Oro Verde, el equipo que abrió el camino
En 1990 arrancó la presencia activa del fútbol urabaense, pero la falta de apoyo y presupuesto no lo dejó consolidarse.
Escritor y periodista deportivo, amante del fútbol y el baloncesto. El deporte es mi razón de ser y la idea es construir.
Talento es una palabra que se pronuncia millones de veces en el Urabá antioqueño y con justa razón, porque el fútbol es una pasión en esta zona del país. Ese potencial fue el que animó a varios dirigentes en 1990 a abrir el camino del fútbol organizado.
La presencia de Luis Carlos Perea y Geovannis Cassiani en la Selección de Colombia que disputó el Mundial de Italia-90, más la inclusión de John Jairo Tréllez en el Nacional campeón de la Libertadores en 1989, motivó a emprendedores como William Martínez Flórez, Juan Paniagua, William Blandón, Rafael Rodríguez, Marlon Zapata y Jorge Montañez, entre otros, a crear al Oro Verde, conjunto que participó en la Primera C hasta 1997 y tuvo como primer entrenador a Bertulio González y de patrocinador a Konga, marca de gaseosas de Cervunión.
John Bernardo Ochoa, líder deportivo y testigo del accionar del primer equipo organizado de la región, recuerda que “nos abrió el camino jugando en Apartadó y con el pasar de los años aparecieron jugadores como Wilson Carpintero y después, cuando se fusionó con otros clubes, surgió el central Camilo Ceballos, por citar a los más conocidos, porque fueron muchos los que pasaron por Oro Verde”.
El estadio de Apartadó no tenía capacidad para 10.000 personas como las que pueden ingresar al John Jairo Tréllez de Turbo, pero sí había espacio para “empezar a ilusionarnos con llegar algún día al profesionalismo”, porque el potencial deportivo siempre ha sido el común denominador en Urabá y esa escuadra pionera contó con jugadores de los municipios de la región.
John Ochoa destaca que Oro Verde representó esta zona del país hasta que el respaldo económico empezó a desaparecer y sus jugadores tuvieron que refugiarse en otros clubes que fueron apareciendo, caso de Urabá Fútbol Club y Sintrainagro, que intentaron mantener la llama encendida, pero tampoco pudieron llegar a la Primera B por falta de presupuesto y apoyo de la dirigencia antioqueña.