¿Por qué la Copa Libertadores no adopta el formato de la Champions?
La UEFA revolucionó la Champions League al reemplazar la fase de grupos por una liga única de 36 equipos con ocho jornadas. Este formato, que garantiza choques de gigantes en cada fecha y dispara la competitividad, es visto como el modelo ideal que la Conmebol debe adoptar urgentemente para renovar la Copa Libertadores.
Comunicador Social-Periodista bilingüe (inglés y español). He trabajado en Radio Bolivariana, RCN y Telemundo. Hago parte de EL COLOMBIANO. Recibí premios Ovations de la NBC. Lideré el sitio web hispano de NBCOlympics.com para los Olímpicos de Beijing 2008, edité y establecí el contenido de video original para la programación en web de la Selección Mexicana en Medios Digitales de Telemundo. Responsable de la gestión editorial de la portada de yahootelemundo.com. Enviado especial al Mundial de Rusia 2018, la Copa América en Chile 2015, los partidos de clasificación al Mundial de la Selección Colombia, la Asamblea General de la ONU en 2009, y el rescate de los 33 mineros en Chile.
Hace un par de años, la Unión Europea de Fútbol Asociado (UEFA) reescribió las reglas del juego para su torneo de clubes estrella, la Champions League. En lugar de limitarse a pequeños ajustes, la UEFA ejecutó una transformación radical, buscando inyectar nueva vida y competitividad a un torneo que, si bien siempre fue el más importante del mundo a nivel de clubes, había caído en la monotonía predecible de la fase de grupos.
La vieja fase de grupos, cuyos clasificados a octavos se podían anticipar con demasiada antelación —salvo contadas y honrosas excepciones—, fue desechada. En su lugar, nació un formato innovador, excitante e impredecible: una Liga Única de 36 equipos.
El nuevo sistema de la Champions League es una obra de ingeniería deportiva y financiera. Los 36 equipos clasificados se ubican en una única tabla y juegan una mini liga de ocho fechas, enfrentando a ocho rivales diferentes seleccionados mediante un complejo sorteo.
El objetivo es claro: hacer que cada partido importe. El esquema de clasificación es el siguiente:
Clasificación Directa: Los ocho primeros equipos de la tabla general avanzan directamente a los octavos de final.
Play-offs de Eliminación: Los 16 equipos que terminan entre el puesto 9 y el 24 disputan una ronda de play-offs (ida y vuelta) para conseguir su pase a octavos.
Eliminados: Los equipos que ocupan del puesto 25 al 36 quedan fuera de toda competencia continental.
Una bondad adicional para el aspecto financiero es que los clubes eliminados habrán disputado dos partidos más que en el formato anterior, lo que se traduce en un sustancial incremento en los ingresos por taquillas y derechos de televisión. Este mismo sistema se replicó en la Europa League y la Conference League, unificando la filosofía de competencia en todo el continente.
Aunque todas las bondades organizacionales son notables, el verdadero éxito de este formato reside en lo que genera deportivamente: la certeza de tener, como mínimo, dos partidos entre poderosos en cada jornada.
En el modelo anterior, los duelos entre gigantes solo se daban en los cruces definitorios (cuartos, semifinales), o, con suerte, si dos grandes caían en el mismo grupo. Hoy, la Champions obliga a que las potencias se midan en la fase de liga con mucho en juego, no solo la definición del primer y segundo lugar de una zona de cuatro, como todavía sucede en la Copa Libertadores.
Los ejemplos recientes son contundentes. En la sexta fecha de la liga, que ya define posiciones, el calendario ofreció: Inter vs. Liverpool y Real Madrid vs. Manchester City. Dos choques extraordinarios, con ambos equipos obligados a sumar para mejorar su posición en la tabla. En la séptima jornada, a solo una del final de la fase de liga, tendremos duelos como Inter vs. Arsenal y, en la última, Napoli vs. Chelsea, donde la necesidad del resultado es vital para meterse en zona de play-offs.
Este sistema ha demostrado ser superior en espectacularidad y atractivo mediático, razón por la cual la pregunta es inevitable: ¿Por qué Conmebol no adopta este sistema para la Copa Libertadores? ¿Y por qué no la FIFA para los Mundiales?
Ciertamente, en todo sistema siempre habrá un porcentaje de injusticia, donde algunos equipos tendrán un camino más espinoso que otros. Sin embargo, este formato asegura el espectáculo y la calidad que tanto pregonan las asociaciones, federaciones y confederaciones. El rating y la atención se disparan con este menú de partidos extraordinarios en cada jornada.
El mensaje es claro para la Conmebol: la adopción de este sistema mejoraría sustancialmente la competencia, ampliaría la cantidad de equipos participantes y ofrecería una fase de liga con cruces espectaculares antes de llegar a los tradicionales duelos de eliminación directa, el emocionante “mata-mata” a todo o nada. Es, sin duda, una muy buena opción para elevar el nivel del fútbol sudamericano.