atrevimiento. Esa situación dulce que no puede faltar en la cotidianidad.