Ciclismo

Julián Arredondo prepara un nuevo desafío de vida

Tras brillar en el Giro de Italia-2014, una rara enfermedad lo sacó del pedalismo. Trabaja en un proyecto como formador de talentos.

Comunicador social periodista de la U. de A. Sigo el fútbol profesional y aficionado, la gimnasia, el voleibol y las otras disciplinas del ciclo olímpico. Redactor de El Colombiano

02 de abril de 2020

En su finca, en el Alto de la Manza, en los límites del municipio antioqueño de Ciudad Bolívar con Chocó, el exciclista Julián David Arredondo prepara una nueva batalla, esta vez como formador de talentos después de que una enfermedad (síndrome del Piramidal) lo sacara del lote mundial .

A los 31 años de edad, cuando todavía pudiera estar montado en la cicla imponiendo su ritmo en la montaña, como lo hizo en el Giro de Italia de 2014 al subir al podio a reclamar la casaca azul que lo acreditaba como el más fuerte de los escaladores de la carrera en la que Colombia hizo el 1-2 con Nairo Quintana y Rigoberto Urán, este hombre de 1,65 metros de estatura renace en sus sueños.

En diálogo con la Federación Colombiana de Ciclismo, vía Instagram, cuando en su cuerpo y su corazón solo quedan las cicatrices de la cirugías a las que fue sometido y de los señalamientos de quienes lo tildaron de “buena vida” sin conocer su real situación, este paisa dejó aflorar sentimientos y proyectos: “No tengo rencores, pero no eran cosas mentales sino que había problemas. Me criticaron, me dijeron que estaba dedicado a la vida buena, pero existía un problema detrás”. A finales de 2017, en una larga entrevista con EL COLOMBIANO contó de sus pesares y hasta se sinceró al decir que se sentía destrozado, pero que esas penas lo habían hecho fuerte (https://www.elcolombiano.com/deportes/ciclismo/entrevista-al-ciclista-antioqueno-julian-arredondo-CK7783334).

Hoy, cuando siente que aún puede dar mucho al ciclismo, relata que quizás regrese en el 2021, pues quiere comenzar con una escuela de jóvenes entre 15 y 20 años para ir progresando. “Hay muchos entrenadores, pero no todos tienen la experiencia de haber sido competitivos o llegar al World Tour. A veces tratan mal a los corredores, y a estos hay que saberlos orientar. Primero está la persona y luego el ciclista”.

Al luchar contra los escollos durante un lustro, intentó regresar a la competencia, pero fue en vano. Cuando le manifestaron que necesitaba una tercera cirugía, dijo no más. La enfermedad tardó en ser diagnosticada: en Europa le dijeron que era un problema de bruxismo, en EE. UU. que de biomecánica, “pero finalmente el doctor Contreras (Luis Eduardo) halló el problema, que le da a un ciclista entre 2000 y me tocó a mí”, confesó a la Fedeciclismo.

En 2018 terminó su carrera y, aunque corta, dejó huella. Hoy trota, juega micro y vive feliz porque después de su generación vino otra que lo enorgullece al ganar el Tour de Francia con Egan Bernal.

Él quiere seguir aportando como formador.