El grito final en el clásico fue del Poderoso: en inferioridad numérica, el DIM empató 1-1 con Nacional. Vea los goles
Con goles de Edwin Cardona y Marcus Vinicius, los dos grandes equipos de Antioquia terminaron empatando el clásico por la fecha 17 de la Liga BetPlay-1.
Comunicador Social-Periodista bilingüe, amante de los deportes. He trabajado en Radio Bolivariana, RCN y Telemundo. Actualmente hago parte de El Colombiano.
Estudiante de periodismo de la Universidad de Antioquia. Interesado en el periodismo narrativo y los deportes.
Las pulsaciones, altas. Unos hinchas, casi encima de los otros. Mucho calor por la cercanía de los cuerpos y una tensión insufrible que solo se podía amainar gritando como locos, enajenados. Entonces, la sinfonía casi de teatro que solo en los estadios suena perfecta, sin necesidad de ensayar. En Norte nacían unos cánticos que, poco a poco, se extendían por Occidental y Oriental, para luego escucharse en todo el estadio como un eco.
Pero en Sur respondían. Eran muchos menos. Los cerca de 11.000 aficionados del cuadro verde que llegaron al Atanasio se hacían sentir con gritos que iniciaban en la popular —llena de banderas y con la instrumental de siempre—, y los pocos que había en las otras graderías replicaban, teniendo incluso a 30 del Medellín al lado. Ahí empezó la batalla futbolera, la única justa de todas.
Al intercambio de cánticos, que se turnaban como en una batalla de hip hop de las que organiza Red Bull, se sumaron los tifos cuando los futbolistas salieron a la cancha.
Los hinchas del Poderoso tomaron los papeles blancos, rojos y azules que estaban en los asientos y mostraron un tifo que decía “DIM, vida” en la parte de Oriental. Los de Nacional hicieron un show de juegos pirotécnicos con anilina verde y blanca, que por un momento cubrió la gradería.
Luego llegó el himno de Antioquia. Ambas hinchadas estuvieron de acuerdo hasta la última estrofa. Antes, con algo de morbo, los grupos de amigos se miraban, a la espera de qué sonaría más duro. Llegó el momento: “Oh, Nacional”, dijeron unos. “Oh, libertad”, remataron los otros.
De nuevo hubo una batalla de anilina de colores. En Norte activaron los típicos extintores y una nube roja fue tomando posesión del cielo gris, del que ya no caía la lluvia de la previa. En Sur también hicieron lo mismo, pero el color del local se “tragó” al del visitante, aunque hubo un punto en que se unieron.
La mezcla del rojo con el verde recordó, para muchos aficionados, lo que pasó en la previa del juego: en la parte baja de Occidental, las bandas musicales de ambas hinchadas se unieron para tocar juntas y dar un mensaje de tranquilidad en las tribunas. “Vale la pena vivir el fútbol en paz”, decía una pancarta que sostenían los aficionados de ambos elencos.
Desde el primer minuto el juego fue intenso. Para el saque, Nacional ubicó siete jugadores en la línea del mediocampo que salieron corriendo hacia adelante, para meter al Medellín atrás, en su área, desde el primer segundo.
Sin embargo, el cuadro rojo respondió bien y recuperó la posesión de la pelota. Hubo jugadas de ataque de ambos equipos. El Medellín tuvo varias claras: una en el palo de Francisco Chaverra y otra de Brayan León. Además, el delantero bolivarense anotó un gol que fue anulado por fuera de lugar. Eso generó emoción en los hinchas rojos, que festejaban.
Entre tanto, los de Nacional sufrían: se tapaban el rostro, se tocaban la parte de atrás del cuello. Pero no solo vivieron esa emoción. También estuvieron felices cuando Kevin Viveros se acercó o Cardona pateó de tiro libre.
Hasta ahí las cosas estaban tranquilas. Sin embargo, el partido se calentó con un encontrón entre Washington Aguerre y Viveros. El atacante empujó al arquero. Este se enojó y la respuesta que dio fue un gesto racista que hizo con la mano. Hubo peleas. Campuzano fue a empujar al guardameta y tuvieron un intercambio verbal. El árbitro los separó y, mientras tanto, en la tribuna se comentaba que no había sido un buen acto.
En eso andaban los hinchas cuando llegó el penalti a favor de Nacional. Homer Martínez empujó a Billy Arce en el área. El juez central, con ayuda del VAR, marcó el penalti. Lo anotó Edwin Cardona. Los hinchas verdes festejaron. Sin embargo, la celebración se vio empañada por las peleas que hubo entre aficionados verdolagas en la parte baja de Sur, hacia Occidental, y en la parte alta del sector cercano a Oriental, al final del primer tiempo.
La segunda parte arrancó con la “sorpresiva” salida de Edwin Cardona. El Medellín también intentó sorprender en la primera jugada, pero no lo consiguió.
Además, el partido se le puso agreste con la expulsión, infantil, de Francisco Chaverra en una jugada aislada contra Dairon Asprilla. El VAR, después de varios minutos, decidió cambiar la amarilla que le sacó por una roja.
Después de eso, la fiesta fue verde, aunque los hinchas del DIM no dejaron de cantar hasta el final. Sin embargo, mostraron su descontento. A Fridriszewski lo silbaron cuando salió. Cuando León no definió, también se mostraron molestos. Todo apuntaba a la victoria del verde y más cuando el rojo se quedaba con otro hombre menos tras la lesión de Leyser Chaverra, porque ya no podía hacer más cambios. Sin embargo, la falta de eficacia le pasó factura a Nacional. Al minuto 88, Marcus Vinicius marcó su segundo gol con El Poderoso y le dio un empate agónico que puso a temblar el Atanasio.
Al final fueron expulsados por un encontronazo Brayan León y Jorman Campuzano, por lo que el DIM terminó con 8 hombres y Nacional con 10.