Fútbol

Tite, un malabarista que equilibró talento y orden

Periodista. Cubro temas de medio ambiente.

04 de julio de 2019

Tite llegó al banquillo de Brasil en 2016 porque Dunga, a pesar de ser campeón mundial como jugador y tener un rendimiento del 75,6% como técnico, jamás logró conectar su estilo de juego con la afición.

Sus equipos extremadamente aferrados al libreto táctico, se alejaron de la afinidad del fútbol brasileño hacia el talento y el desparpajo.

Y entonces llegó Tite, un lector del juego y afiebrado a la táctica, responsable del único título para el continente americano en el Mundial de Clubes en los últimos 13 años, con Corinthians en 2012, inmejorable carta de presentación para asumir las riendas de una Selección que había perdido el ritmo a los combinados europeos, nutridos por los conceptos vanguardistas.

Tite le adicionó la disciplina táctica a la idiosincracia del fútbol de su país. El Brasil de Tite ha marcado 90 goles en 40 partidos, pero no es un equipo desbocado en ataque. Le anotaron apenas 10 tantos, pero no es un elenco defensivo. Es, como dice Luis Fernando Suárez, “un elenco que conquistó el equilibrio”.

“Un gran equipo es hecho con la mentalidad de sus atletas. El cuerpo solo responde a mentes fuertes. En medio de presión, de expectativas altas, de reclamos del técnico”, calificó sobre su conjunto el estratega de 58 años, quien, además, encontró la forma de entenderse con la impaciente afición, para ganar tiempo y proteger a sus jugadores de las duras críticas.

Tite está a un juego de alcanzar el primer gran título de Brasil en doce años, pues aunque la Verdeamarela ganó en 2009 y 2013 la Copa Confederaciones, esta Copa América será, según el concepto de la hinchada general, la verdadera señal del regreso al éxito.