Norteamérica 2026 será el Mundial del “milagro” de las diásporas, ¿por qué?
Hasta el momento hay 42 selecciones clasificadas a la Copa del Mundo que se disputará en Canadá, Estados Unidos y México.
Periodista de la Universidad de Antioquia con énfasis en periodismo narrativo. En El Colombiano cubro deportes. He sido enviado especial a partidos de la Selección Colombia en Barranquilla. También a eventos de ciclismo como el Clásico RCN, Tour Colombia, Giro de Rigo, partidos de tenis, carreras de atletismo, natación, gimnasia, tiro con arco. He cubierto 7 finales del fútbol colombiano (6 in situ) y el Mundial de Qatar. Sigo la actualidad del DIM, Nacional y deportes del ciclo olímpico. Hago perfiles de deportistas. Presentador de El Debutante y realizador para redes sociales. Tuve un paso por el equipo digital: escribí breaking news.Trabajé en el programa Ángulo Deportivo de la emisora cultural de la UdeA. Escribí para La Oreja Roja y La Cola de Rata sobre migración, política internacional, economía y deportes. Fui voluntario de la Revista Arcadia en 2018. Produje y edité un podcast en serie llamado Duplas. Lector, salsómano y amante de sufrir en bici.
Norteamérica 2026 será el Mundial de la diáspora. En la Copa del Mundo, cuya final se jugará en Estados Unidos, el país con mayor flujo migratorio en el planeta, participarán selecciones nacionales que lograron su clasificación gracias al éxodo de sus habitantes.
En dos islas del Caribe ocurrió el “milagro” más reciente. El martes en la noche Curazao empató sin goles con Jamaica en Kingston y clasificó, por primera vez en su historia, a un Mundial. Hubo una euforia tan grande que los jugadores no sabían qué hacer al final del juego: algunos saltaban, otros lloraban.
Lo mismo hacían los 150.000 ciudadanos que habitan la isla, considerada parte del Reino de Países Bajos, que vieron el hito por la televisión nacional. Curazao será, por mucho tiempo, el país con menor cantidad de población que logró clasificar a un Mundial. A Norteamérica llegaron, en gran medida, gracias a que los nietos de nativos de la isla nacidos y criados en lo que mal llamamos Holanda, le dieron el sí a representar el seleccionado de sus raíces.
Leandro Bacuna, quien juega en el Bandırmaspor de Turquía, nació en Groningen: es neerlandés. Lo mismo ocurre con Sontje Hansen, nacido en Hoorn, futbolista del Middlesbrough F.C., de la segunda división de Inglaterra. Ellos fueron algunos de los protagonistas principales de la alegría que sintieron, a 15 horas de distancias (es el tiempo que dura un vuelo entre Jamaica y Curazao), quienes salieron a celebrar por las calles.
¿Cómo logró Haití clasificar al Mundial de Norteamérica?
Pero en suelo curazoleño también hubo fiesta. No local, sino ajena por el logro de otra isla caribeña que, contra todos los pronósticos, clasificó al Mundial de Norteamérica. En el estadio Erligio Hato de Willemstad, capital de Curazao, la Selección de Haití venció 2-0 a Nicaragua y se metió, después de 51 años, al torneo.
La última vez fue en 1974, cuando lograron cupo al torneo de Alemania, del que salieron en primera ronda, anotaron 2 goles y recibieron 14. Quienes vieron los partidos en aquel momento, seguro se sintieron decepcionados. Sin embargo, los que siguen vivos festejaron, no solo en Puerto Príncipe y la ciudades principales de la isla, sino en varias partes del mundo, la clasificación que lograron sus hijos, nietos o bisnietos.
La Selección de Haití no jugó ningún partido de las eliminatorias en La Española, isla que comparte con República Dominicana. Todos sus encuentros de local los jugó en Curazao, Barbados o Aruba. La mala situación de orden público que vive el país, que profundizó la pobreza extrema –el 60% de sus habitantes la padecen y es el país de Latinoamérica y el Caribe con mayor índice–, no los dejó jugar en su país.
El cuerpo técnico hizo todo desde afuera. Jugadores que nacieron en países como Francia, Guadalupe –isla del Caribe cercana a Dominica–, entre otros lugares, pero que decidieron representar al país de sus raíces, fueron quienes lograron “el milagro mundialista”.
El volante Jean-Ricner Bellegarde, que juega en el Wolverhampton inglés, es uno de ellos: nació en Colombes, Francia, pero, con 27 años, jugará el Mundial de Norteamérica con Haití. Lo mismo ocurre con seleccionados como el de Cabo Verde (que la mayoría de sus futbolistas nacieron en Portugal o Reino Unido), Irán, Uzbekistán y Jorndania, las “grandes sorpresas” de la primera Copa del Mundo con 48 selecciones.