Independiente Medellín

Seis claves para que DIM levante la Copa

Controlar el ímpetu, mantener el orden y hallar el paciente aliento de la tribuna, factores que acercarán el título.

Soy periodista porque es la forma que encontré para enseñarle a mi hija que todos los días hay historias que valen la pena escuchar y contar.

06 de noviembre de 2019

Con la misma premura con la que se colma un estadio el día de una final, así suelen querer los hinchas que se resuelvan los partidos en los primeros minutos de juego.

Ningún aficionado o, al menos, muy pocos, rechazarían la opción de tener en sus manos esa sentencia en las primeras de cambio para luego sobrellevar la ansiedad con los goles como garantes del ansiado desahogo final.

La realidad, sin embargo, es diferente. En los encuentros que definen un campeón los afanes pueden ser contraproducentes.

Por eso Víctor Luna, el técnico que acabó con la agonía de 45 años sin títulos, en 2002, es enfático en la disposición que debe tener Medellín para saltar al campo hoy (7:30 p.m.) en la final de Copa Águila frente al Cali. “El control emocional es fundamental”, destaca.

Para Luna, la única forma de evitar que el idilio de una final se convierta en pesadilla es la concentración y la frialdad mental. “Entrás a la cancha invadido por el fervor de la tribuna y de repente te encontrás con una expulsión, un gol en contra y todo se viene abajo”.

Claro, tanto para el histórico entrenador rojo como para hinchas, jugadores y dirigencia, la impaciencia por festejar este título, es comprensible.

Medellín perdió las dos últimas finales que disputó, una en Copa Colombia 2017 frente a Junior y en 2018 por Liga, también ante los barranquilleros y eso acrecienta el desasosiego del hincha.

Por otro lado, del título en Copa dependen asuntos deportivos, administrativos y económicos, lo que representa una presión suprema para el plantel.

Con todo esto en juego, el gerente deportivo del club, Juan Bernardo Valencia, destaca la “valentía” de la plantilla para llevar la mochila de esa responsabilidad.

“Yo veo en los entrenamientos el mismo espíritu de lucha con el que los jugadores afrontan los partidos. Tiene mucho mérito la propuesta de salir siempre a buscar los partidos. Como parte de este club, me siento representado por el grupo del profesor Aldo Bobadilla y sus jugadores”, proclama el directivo que llegó a la institución a la par del entrenador paraguayo.

Valencia reconoce la dificultad del rival, pero resalta, como principal fortaleza propia, la mezcla de juventud y experiencia que fue tomando forma a lo largo del año y que tiene hoy, entre otros, a David González aspirando a ser el jugador con más títulos en solitario en la institución escarlata (4); a Germán Ezequiel Cano a 90 minutos de romper un hechizo siete años y a novatos como Juan Manuel Cuesta, que aún no tiene cédula, cerca de estrenar su vitrina. “Ojalá sonría la familia roja”, clama Valencia.

1. Que la zaga central tenga el partido perfecto

La eficiencia defensiva bajo el mando de Aldo Bobadilla es irrefutable. Antes de su llegada, el DIM tenía un promedio de gol en contra de 1,7 por partido y con el paraguayo es de 1,1.

Sin embargo, con Bobadilla, tal como con técnicos anteriores, los errores puntuales, ya sean individuales o fallos de concentración colectivos, le han costado muy caro, tal como sucedió en Palmaseca, en el juego de ida de esta final (2-2) o contra Tolima en Liga. Por eso, a jugadores como Elvis Perlaza –foto– y Jesús Murillo, infaltables en la defensa roja en los últimos tiempos, les llegó el momento de la consagración. Y eso, exige en estos partidos, un desempeño perfecto.

2. Los líderes deben guiar con el ejemplo

El club compartió en sus redes sociales un video en el que Adrián Arregui hace una emotiva arenga a sus compañeros y cuerpo técnico. El liderazgo de los experimentados como él, David González, Andrés Ricaurte, Didier Moreno y Germán Cano es fundamental para guiar a los más jóvenes. Pero en estos escenarios, como destaca el técnico Víctor Luna, es importante orientar desde el ejemplo. Luna destaca que los inexpertos tienden a replicar las actitudes de los líderes. “Si ven que los grandes confunden la actitud con el nerviosismo, es fácil perder la cabeza”. Bajo este riesgo los voceros del equipo deben mantener la calma los 90 minutos.

3. Que aldo esté en plena sincronía con el juego

Uno de los momentos en los que más choca la visión de un técnico con la de la afición es cuando corresponde tomar decisiones respecto a los cambios en medio de los partidos. En ese ítem, Bobadilla ha mostrado una alta capacidad de acierto en la lectura del juego, aún cuando debió tomar medidas impopulares, como la eventual suplencia de Déinner Quiñones, a quien convirtió en un revulsivo fundamental en varios partidos.

Esa “buena mano”, como se dice, deberá estar afilada hoy porque un minuto que se pierda sin reorientar la estrategia, usualmente termina pasando factura en una final como esta.

4. La hinchada tendrá que equilibrar fervor y ansias

La relación entre equipo y afición esta temporada estuvo lejos de ser armónica.

Sin embargo, la reacción positiva de la hinchada roja en los últimos días, y que se ha visto reflejada en el movimiento de la boletería para la final, habla de una reconciliación en torno al objetivo del título. Eso sí, es primordial que los sentimientos de revancha que tiene la hinchada para revertir las frustraciones de los últimos tres años, no se convierta en murmullos, silbidos o cánticos que influya en el estado de ánimo. “La hinchada debe ser paciente y no presionar desde el inicio, porque el gol de la diferencia llegará en cualquier momento”, solicita Rubén Elejalde, de la barra Danza del Sol.

5. Hay que jugar con la juventud del rival

La juventud del plantel azucarero, algo de lo que el técnico Lucas Pusineri ha manifestado sentir orgullo, puede ser un factor de doble filo en finales. Por un lado, el talento de canteranos del Cali como Deiber Caicedo, Kevin Velasco y Andrés Balanta, está más que comprobado. Pero en partidos como el de hoy se requiere una dosis superior de sapiencia y tranquilidad, lo cual no es precisamente una cualidad del plantel caleño, como se vio en el juego de ida. La estrategia más acorde para contrariar a una plantilla que tiene un promedio de edad de 23 años es manejarle el balón, lo cual ocasionará un desgaste físico y mental en el rival.

6. Aferrarse al plan y creer en él hasta el final

El técnico Bobadilla hizo énfasis, tras el choque de ida, acerca del buen comportamiento que tuvieron sus dirigidos en el tramo final de dicho encuentro.

A pesar de que el trámite del partido tentó al Medellín a abandonar un poco el esquema y replicar el ímpetu del Cali, el Poderoso mantuvo el orden de su esquema y, a partir de este, intentó marcar un tercer gol.

Esa es la ruta a seguir. Ahora que debe oficiar de local y la obligación pasa al bando rojo, el elenco antioqueño debe evitar incurrir en acciones desesperadas o descuadernar el guión táctico que, hasta ahora, le ha dado buenos resultados.