James Rodríguez fue de nuevo coronado rey Tricolor en el Metropolitano, ¿por qué?
El volante cucuteño, de 34 años, fue la figura de la Selección Colombia en la victoria 3-0 contra Bolivia, con la que se ratificó en el Mundial de Norteamérica 2026.
Periodista de la Universidad de Antioquia con énfasis en periodismo narrativo. En El Colombiano cubro deportes. He sido enviado especial a partidos de la Selección Colombia en Barranquilla. También a eventos de ciclismo como el Clásico RCN, Tour Colombia, Giro de Rigo, partidos de tenis, carreras de atletismo, natación, gimnasia, tiro con arco. He cubierto 7 finales del fútbol colombiano (6 in situ) y el Mundial de Qatar. Sigo la actualidad del DIM, Nacional y deportes del ciclo olímpico. Hago perfiles de deportistas. Presentador de El Debutante y realizador para redes sociales. Tuve un paso por el equipo digital: escribí breaking news.Trabajé en el programa Ángulo Deportivo de la emisora cultural de la UdeA. Escribí para La Oreja Roja y La Cola de Rata sobre migración, política internacional, economía y deportes. Fui voluntario de la Revista Arcadia en 2018. Produje y edité un podcast en serie llamado Duplas. Lector, salsómano y amante de sufrir en bici.
No hay rey sin corona. Luis Díaz lo sabe. Por eso, después de que James Rodríguez anotó el primer gol de la victoria de Colombia contra Bolivia, lo coronó —con una aureola imaginaria— en una esquina del estadio Metropolitano de Barranquilla.
Hizo la seña en el aire, igual que en la Copa América, donde James David volvió a ser rey después de casi haber tocado fondo en una carrera que pintaba para que se mantuviera en la élite del balompié internacional durante mucho tiempo, pero que terminó relegándolo al banco de suplentes en varios equipos: algunos importantes de Europa y América, otros no tanto.
Díaz, confeso admirador del capitán de la Selección Colombia —a quien veía por televisión desde 2011, cuando debutó con el equipo nacional de mayores contra Bolivia en La Paz, con Leonel Álvarez como entrenador—, hizo el reconocimiento a Rodríguez para que el país entero lo aplaudiera.
Quizás el guajiro no lo sabía, pero con el tanto que abrió el marcador ante los del altiplano, James se convirtió en el máximo goleador de Colombia en la historia de las eliminatorias. Llegó a 14 tantos y superó los 13 que había sumado Falcao García en todas las clasificatorias que disputó.
Sí, el capitán criollo, el hombre que hace nueve años dijo en Estados Unidos que con la camiseta de Colombia jugaba “hasta cojo” durante la Copa América Centenario, se convirtió en rey de ese listado. Además, quedó a seis tantos de igualar a García como máximo anotador en la historia del elenco nacional.
Con su actuación durante la tarde-noche del jueves en Barranquilla —donde hizo buenas asociaciones de pases, encontró espacios para que sus compañeros llegaran con peligro y volvió a abrirle a Colombia la puerta hacia una nueva Copa del Mundo— James confirmó que su talento sigue intacto.
Como aquel 10 de octubre de 2017 en Lima, Perú, cuando anotó de tiro libre el tanto del empate 1-1 contra Perú que aseguró el cupo a Rusia 2018, esta vez Rodríguez también marcó el gol con el que Colombia puso el pie derecho en el séptimo Mundial de su historia. Por eso, cuando lo sacaron al minuto 60 del partido en el Metropolitano para que ingresara Juan Fernando Quintero —el otro mago de la Selección—, salió de la cancha con una sonrisa: la del líder que sabe que ha hecho todo bien y que entendió su rol.
Lágrimas de emoción en el Metropolitano
Todo cambió. Al inicio de la eliminatoria, en septiembre de 2023 contra Venezuela, James fue suplente. Aquella vez se pensó que eso sería problemático. Pero no. Entendió que era líder. Desde la banca hablaba con sus compañeros en el campo, transmitiendo calma y experiencia.
Este jueves, cuando salió del terreno de juego, sus colegas lo abrazaron con emoción. Le dio la mano a todos. A Dayro Moreno, quien estuvo con él aquel 11 de octubre de 2011 cuando tuvo su primer juego en el equipo nacional, le dio un beso en la cabeza.
Celebró con intensidad los tantos de Jhon Córdoba y Juanfer Quintero. Y cuando Darío Herrera, el árbitro argentino que dirigió el juego, pitó el final, James lloró. Sabía que, con su trabajo y su aporte —lleva cinco asistencias en el camino a Norteamérica 2026—, regresaba a una Copa del Mundo, su más grande sueño.
El Mundial que se jugará en Canadá, Estados Unidos y México será el último que dispute el volante cucuteño, quien el pasado 12 de julio cumplió 34 años. Por eso tanta ilusión. Esa fue la razón por la que abrazó, con la felicidad de un niño, a los compañeros que lo acompañaron en esta aventura hacia el torneo en el que espera que Lucho Díaz, su fiel escudero, lo corone de nuevo. Pero esta vez, seguro así lo sueña, desea que sea levantando la Copa del Mundo. Entonces, James sería, definitivamente, un rey.