Autouri pone el suspenso
El técnico deja su cargo a disposición de los dirigentes, tras la derrota de ayer.
Ningún proyecto en un club grande, sin excepción alguna, se sostiene sin el soporte de los resultados. El discurso de Paulo Autuori y de la directiva verde, en cabeza de Juan David Pérez, hacía pensar que tenían la convicción de mantener este plan deportivo independiente de todo.
El estratega, desde su llegada, reiteró en cada encuentro con la prensa que la misión que le había sido encomendada iba más allá de los números. Que era un objetivo que requería tiempo y paciencia. Pero al final se impuso la realidad.
En los últimos días, con la involución futbolística del equipo, al técnico brasileño se le empezó a ver cada vez más incómodo. Declaraciones irritadas y gestos de abatimiento en el banquillo. Ayer el equipo tocó fondo y la paciencia tanto de él como de la hinchada se rompió.
La responsabilidad, evidentemente, no es solo de él. El club acarrea un delicado lastre financiero producto de manejos del pasado. Hay jugadores que no tienen respaldo alguno desde el rendimiento, lo cual evidencia que no debieron llegar a la institución o que también deben dar un paso al costado.
En la mitad del problema quedan los juveniles, quienes han hecho su aporte en medio de una incursión traumática al profesionalismo. Pero no puede recaer sobre ellos el peso competitivo.
“La línea que separa el hecho de ser terco o persistente es muy delgada”, dijo Autuori al momento de poner su cargo a disposición de las directivas. Al cierre de esta edición los dirigentes analizaban su renuncia.
En Nacional han pasado tres técnicos en menos de dos años (Juan Manuel Lillo, Jorge Almirón y Paulo Autuori), prueba de que el club no puede permitirse tal cosa como un proceso largo que no cuente con resultados expeditos. Puede sonar injusto o nocivo, pero es el peso de la jerarquía.