Multitud, cánticos y lágrimas: el recibimiento de película a Juan Fernando Quintero en Buenos Aires
El regreso de Juan Fernando Quintero a River Plate desató una verdadera euforia en el aeropuerto de Ezeiza, donde fue recibido como un ídolo por decenas de hinchas y periodistas.
Comunicador Social-Periodista bilingüe (inglés y español). He trabajado en Radio Bolivariana, RCN y Telemundo. Hago parte de EL COLOMBIANO. Recibí premios Ovations de la NBC. Lideré el sitio web hispano de NBCOlympics.com para los Olímpicos de Beijing 2008, edité y establecí el contenido de video original para la programación en web de la Selección Mexicana en Medios Digitales de Telemundo. Responsable de la gestión editorial de la portada de yahootelemundo.com. Enviado especial al Mundial de Rusia 2018, la Copa América en Chile 2015, los partidos de clasificación al Mundial de la Selección Colombia, la Asamblea General de la ONU en 2009, y el rescate de los 33 mineros en Chile.
La emoción no se hizo esperar. Apenas Juan Fernando Quintero pisó suelo argentino, el aeropuerto de Ezeiza en Buenos Aires se convirtió en un hervidero de pasión riverplatense. Decenas de hinchas y periodistas se agolparon para recibir con cánticos, aplausos y flashes al jugador que no solo hizo historia, sino que dejó una marca imborrable en el corazón de millones de fanáticos de River Plate.
No fue un recibimiento cualquiera. Fue el regreso de un ídolo, de un hijo pródigo que vuelve a casa con la promesa de revivir la magia. El colombiano inicia así su tercer ciclo en River Plate, un reencuentro con el club en el que se convirtió en leyenda tras su inolvidable gol en la final de la Copa Libertadores 2018 ante Boca Juniors en el estadio Santiago Bernabéu. Aquel zurdazo al ángulo no solo le dio el título continental al equipo de Marcelo Gallardo, sino que inmortalizó a Quintero en la memoria de la afición millonaria.
Desde el primer momento, la escena en Ezeiza fue la de un auténtico rockstar. Cánticos como “¡Ole, ole, ole, Juanfe, Juanfe!” retumbaron entre la multitud, mientras cámaras y micrófonos buscaban capturar cada gesto del mediocampista. Su rostro, sereno pero emocionado, reflejaba la magnitud del cariño que aún despierta entre los hinchas.
Este regreso, más que un fichaje, es un acto de amor. River Plate no solo recupera a un futbolista de calidad excepcional, sino a una figura profundamente conectada con la identidad del club. Y el club, a su vez, le devuelve la camiseta más emblemática: la número 10, esa que en River es sinónimo de magia, de historia, de liderazgo.
Vestir nuevamente la mítica ‘10’ es un honor reservado para unos pocos. Nombres como Norberto Alonso, Ariel Ortega, Marcelo Gallardo y Manuel Lanzini construyeron su legado con esa camiseta sobre los hombros. Que hoy vuelva a pertenecer a Juanfer es una clara declaración de intenciones: River cree en su talento, en su madurez y en su capacidad para volver a marcar la diferencia.
A sus 32 años, Quintero asume el desafío con la madurez de quien ya conoce el camino. No llega a improvisar, llega a liderar. En su mirada hay hambre, no de revancha, sino de continuidad. Como él mismo ha insinuado en entrevistas pasadas, su vínculo con River va más allá de los goles o los títulos. Es una relación de piel, de esencia, de amor futbolero.
El Monumental ya lo espera. La gente sueña con volver a ver ese zurdazo que rompe líneas, ese pase quirúrgico que cambia el ritmo del partido, ese gol imposible que solo él puede inventar. River Plate vuelve a tener a su mago, y la ilusión está más viva que nunca.
La historia no ha terminado. De hecho, parece estar comenzando un nuevo capítulo. Y si el recibimiento en Ezeiza fue un indicio, todo indica que los días por venir estarán cargados de emoción, fútbol y una hinchada que está lista para volver a cantar al ritmo de la zurda dorada de Juan Fernando Quintero.