Sincero y autocrítico: Guillermo Celis contó por qué no destacó en su paso por el Benfica
El actual jugador de Junior de Barranquilla, de 32 años, contó varios detalles de su corto paso por el club portugués, en donde al parecer hizo algunas “imprudencias” que no le permitieron avanzar de la mejor manera.
Comunicador Social de la Universidad Católica Luis Amigó, con formación en periodismo deportivo transmedia de la Universidad de la Sabana de Bogotá. Experiencia en medios independientes, Blu Radio y la Oficina de Comunicaciones-prensa del Inder Medellín. Apasionado por los deportes, las historias y los nuevos formatos. Actualmente periodista del área digital de El Colombiano.
Casi una década después de su partida del viejo continente, el jugador Guillermo Celis, de 32 años, reflexionó con sincera honestidad y autocrítica sobre su primer paso por el fútbol europeo.
Lo que para muchos fue un salto de ensueño a uno de los clubes más grandes de Portugal, el Benfica, para él se convirtió en una cruda lección de humildad, una que hoy lamenta no haber asimilado antes.
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Con 23 años, en 2016, Celis tenía el mundo a sus pies. Había brillado en Junior, se había consolidado en la Selección Colombia y su fichaje por 2.2 millones de euros lo catapultaron a la élite. Pero, como él mismo reconoció, “me fui muy pollo para allá”.
En una entrevista con El Bordillo, Celis confesó que la falta de preparación y un ego desmedido fueron la fórmula para el fracaso. El futbolista admitió que, al llegar, se creyó la “película” de su éxito, lo que lo llevó a cometer “decisiones apresuradas”.
Este orgullo lo impulsó hasta a tener una confrontación directa con su técnico en Benfica, que resultó siendo un encuentro que él describió como un baño de realidad.
La cruda verdad de un suplente: una lección de vida
El clímax de esta historia se dio a los cuatro meses de su llegada. Cansado de no jugar, Celis se atrevió a entrar a la oficina del entrenador y, con la impulsividad de su juventud, le reclamó. “Usted por qué no me pone a jugar, entonces para qué me contrataron”.
La respuesta, que aún resuena en su memoria, fue una lección de humildad. El técnico, con una “calidad” que él mismo destacó, le respondió. “Mire, usted es suplente de los suplentes. El suplente de los titulares lo compramos por 15 millones de euros, lleva un año haciendo la fila y nunca me ha venido a preguntar por qué no es titular”.
Este momento, lejos de ser un simple regaño, fue un punto de inflexión. Celis entendió que el salto de Junior a un gigante europeo no solo era un cambio de club, sino también un cambio de mentalidad.
No bastaba con el talento, la paciencia, la disciplina y la humildad eran tan o más importantes que las habilidades en la cancha. El jugador se dio cuenta de que su falta de un consejero lo había dejado vulnerable a su propio orgullo.
“Uno comete esas imprudencias por no tener a nadie que te diga ‘espera un momento, qué vas a hacer’”, destacó el actual jugador de Junior de Barranquilla.
Las chanclas y la disciplina de la élite europea
Pero el ego no solo se manifestó en el campo, sino también en su vida cotidiana. Celis compartió otra anécdota reveladora sobre el respeto y la disciplina que se exigía en Benfica.
En su primer día, llegó “en chanclas” a saludar a sus compañeros, un gesto que en Colombia podría ser normal, pero que en el club portugués era inaceptable. El capitán, Luizao, lo encaró y le hizo entender que estaba en el club “más grande de Portugal y debía comportarse a la altura”.
Desde su vestimenta hasta el vehículo en el que se movilizaba, todo era parte de la imagen de un jugador de élite. Al final de la conversación, Celis dejó una profunda reflexión. “Hoy en día el jugador colombiano está preparado de otra forma”.
Celis reconoció que el fútbol moderno exige una madurez que va más allá de lo técnico y táctico. “No te llevan para enseñarte a jugar, te llevan como refuerzo porque estás listo, pero en esos aspectos que son más de la vida, te aguantas mi hermano”, sentenció.
La historia de Guillermo Celis es un recordatorio de que el talento no es suficiente para triunfar en la cima del fútbol mundial. El éxito también requiere de preparación mental, humildad y la capacidad de escuchar. Su honestidad fue reconocida con valor.
Durante su paso por el equipo portugués, Guillermo solo disputó 7 partidos con Benfica antes de irse cedido al Vitoria Guimaraes. Luego jugó 2 de titular (por Copa y Supercopa de Portugal) y acumuló 211 minutos en cancha. Actualmente, en ese club juega el antioqueño Richard Ríos.
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