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“Me duele mucho la ingratitud”: Carlos Rentería

Un dolor que se expande en su cuerpo alejó a Carlos Rentería del fútbol a los 29 años.

Soy periodista porque es la forma que encontré para enseñarle a mi hija que todos los días hay historias que valen la pena escuchar y contar.

02 de mayo de 2018

Carlos Rentería, quien fuera goleador y campeón de Atlético Nacional en 2011, cumplió hace unas semanas 32 años, edad que les permite a la mayoría de futbolistas varios años más de actividad. Para él, sin embargo, acabó todo en 2015.

“Empecé a sufrir dolores en ingle y muslo en 2011. Los médicos de Nacional me decían que era sobrecarga y que con las inyecciones que me daban podía jugar”, cuenta.

En el club verde, cuenta, le hicieron radiografías en la región afectada, pero nunca se percataron de que su malestar era síntoma de la artrosis de cadera que le diagnosticó un médico en Bogotá un año después.

Jugaba cedido en Junior para entonces, luego de que en Nacional decidieran no contar más con sus servicios.

“Ya (Víctor) Marulanda me había dicho que no iban a contar conmigo”, asegura.

“Ellos sabían de mi enfermedad y yo esperaba una renovación de, al menos, seis meses, para tener su respaldo y encontrar un tratamiento que me permitiera recuperarme. Pero la renovación nunca llegó”, agrega.

Julio Comesaña, un amigo que le brindó el fútbol, se lo llevó a jugar a Patriotas en 2014. Pero el desgaste de su cadera estaba tan avanzado que ni las pastillas ni las inyecciones hacían efecto. Dijo adiós al fútbol.

Hoy vive en Quibdó. Cumple con un tratamiento que mitiga su dolor, pero es consciente de que el proceso degenerativo de la artrosis avanza.

Rentería espera junto a un especialista definir cuál camino seguir: una artroscopia o un reemplazo de cadera. La segunda, según le han dicho, es viable en su caso. Pero hay un problema: no podría regresar a una cancha.

“Es duro, pues aún sueño con volver a las canchas. Porque amo jugar y porque nunca tuve opción de salir del país, entonces siento que, económicamente, aún debo aportarle más a mi familia”, reconoce.

Rentería tiene demandados a Nacional, Junior y Patriotas por “el trato negligente que tuvieron con la enfermedad, lo que me forzó al retiro”.

A la espera de que se resuelva el tema jurídico y mientras paulatinamente su cuerpo sucumbe ante los estragos de la artrosis, Carlos asegura que otro dolor lo carcome: “me duele mucho la ingratitud de la gente del fútbol”.

“Es que si de esos hombres del fútbol, como Marulanda, que sabe lo que vive y pone en juego un futbolista, no recibe uno su solidaridad, qué puede esperarse de los que solo buscan la plata en este deporte”, cuestiona.

EL COLOMBIANO buscó la versión del directivo al respecto, pero no hubo respuesta.

Carlos alimenta su deseo de seguir vinculado al fútbol con el proyecto de una escuela para formar niños en Quibdó.

Prefiere ocupar sus días tratando de devolverle algo al oficio que disfrutó y le dio su sustento, que pensar en lo que le quitó y le puede quitar..

No solo a él: un informe de la Fifpro asegura que uno de cada tres futbolistas sufrirá artrosis antes de los 35 años.

Los jugadores, según este informe, tienen 10 veces más posibilidades de desarrollar esta enfermedad que el resto de las personas.

Esto demuestra que detrás del glamour que refleja el fútbol existen dinámicas complejas, de las cuales no se habla mucho, pero que demuestran que para cumplir el sueño de ser futbolista a veces hay que pagar un precio demasiado alto.